Cap.8

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Los días fueron pasando y al parecer estaban cumpliendo su segundo acuerdo de "odiarse" como corresponde.

Ya que la tregua propuesta por el castaño en un principio estaba siendo mayormente olvidado, por ambos.

Habían días en los cuales no discutían, donde todo al menos estaba por la paz, pero habían otros en donde ni siquiera se soportaban.

Sus despachos eran como dos trincheras, en donde la pobre Tara cada vez se asustaba más cuando se dirigía a alguno de ellos para entregar carpetas o documentos.

Siempre era recibida con ceños fruncidos y rostro descompuesto.
No hacia ella, por su puesto que no.

Tara era el ser más adorable y eficiente del mundo, sino que tenía que ser testigo de como quedaba ese semblante en sus rostros cuando terminaban de discutir.

Sabían que la mejor manera de sobrellevar su relación de enemistad era de esa forma.

Siendo como siempre habían sido el uno con el otro, antes de que comenzaran con los besos y las caricias.

Lo mejor era frenar todo desde ya, porque no los llevaba a ninguna parte, más bien los estancaba más y los hacía sentirse realmente incómodos.

Tres semanas después, Saint y Perth ya tenían completamente listo el proyecto, había sido terminado todo el proceso de planificación.

Ahora solo quedaba la segunda parte, la cual consistía en la intervención de los arquitectos para su pronta construcción.

El señor Suppapong estaba más que complacido de los resultados en tan poco tiempo y cada vez se convencía de que esos dos chicos trabajaban muy bien juntos.

Pese a que sus personalidades no encajaban.

Estaba tan feliz y satisfecho que no dudó en organizar una cena junto a sus amigos, los señores Tanapon, para felicitar y celebrar una etapa más cumplida en el proyecto a gran escala de sus dos hijos.

La noticia les cayó como una patada en el estómago a ambos.

El castaño esa noche pretendía quedarse en casa y disfrutar de una buenas películas, mientras que Perth había quedado con una chica que conoció en una reunión de ex alumnos de su facultad.

Ninguno de los dos tenía las ganas y el interés de compartir más de lo necesario.

No querían estar tiempo extra juntos, salvo por el trabajo.

Obviamente no pudieron zafarse de la petición del dueño del consorcio, ya que por poco y los padres de Perth lo llevaron a rastras a la gran casa de los Sup.

Por otro lado, el castaño fue persuadido por su madre.

Siempre que ella se ponía en plan de..

"Oh, mi hijo no quiere verme feliz."

A Saint no le quedaba de otra que rendirse.

Su madre podía ser la mujer más gentil y más adorable del mundo, pero en realidad era el diablo.

El castaño se encontraba en la gran casa de sus padres sentado en uno de los majestuosos sofás de la sala. Manipulaba su celular con una mano, lo movía de un lado a otro, aburrido de esperar y de estar allí; un lugar en donde no quería siquiera estar, no por sus padres, él los adoraba; pero a Perth no.

– Hijo, ¿Podrías poner mejor cara?. –dijo su madre.

– Quería descansar mamá ¿No pudieron hacer esta cena otro día?.

– No hijo, tu padre ya había organizado todo. Además los Tanapon tienen su agenda casi repleta y justo dio que este día estaban libres.

Se sentó ella al lado de su hijo y le tomó la mano.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora