Cambios

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Emma POV

Todavía era temprano cuando me desperté con la extraña sensación de que mi cama estaba vibrando, mientras el sol entraba por mi ventana. "¿Estamos teniendo un terremoto?" murmuré contra la almohada, todavía negándome a abrir los ojos.

"No." Una voz como la de un duendecillo dijo desde el borde de mi cama.

"Bien, entonces a menos que seas Brad Pitt y estés intentando despertarme, para hacerme el amor, ¡VETE!" grité mientras tiraba de las mantas para que me cubrieran la cabeza. Mis brazos preparándose para el combate de lucha libre que sé que habría.

Carlie sin embargo, nunca siendo de las que juega limpio, en vez de luchar por destaparme la cabeza para sacarme de la cama, levantó la parte de abajo de las mantas y empezó a hacerme cosquillas en los pies. "Emma, despierta, venga Emma, ¡levántate! ¡Hoy tenemos cosas que hacer!"

Gemí y me senté. "¿Qué tenemos que hacer hoy? Es sábado... los sábados fueron hechos para levantarse tarde. ¿Por qué estoy despierta a las...?" miré mi reloj. "¡¡8:30!! ¿Estás loca?" Antes de que pudiera volver a taparme la cabeza con las mantas, Carlie las cogió y se fue corriendo al salón con ellas. Corrí detrás de ella en camiseta y ropa interior y la alcancé cerca de la mesita de café.

"¡Ja! Devuélvemelo Carlie . Te veré dentro de unas horas." Bromeé mientras victoriosamente arrastraba la manta de vuelta a mi habitación y cerraba el pestillo de la puerta.

"Suelta la manta," escuché que decía una amenazadora voz detrás de mí.

"¡AARRGGHHH!" grité mientras daba un salto, moviendo los brazos para empujar a mi atacante.

Una risa llenó mis oídos cuando abrí los ojos para ver a Vanessa tirada en mi cama y riéndose histéricamente. "¡Emma, eso no ha tenido precio! Tu cara..." Dijo entre bocanadas de aire.

"Mis encantadoras compañeras de piso, señoras y señores. ¡Una intenta matarme de frío robando mi manta y la otra intenta darme un ataque al corazón y todo antes de las 9 de la mañana!" Dije mientras me sentaba en mi cama con un poco de enfado.

Carlie llamó a la puerta. "¡Puedo entrar ahora, por favor Emma! No es justo que Vanessa esté ahí..." Empezó a gimotear como una niña pequeña. Puse los ojos en blanco mirando a Vanessa , fui hasta la puerta y la abrí un poco. "¿Cuál es el plan para hoy antes de que te deje entrar?"

"Sólo unas compras tontas, ahora muévete." Carlie empujó la puerta con su diminuto cuerpo y saltó para unirse a Vane en mi cama. Comprar con Vane y Carlie era una experiencia que no había que tomarse a la ligera. Trabajaban como compradoras personales, un sueño hecho realidad para ellas, para decirte la verdad. Por mucho que odiara admitirlo, realmente tenían buen ojo para las cosas, pero siempre estaban intentando vestirme más como ellas. Yo me vestía para estar cómoda, y si estaba siendo totalmente honesta, para ser invisible. No me gustaba la atención. Ellas, sin embargo, se vestían para que se fijasen en ellas en el momento en que entraban en una habitación.

Nuestra ropa mostraba perfectamente nuestras diferencias. Ellas eran mujeres seguras de sí mismas que destacaban en la multitud. Yo, por el contrario, era normal, y tímida, y lo sabía. Los chicos nunca me mirarían de la misma manera que miraban a Carlie y Vanessa . Estaban los chicos que estaban a su altura, como los modelos atractivos, y los que estaban a mi altura, como los contables y los frikis de ordenador.

"Bien, iré de compras, pero esta vez tengo dos vetos en vez de uno, ¿lo entendéis?" insistí. Carlie y Vanessa aceptaron de mala gana, sabían que podía ser extremadamente cabezota. Si se entusiasmaban demasiado con la ropa que elegían para mí, podía recurrir al veto y sustituir una prenda de su elección por una prenda de la mía, así conseguía al menos una cosa que me gustaba cada vez que íbamos de compras, esta vez, conseguiría dos.

Boicots y Moscas de BarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora