A la Mierda los Zapatos

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Maratón 3/?

Emmapov

Llegamos a The Downunder, donde encontramos una gran cola de gente esperando fuera. Thomas aparcó en la parte de atrás, para que pudiésemos entrar por la entrada de los empleados, evitando la larga espera y la multitud. Chris y Alex estaban aparcando cuando salí del coche. Thomas me extendió la mano y se la cogí rápidamente, los dientes ya me castañeteaban con el frío aire de diciembre.

"Sabía que debería haberme puesto más ropa," murmuré mientras Thomas me guiaba hasta el edificio, mi mano libre hundida en lo más profundo del bolsillo de mi abrigo.

"Creo que todavía tienes demasiada ropa para mi gusto..." dijo Thomas , acercándome más a él mientras entrábamos por la puerta.

"Sí, tenía la sensación de que ibas a decir eso." Me reí mientras le tiraba el abrigo. "Te estoy observando, mister..." Apilamos nuestros abrigos en el sofá de la habitación de descanso antes de salir al bar de la mano.

El club realmente había sido transformado para la noche. Había tela blanca y negra por todas partes, junto al bar, por el techo, y por las paredes. Incluso las servilletas eran todas blancas y negras. Habían quitado las mesas de la sección de la planta de arriba, y en vez de eso había sillones de cuero negros y blancos y sillas que creaban acogedores lugares para sentarse, lejos de la multitud en la pista de baile. La música estaba tan alta que podías sentirla por todo el lugar.

"Guau." Vane se paró en seco para admirar la decoración. "Debéis haber tardado muchísimo en hacer esto." Ella y yo estábamos mirando el techo, intentando imaginar como habían conseguido cubrir el techo con las yardas de tela en forma de un perfecto tablero de ajedrez.

"No quieres saberlo..."  Alex se estremeció al recordarlo. "Estuvimos con eso hasta las 6:15 de esta mañana. Chris casi se rompió el cuello sobre las 4 de la mañana, ¿verdad?"  Alex sonrió con malicia.

"Sí. Y si no recuerdo mal, puede que tuviese que ver con el hecho de que estabas roncando en vez de sujetando la escalera,  Alex ." Chris le miró con furia mientras él bebía un gran trago de su tónica con ginebra que el camarero acababa de dejar en la barra a su lado.

"¡¡¡Señoritas!!!" Escuchamos gritar a alguien desde detrás de nosotros. De la nada, apareció Vicki, arrastrando a un enorme y corpulento hombre tatuado tras ella, al instante supe que tenía que ser Steve.

"¡Vicki!" gritamos y nos acercamos corriendo, rodeándola con nuestros brazos. Estábamos tan emocionadas por verla que sin pensar, nos pusimos de puntillas y besamos a Steve en la mejilla, lo que le cogió completamente por sorpresa. Vicki se rió al ver a su fuerte y gran hombre, nervioso por un grupo de chicas.

"Oh, ya que estamos, soy Carlie. La rubia que acaba de besarte, su nombre es Vanessa, y la morena es Emma. Probablemente deberíamos habernos presentado antes de babearte así... ¡perdón!" Sus ojos se fijaron en sus brazos. "¿Cuántos tatuajes tienes, Steve?" preguntó Carlie mientras cogía uno de sus brazos y empezaba a contar. "Apuesto a que este te dolió muchísimo..." Se encogió mientras señalaba el tatuaje de una serpiente que le recorría el codo.

"Ya veo lo que querías decir sobre ellas, Vicki. Me gustan. Y son perfectas para esos chicos; claramente les mantendrán a raya." Steve guiñó a Vicki antes de dirigirse a la barra para unirse a Thomas y los chicos. Les dio la mano y sea lo que sea lo que dijo, hizo que todos se rieran a carcajadas.

Vicki estaba genial esta noche. Llevaba un top negro y vaqueros blancos que estaban perfectamente metidos dentro de las botas de cuero negro que le regalamos en Navidad.

Steve llevaba una camisa blanca con las mangas cortadas, y un par de vaqueros negros con una hebilla gigante de Jack Daniels en el cinturón. Sus dos brazos estaban llenos de llamativos tatuajes, pero el más prominente era el nombre de Vicki en grandes letras negras en su antebrazo derecho.

Boicots y Moscas de BarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora