Diferente (AU Adrinette)

°Capítulo 15°

Anteriormente

El resto de la tarde siguieron charlando hasta que Marinette tuvo que irse.

Continuación

***

Los días seguían corriendo. Esos días se convirtieron en semanas, y estas, en meses, específicamente, 2 meses.

Marinette sonreía, no todo el tiempo, pero lo hacía. Mariano le había pedido a Kagami que fuese su novia y ya se imaginarán la respuesta.

Sin que nadie se diera cuenta, Adrien iba rompiendo las espinas del corazón de Marinette, entrando poco a poco en él.

Pero dejando esto de lado, también se acercaban las fechas navideñas. Fechas que le traían un mal recuerdo a la ojiazul.

—Buen día Adrien—saludo Marinette llegando al banco donde se encontraba el rubio.

—Buen día Bogaboo—respondió con una sonrisa.

—Quedamos en que no me dirías así.

—Lo siento, pero me es inevitable.

—Hola viejo—saludo llegando el gemelo de la azabache junto a Tikki, Plagg, Alya y Nathaniel

—¿Que hay?—dijo chocando puños.

—Nada nuevo. ¿De qué hablaban?

—Sobre de que el gato pulgoso me deje de decir Bogaboo.

—Ou, heriste el corazón de este prrrrecioso gato—grito dramático mientras ponía su mano en el pecho.

—Que mal chiste bro—comentó Nino que había llegado hace poco.

—¡Feliz Navidad!—gritó Chloe, asustando a todos—perdón, pero es que ¡Hoy es navidad!

—Eso lo sabemos Chloe—argumentó Plagg.

Era el día de nochebuena, pero ellos habían decidido ir al cine para compartir un rato juntos

—Bueno, ¿Ya estamos todos?—asintieron—¿Que esperamos entonces?, ¡Vámonos!

***

La película había acabado, todos se desearon feliz Navidad y se fueron a sus hogares, menos dos azabaches que se dirigieron a la casa de sus padres.

Al llegar, fueron directamente a la oficina de su progenitor.

*Knock knock*

—Adelante.

—Padre...—llamo la atención el ojiazul.

—¿Que necesitan? Tengo trabajo que no puede esperar.

—Tom, ¿Podrías olvidar el trabajo por una noche?—preguntó Marinette

—No, estoy haciendo algo importante, construyendo la empresa que en un futuro ustedes gobernaran. Además, no quiero perder el tiempo en una estúpida cena, después de todo es una común y corriente—aunque no lo demostrara, a la ojiazul le había afectado bastante oír eso.