Cap.3

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La mañana siguiente el castaño despertó sintiendo el cuerpo pesado y tenía mucho sueño aún.

Se había dado cuenta de que no había pegado los ojo en gran parte de la madrugada y los sentía pesados como dos rocas.

Se sentó en la cama y desordenó su cabello, el día se veía hermoso allí afuera, miró el reloj y ya era tarde. Soltó un suspiro amargo y se levantó arrastrando los pies hasta llegar al baño.

Al estar dentro se miró al espejo y tenía unas ojeras enormes, se observó por unos segundos más y sus ojos se fueron directo a sus labios.

Una imagen poco deseada para él se cruzó en su mente y pegó un grito, revolvió sus cabellos y tomó su cepillo dental.

Lo cubrió exageradamente con pasta dental y comenzó a cepillarse desesperadamente, como si no hubiera hecho lo mismo cuando llegó ayer por la noche a su departamento.

"Maldito"..

"A penas lo vea hoy le destrozaré la cara"..

Siguió con esmero cepillando sus dientes hasta que le dolieron las encías, había sangrado un poco.

Se golpeó mentalmente al darse cuenta que realmente Perth no lo había forzado a nada, él solo se quedó quieto como una maldita estatua y permitió que Perth lo besara.

Además le dio escalofríos pensar que hasta le había correspondido un poco.

Pegó otro grito de frustración y revolvió aun más sus cabellos negros. Enjuagó su boca y abrió la regadera, tiró toda su ropa al piso y se metió en ella, dejando que el chorro de agua cubriera por completo su cuerpo desnudo.

Mientras estaba en eso, creyó que sería muy cobarde de su parte ausentarse el día de hoy solo por un beso ocasional, pero solo era eso; un beso sin chiste, sin gracia.

No le daría el gusto de sentirse avergonzado o con la moral baja una vez que llegara a la empresa.

Si es que Perth llegaba a tocar el tema o si quiera lanzar alguna broma pesada y desagradable; muy típica de él, no dudaría en  ponerlo en su lugar aunque se quedara sin compañero de proyecto.

Pero el panorama fue distinto al que se imaginaba. Al llegar a la empresa saludó a todo el mundo como siempre y luego a Tara.

Justo cuando estaba por entrar a su despacho, Perth llegó justo detrás de él con un vaso de café humeante en su mano. Ambos al darse cuenta de la presencia del otro se miraron fugazmente y el pelinegro le alzó la mano en un saludo acompañado de un "Que tal", luego le sonrió y entró a su despacho.

No le dio tiempo de decirle algo, pestañeó un par de veces y entró al suyo. Se quedó pensando en la extraña actitud de Perth, pero en el fondo le agradecía que no hubiera tocado el tema.

Quizás era él mismo quien estaba pensando demasiado en aquel asunto y el pelinegro ya lo había olvidado, ya que solo eso era; un beso, un simple beso sin gracia.

Soltó un suspiro de alivio, por así decirlo, y se sentó en su silla.

El resto del día había sido igual, no ocurrió ningún problema.

Tuvo una reunión con dos inversionistas en compañía de Perth.

Quien con su experiencia los convenció de participar y confiar en el proyecto, argumentándoles la plusvalía que dejaría esto para sus bolsillos, no por nada a corta edad el pelinegro era uno de los mejores ingenieros comerciales y corporativos de Bangkok.

Una vez terminada la junta de inversionistas, los dos hombres se retiraron satisfechos y con la promesa de una nueva visita para confirmar los montos totales.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora