Capítulo XXIV: Camino a la libertad

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Una semana había pasado de encontrarse con la dichosa bruja, y por suerte, su relación ya estaba mucho más cómoda con su nueva normalidad.

De hecho, el haber pasado momentos juntas, no sólo hizo que pudieran besarse sin tener que ser un lío o una planeación por minutos. También marcó cada lugar de una manera distinta a la que era antes, impregnando sentidos y lugares de recuerdos.

Un claro ejemplo era el balcón. No sólo revivieron cosas como el entrenamiento o pintar allí. Una noche en la que ambas llegaron algo estresadas, más bien tristes, a la habitación—gracias a verlo a Lancelot medio borracho por el vino, lamentablemente—, decidieron intentar hacer lo que hacían en el castillo de Cami para hablar sobre aquellos temas. Sentarse en el borde de su ventana, solo que esta vez, en vez de ventana era un balcón.

Camila no podría olvidar nunca la cara nostálgica de Brenda, los sentimientos que se le escapaban sin querer en una caricia queda a su pierna, y el viento enfriando su nariz y sus pies. Era una noche fría y ventosa, perfecta para charlar sobre cómo desearías tener una familia normal, y afortunadamente, esa noche pudo notar más la versión de la historia desde los ojos de Brenda.

Por ejemplo, nunca antes había escuchado que como niña, al ver a su padre de esa manera, terminó hablando a los llantos con la señora que le vestía a esa edad, una bondadosa señora de mediana edad, que por bronca le recomendó que haga lo que terminó haciendo toda su vida con esa información. Manipularlo. Tampoco supo que el hecho de vivir su adolescencia con un padre bastardo pero que lo obtenía todo había influenciado su forma de actuar, y que su madre, como era bondadosa pero callada e infeliz, le parecía completamente estúpida. Que por esos pensamientos, terminó teniendo una adolescencia ruda llena de peleas, intentando evitar ser como su padre pero a la vez usando sus técnicas para llegar a una justicia.

Ese día, los besos que compartieron a penas fueron roces de labios, ya que estos no fueron los que predominaron a lo largo de la charla. Las caricias, los abrazos, los toques y los apretones habían realmente hecho su trabajo en aquella atmósfera, calentando no sólo sus extremidades, si no también sus corazones llenos de cicatrices a medio curar.

Ah, y levantando un poco el ambiente, aún no podía creer lo que había pasado el día siguiente. Mientras hablaban aquella tarde sentadas en su cama, principalmente recordando cosas que pasaron en su castillo, recordó lo que le había dicho Lancelot al regresar de una escapada. Había puesto como excusa que la estaba peinando a Brenda como se solía peinar ella para no decir que se habían ido un poquito a la mierda, y Lancelot agradeció que por fin alguien logró hacer que su hija haga eso. Al principio, recordarlo le dio repulsión, Lancelot sin duda era una de las personas más repulsivas que conocía, y encima se camuflaba tan bien que en un principio había caído... Pero pensándolo dos veces...

Y de esa manera, terminó haciendo que—muy a su pesar—Brenda se ponga uno de sus vestidos, que le quedaban algo cortos pero le hacían muy linda figura, y terminó maquillando y peinando su hermoso cabello a su gusto. Más bien, terminó pegándole por lo hermosa que era naturalmente, con un pelo lacio tan fácil de manejar los rodetes y las trenzas eran el triple de fácil de hacer, y su delgado cuerpo hacía que las mangas ajustadas o medias le fueran bien, sin sacar rollos ni con los vestidos más ajustados. No sabía si babear por ella o pegarle.

El resultado final fue una hermosa princesa, con bastante musculatura en las partes que quedaban a la vista, pero elegante, dando una imagen de una persona con poder y decidida. Sin poder evitarlo, terminó exclamando algo así como "¡Y esa es mi mujer!"... Brenda no la dejó en paz después de eso. ¡Pero Dios, no era algo fuera de lo normal, por qué lo había tomado como un milagro! ¡Y sí que demostraba celos o posesión, solo que no era tan como Brenda que lo hacía abiertamente y las veinticuatro horas del día!

Dos Reinas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora