Prefacio

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Desde niña mi madre siempre me daba una serie de consejos los cuales al crecer yo, también lo hizo la intensidad con la que mi madre me los concedía.

Muchas veces me tenía asqueada de tanta palabrería cursi o cosas como «Ten cuidado con esos amigos tuyos Aike» o «Si vas a salir con un chico, el debe venir a pedir permiso de tus padres» incluso solía repetirme siempre «No confíes en extraños»

«Puras palabrerías» pensaba, cada vez que me los repetía una, otra, y otra vez, hasta el cansancio. Incluso durante mi último año de instituto me llamaba en los recesos para repetirme sus palabrerías en caso de que se me hubieran olvidado.

¡Qué terca era!

Renegué casi todo el bendito año.

Sin embargo, si hubiera tenido poderes especiales, una máquina tiempo o hubiera tenido un tercer ojo que ve el futuro, sabría que muy pronto extrañaría sus palabras.

Si tan solo mi estupidez de adolescente me hubiera dejado ver con claridad lo injusta que estaba siendo con la mujer que más amaba en este mundo, mi conciencia estaría tranquila.

Pero tuve que ser idiota y pasar de ella. 

Aike ||PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora