Cap.2

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Pues, tal y como lo había dicho Perth Tanapon, ese "nos vemos mañana" se convirtió en la consigna de toda esa semana.

Al día siguiente de su encuentro en la sala de reuniones, Perth llegó puntualmente a la empresa siendo presentado con bombos y platillos por el señor Dang en aquella sala llena de directivos, los cuales estaban complacidos de poder contar con la presencia del primogénito de consorcios Tanapon.

El castaño ese día nunca había deseado tanto estar enfermo y no ir a trabajar, él siempre tenía la mejor disposición para hacerlo, le encantaba lo que hacía, pero esa mañana no.

Odiaba todo lo que se movía y sentía que podía fulminar con la mirada a cualquiera, incluso a su fiel y adorable secretaria.

Saint dio aviso a la empresa de que no se sentía muy bien y que se tomaría las primeras horas de la mañana, obviamente era una gran mentira, lo que no quería era estar en esa sala de reuniones fingiendo sonreír mientras Perth era presentado prácticamente como un Dios.

Aprovechó esa mañana para dormir más de lo normal.

El señor Dang personalmente lo llevó al nuevo despacho, el cual ocuparía Perth de ahora en adelante. La idea inicial de él era que Perth utilizara el despacho de su hijo, como ambos estarían a cargo del nuevo proyecto por un tiempo, sería mucho más cómodo trabajar juntos, ya que la oficina de Saint era inmensa, tan grande como el despacho del CEO.

Pero evidentemente el castaño al oír la idea de su padre pegó el grito en el cielo, y casi muere de un ataque.

El señor Dang tuvo que descartar esa idea inmediatamente, así que ahora Perth tendría su propio despacho y para que pudieran trabajar mejor, no encontró otra mejor idea que establecerlo en frente de su hijo. Él como padre creía que estaba haciendo lo mejor, pero realmente torturaba indirectamente a su propio hijo sin saberlo. Pobre Saint.

El castaño llegó horas después a la empresa, luciendo muy casual como era de costumbre. Entró por la gran puerta del vestíbulo y saludo a todo el mundo como el buen jefe que era, de pronto se acercó rápidamente Tara, su secretaria.

– Buenos días Tara –saludó Saint mientras caminaba en dirección a su despacho.

– Oh, si muy buenos días señor Saint.. –soltó velozmente.

Tara caminaba al lado de su jefe sosteniendo unas carpetas entre sus brazos pegadas a su pecho, caminaba apresurada y nerviosa por decir algo, pensando qué palabras utilizar.

– Señor, disculpe.. –levantó su dedo evidentemente nerviosa, necesitando atención.

– Dime Tara ¿Ocurre algo?..

Continuó caminando al igual que los caballos de competición, con la vista solo en frente.

– Señor.. eh.. alguien, verá..

Dudó en decirlo, pero cuando ya había encontrado las palabras adecuadas para enunciarlo, Saint llegó al pomo de la puerta de su despacho y la miró confuso.

– ¿Te pasa algo?. Te ves nerviosa Tara.. –ladeó su cabeza– Si no te sientes bien Tara puedes irte, de verdad no tengo problemas –dijo comprensivo, como él lo era con ella. ¿Quién podría ser un jefe malvado con Tara?. Nadie.

– No señor, no es eso –apenada agitó sus manos negando la conclusión de su jefe.

– ¿Olvidaste algo?. Porque si es así tampoco tengo problemas, tú nunca olvidas nada, siempre hay una primera vez para todo.

– No, señor Saint.. –apretó las carpetas que tenía sujetas sobre su pecho.

Ella sabía lo que pasaría después de esto. Conocía tan bien a Saint, que si ella no tuviera su misma edad, fácilmente podría haberlo parido.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora