Capítulo IX: Primera parte del Poderío

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A la noche, tal y como había dicho, fue al cuarto de Xenia, y como pensó tenían cosas que contarse. La primera en decir todo fue obviamente ella, tomar las decisiones del reino entero llevaba sus contras, porque obviamente iba a tener más obstáculos, enemigos, y tendría que tener más cuidado del que habitualmente tenía en el castillo. Cualquier ojo podría ser un riesgo a su reputación, y en el famoso juego por ganar el poder, habían bastantes competidores que esperaban su turno para poder participar.

Para cuando acordaron ciertas cosas al cambiar de planes-como que lo de los músicos iba a ser algo rápido y la confianza vendría con el tiempo, o como que el armario iba a ser algo que, o se hacía en una sola tarde, o se dejaba para después-, Camila al fin pudo decirle otra de las cosas importantes que le tenía que decir. La visita a la casa de Victor, que para colmo iba a ser con Brenda incluída. La excusa que dió para explicar ese hecho-siendo fiel a la promesa con Brenda-, fue que la rubia la había invitado a jugar en los alrededores, y como ya los conocía la dejó ser. En el camino se habían encontrado con la familia volviendo a su casa, y lo único que había llegado a decir era que hacía amigas. A Xenia le pareció genial, de hecho, se alegró al escuchar que ya tenía la suficiente confianza con Brenda como para sacarla del castillo y llevarla a una casa tan importante como la de Victor... Hecho por el que Cami dudó de las verdaderas razones de su sonrisa-principalmente por la pequeñez del suceso-, pero lo dejó pasar.

A Xenia le encantaba verla a Berth, una mujer con la que hablaba como si fuese la madre que nunca llegó a tener, y Camila solía jugar en libertad con Victor, como si fuese la infante que nunca llegó a ser. Esa familia las liberaba mucho en esos aspectos, sin embargo Cami podía apostar su vida que a Xenia le importaban mucho más que a ella. Y no, no era que a ella le importaban poco, lo contrario, sin embargo la historia de Xenia era bastante más trágica. Si iba al caso, Xenia estaría viviendo en un lugar como aquél si no hubiese pasado el famoso accidente, y para su desgracia vivió lo suficiente como para recordar a sus padres, pero no lo suficiente como para ser educada o formar una personalidad en base a vivencias con ellos. Gran parte de su personalidad se forjó por cómo la trataban en el castillo, y cuatro años es toda una eternidad para una niña pequeña.

Para cuando estuvo al lado de Cami logró vencer miedos, mejorar aspectos, y pulir su ya de por sí excelente comportamiento, pero la imagen de sus padres ausentes no se iría tan fácil. Y de hecho, como Archie y Astrid tampoco la acogieron como una hija, era bastante consciente de que nunca iba a tener una figura paternal, hasta que conoció a Berth en una salida que estaba muy insegura de hacer junto a Cami. Tal y como la había recibido a la princesa en primer lugar, la recibió a Xenia con brazos abiertos y ganas de escuchar. Tras hablar una tarde, Berth no quiso dejar solas a la deriva a esas niñas tan perdidas, y es que por más que ellos no tenían dinero, algo que sí tenían eran valores.

Siguiendo con el comunicado de Xenia, ella también tenía información bastante relevante que comentar. Cami decidió no contarle de su relación con Brenda, pero Xenia le confió que con Kay ya se consideraban amigos, y que recientemente se habían confiado parte de sus pasados. Ambas chicas pensaban que el pasado de alguien es importante para saber sus pensamientos en el presente, por lo que una vez dejó la frase flotando en el aire, Camila ya sabía que iba a ser seguramente algo bastante importante.

Kay había sido encontrado a sus cinco años en las calles, trabajando para adultos que le daban algo de comida de lástima a cambio de responsabilizarse de negocios turbios. Obviamente, él no tenía mucha memoria de aquellos momentos traumáticos, pero estaba casi seguro de que había sido golpeado más de una vez, y que probablemente lo usaron de escudo con ciertos problemas. Tuvo suerte de haber sido encontrado por Brenda, que se había escapado del castillo en un intento de evitar probarse corsets, en vez de sus padres que lo mandarían directo a la horca. Luego de una charla con Brenda y sus siete años, pudo entender que había sido abandonado y que tuvo que conseguir comida por su propia cuenta, cosa que le dió mucha empatía e impotencia. Volvió a su casa tironeando a Kay, y en frente de varias personas importantes les rogó a sus padres que lo adoptaran, que lo quería de hermano. Sus padres al principio se vieron sorprendidos, dijeron que lo arreglarían después, pero "después" los rumores ya se habían extendido gracias a las personas presentes. Al ver que el pueblo reaccionó orgulloso de su generosidad, los reyes dejaron de dudar, y a Kay se le dió el apellido Daren, siendo adoptado como un hijo más.

Dos Reinas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora