Cap.16

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El castaño estaba sentado, cuidadosamente en su cómoda silla y agradecía que éste fuera así. Miraba algunos datos con atención en su ordenador y tomaba nota de aquellos que le parecían interesantes.

Extrañamente esa mañana estaba de buen humor, tenía una pila de trabajo por hacer y aun así no había soltado ninguna maldición ni había discutido con nadie. Porque si, todo marchaba con tranquilidad y armonía en ese lugar.

Mas temprano había visto llegar a Perth y como era de costumbre terminaron topándose en el pasillo ante de entrar a sus respectivos despachos.

El mayor lo miró de pies a cabeza y Saint hizo exactamente lo mismo.

Se sonrieron extrañamente y sin decir nada más entraron a sus lugares de trabajo. Saint sentía que hasta el aire se sentía más puro y limpio, su humor había mejorado considerablemente y no tenía ganas ni de discutir ni de joderle el día al mayor.

Pensó que si el sexo provocaba eso en él, quizás podría haberse acostado con alguien antes para revertir la situación.

Aunque recordándolo bien, de alguna forma el castaño sintió algo de remordimiento al haber disfrutado tanto de esa tarde con el pelinegro, realmente él había experimentado uno de los dolores más grandes hasta ahora, pero de la misma forma había sido la cantidad de placer que produjo todo aquello.

Fue imposible no tener en mente todo lo que hizo con el mayor durante el resto de la tarde, le dolía el trasero como nunca en su vida, pero no es como si se arrepintiera de ello.

Pensar que ahora habían quedado en aquellos términos con Perth lo hacia titubear un poco, pero luego recordaba que solo sería algo de placer, ambos se utilizarían para calmar sus deseos y eso era todo.

En una parte ínfima eso lo tranquilizaba, ya no tendría que hacerse tantas pajas cuando sintiera la necesidad de liberar tensiones, porque ahora estaba Perth ¿No?.

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– Bien, eso es todo por hoy.

Sentenció el señor Suppapong levantándose de la mesa. Los demás hicieron una reverencia y el hombre de mediana edad sonrió al despedirse para luego salir de la sala de juntas.

Todos los demás comenzaron a retirarse entre ellos Saint, pero fue detenido por Perth quien lo tomó por el brazo. Éste volteó un tanto sorprendido y lo miró.

– ¿Ocurre algo?.

– No, en realidad quería saber como estabas. Ya sabes.. eso –le señaló el trasero e intentó no reír.

– ¿No ves que pude sentarme con normalidad? –preguntó volteando sus ojos.

– Bien pudiste haberlo fingido.. –hizo una mueca burlona y se cruzó de brazos– A mí no me engañas –sonrió ladino y Saint bufó molesto.

– Si me duele o no es mi problema Perth.

– Pero me preocupo.. –dijo sin pensarlo mucho.

Luego de unos segundos y de la cara extraña que había puesto el menor, se dio cuenta de lo que había dicho e intentó corregirlo de inmediato.

– Bueno.. yo sería el culpable de tu dolor, así que... ¿Me hace sentir culpable?.. –eso había sonado más bien como una pregunta que una afirmación, Saint intentó no reírse.

– Deja de pensar mucho en eso, no es nada –mentía, había estado toda la mañana sentándose con cuidado.

Perth seguía sin creerlo mucho y soltó una risita, en eso Saint lo mira de reojo y nota como sus ojos desaparecían al reír.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora