Cap.14

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El pelinegro conducía en su automóvil, mientras que Saint estaba sentado a su lado mirando por la ventana mientras mordía su pulgar con fuerza, nunca se había sentido tan nervioso y tan temeroso.

Perth no despegaba la vista de enfrente, apretando cada vez más fuerte el volante, se había puesto a pensar en que quizás no era una buena idea haber dicho lo que dijo, pero la respuesta inmediata que obtuvo del menor lo había hecho dudar.

En ese coche solo se sentía el sonido del motor, nada más, ninguno hablaba, ninguno dijo palabra alguna en todo el camino.

Era como si ni siquiera quisieran mirarse, tenían miedo y estaban terriblemente confusos.

La escena de ellos dos en silencio era digna de un drama, de esos cuando las parejas discuten a muerte o algo así.

Llegaron al departamento de Perth y el castaño solo se dedicó a seguirlo con la vista gacha y mordiéndose su labio inferior, expectante y a la vez con el filo del pánico recorrerle el cuerpo por completo.

Luego de subir por el elevador; que fue igual de incómodo por el rotundo silencio, llegaron al piso en donde se situaba el flamante departamento de Perth.

Al llegar, Perth abrió la puerta y se hizo a un lado mirando hacia el costado, evitando la mirada del menor, se corrió para que el castaño pasara primero.

Una vez ya adentro, Perth cerró la puerta a sus espaldas y Saint comenzó a observar todo a su alrededor. Observaba la enorme y sofisticada sala del pelinegro, aquellos sofás de cuero rojo que resaltaban con todos los detalles blancos que la decoraban.

Saint dio unos pasos y se detuvo cuando sintió la presencia de alguien detrás suyo.

Cerró sus ojos y su labio inferior comenzó a temblar, podía sentir a la perfección la respiración de Perth en su nuca, eso comenzaba a alterarlo de una manera sorprendente.

Perth estaba algo tembloroso, se sentía un estúpido, no era como si fuera la primera vez que él estaba en intimidad con alguien, pero extrañamente para él se sentía como si fuera la primera vez.

Tocó suavemente los brazos del castaño y pudo sentir como éste se estremecía con solo tocarlo mínimamente, tragó duro y continuó con su viaje.

Saint seguía con los ojos cerrados sintiendo como aquellas manos recorrían sus brazos suavemente provocándole escalofríos, hasta que fueron tomados con fuerza y el mayor lo volteó para quedar frente a él.

El castaño abrió sus ojos de golpe y se encontró con el rostro de Perth, quien lo miraba fijamente con el fuego encendido en los ojos y con el miedo impregnado en sus facciones.

El menor no podía evitar quitar la mirada del pelinegro, se sentía penetrante, autoritaria, pero enviciante y extrañamente cálida.

Perth llevó una de sus manos a una mejilla del menor y la tocó, masajeó el lugar con su pulgar y Saint ladeó aquella parte de su rostro ante la caricia del mayor.

El mayor mordió su labio con fuerza, era una visual tentadora, Saint le estaba permitiendo una simple caricia, Saint Suppapong estaba frente a él muy quieto y esperando, Saint le había dado el pase a descubrir su cuerpo.

No podía creerlo y no quería pensarlo más, la picazón en sus manos estaba haciendo estragos, quería tocarlo, quería sentirlo de una maldita vez.

Perth se acercó y besó los labios de Saint, el castaño respondió de inmediato soltando una clase de gemido que alertó al pelinegro y eso provocó que intensificara el beso.

Saint enrolló sus brazos en el cuello de Perth y con su lengua comenzó a envestir la cavidad del otro. Perth no se sorprendió del accionar del otro, ya que con solo haber tocado sus mejillas, éstas ya estaban calientes y podía sentir la respiración errática del menor, al igual que la suya.

Captivating Enemy [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora