Cap.22

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Flashback..

– Dijiste que ya no ibas a comer más pasteles –dijo cruzándose de brazos y abultado sus labios.

Pero es que están buenísimos ¿No quieres uno?.. –decía sonriente con sus mejillas regordetas.

Nop, ya comí –esbozó una sonrisa, caminó hasta donde estaba su amigo y se sentó a su lado mientras sus pies colgaban del barandal.

¿Crees que de verdad no debo comer más pasteles Son? –lo miró.

No es que crea que debes dejar de comerlos, pero si quieres que no te molesten más ¿No deberías comer cosas más saludables?.

De verdad lo intento, pero es que me gusta tanto la comida –bajó su rostro e hizo un puchero.

El pequeño castaño se acercó más al pelinegro de grandes mejillas y de la comisura de sus labios le retiró con su dedo los restos de pastel. Ante la mirada de Saint, Perth era mayor, pero realmente no lo parecía para nada.

Era demasiado infantil, no le gustaba juntarse con los demás niños y era demasiado tímido; tanto así que era blanco constante de burlas debido a su peso.

A Saint le daba mucha pena, su amigo era alguien genial, no entendía como podían tratarlo de esa forma.

El pelinegro lo miró un tanto avergonzado por la acción del menor y sus mejillas se tornaron rosas de un segundo a otro, miró al suelo y soltó una risita; una que hizo contagiar al pequeño castaño.

Eres muy tierno Son –sonrió.

Mi mamá me dice lo mismo. –también sonrió mostrando sus dientecitos de conejo.

El pequeño Perth lo miró en ese momento y sintió algo extraño en su estómago, era como si tuviera hambre, pero ya había comido demasiado, claramente no era eso; era algo diferente que no comprendía, pero le gustaba.

Lo hacía sentir cálido.

Perth estiró su mano y con sus dedos regordetes comenzó a acariciar la cabeza del menor, Saint solo reía y luego cerró sus ojos y se dejó acariciar por su amigo.

Inclinó un poco su cabeza y esta tocó el hombro del mayor.

Pin..

Dime.

¿Siempre estaremos juntos?.

Sí.

¿Siempre seremos amigos?.

Sí.

¿Nunca cambiarás?.

Perth tardó unos segundos en responder, se quedó mirando un punto fijo en aquel amplio jardín.

Sí. Te prometo que no voy a cambiar Son. Es una promesa de la garrita.

El menor sonrió y ambos juntaron sus dedos meñiques.


Tres años después..

Pin ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Tienes que comer!. –articuló con preocupación.

Basta Son...

Mira cómo estás.. –le decía señalándolo– Pareces alguien enfermo, tienes ojeras y se te notan demasiado las clavículas y tu espalda.

Se acercó a él, se agachó y se puso de cuclillas para quedar frente al mayor quien estaba sentado en el borde de su cama.

Tu espalda Pin.. tus huesos sobresalen. Esto no está bien.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora