Pepperoni

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Emma Pov

Sobre las dos de la mañana me llegaron los vómitos y la fiebre que hicieron que temblara violentamente durante el resto de la noche. Estaba arrastrándome hasta la cama por quinta vez después de correr hasta el cuarto de baño esa mañana, cuando mi móvil sonó. Era Thomas.

Hablé con él brevemente y fue muy dulce al preocuparse cuando le dije que estaba enferma. Incluso quería venir y cuidarme, pero considerando que estaba tan horrible como me sentía, decidí que no. En vez de eso, le dije que me llamara más tarde para saber de él. Carlie y Vane vinieron a verme antes de irse al trabajo. Tenía una caja de pañuelos, un vaso de Sprite y una tostada en mi mesita de noche mientras me tumbaba en la cama, rezando para que mi enfermedad pasara rápidamente.

Pasé los dos días siguientes enferma. Pensé que nunca me recuperaría y llegado cierto punto estaba convencida de que había contraído el Ébola o algún otro virus horrible.

Todos los días a la hora del almuerzo, Thomas hacía que la tienda de la esquina me trajera dos tipos diferentes de sopa. También me llamaba tres veces al día sólo para ver como estaba. Si estaba dormida, Carlie le decía como me encontraba y después me despertaba para que pudiera saludarle. Oír su voz me hacía sonreír, por lo que Carlie no discutía.

El miércoles por la mañana, me desperté sintiéndome mejor de lo que me había sentido en días. Había dormido toda la noche sin problemas, e incluso tenía hambre cuando me levanté de la cama. Entré en la cocina arrastrando los pies y Vane y Carlie me saludaron.

"¡Pero si vive!" gritó Carlie .

"¿Cómo te sientes hoy Emma?" preguntó Vane , sonriendo mientras yo cogía la caja de cereales.

"¡Me estoy muriendo de hambre! Me siento como si no hubiera comido en días." Me reí. "¿Y qué me he perdido mientras estaba incapacitada? Supongo que ninguna ha perdido nuestra apuesta, ¿verdad?" pregunté, esperando que las dos se confesaran y pudiera llamar a Thomas... pero las dos sonrieron con orgullo y negaron con la cabeza. "Maldición..." murmuré con la boca llena de cereales.

"¡Sentimos desilusionarte Emma! La apuesta todavía sigue en pie, ¡y esos zapatos están llamándome!" bromeó Carlie .

"Bueno, ¿qué día es hoy?" pregunté, ya que había perdido la noción del tiempo.

"Miércoles, 2 semanas y cinco días... pero quién está contando." Vane suspiró. Estaba empezando a rajarse, podía verlo en su cara.

"Emma, Vane y yo tememos que ir a Seattle hoy por cosas del trabajo y tendremos que pasar la noche, posiblemente dos noches. El mensaje nos llegó esta mañana." Dijo Carlie tristemente. "Perdón por tener que dejarte sola, pero me alegra que al menos te estés sintiendo mejor."

"No pasa nada, me quedaré aquí hoy y quizás mañana vaya a comprar vuestros regalos de Navidad, ¡así puede que te sorprenda este año!" El amor de Carlie por las compras hacía imposible ir a comprar sin ella e incluso más imposible sorprenderla.

Llevaron sus maletas a la puerta mientras yo acababa de desayunar. Estaba enjuagando mi cuenco y dejándolo en el lavavajillas cuando Carlie se sentó junto al mostrador y suspiró.

"La verdad es que no quiero hacer este viaje ahora mismo."

"¿Abstinencia de Chris?" bromeé. Sonrió con malicia y asintió con la cabeza.

"Ya hace dos días y ahora dos días más... esto es una mierda." Hizo un mohín mientras apoyaba la cabeza en el mostrador. Le acaricié el pelo.

"Quizás nos encontremos con ellos cuando volváis. Ya que estamos, ¿cuándo planean hacernos su actuación?" Había estado tan enferma, que la mayoría de mis conversaciones con cme incluían a mí gruñendo y contestando sus preguntas.

Boicots y Moscas de BarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora