La habitación se encuentra casi en penumbras. Lo único que la mantenía iluminada era una luz blanca, muy tenue, proveniente de un foco que parpadeaba hasta que terminó por fundirse. La habitación quedó sumamente oscura.
El sonido de unas cadenas agitándose, de forma desesperada, hacían eco en conjunto con una gotera en alguna parte de aquel depósito vacío.
— "Por favor, déjanos ir. Al menos a Betty. Deja que ella vuelva a casa" ― Balbucea entre quejidos el joven encadenado. Recuperando el aliento, y siendo consciente de su situación, grita ― "¡Ayuda! ¡¿Qué mierda quieres de nosotros?! ¡Esto no es lo que me prometieron! ¡Ayuda!".
El chico tiene los brazos extendidos hacia arriba, en sus muñecas hay grilletes con cadenas que cuelgan de gancho metálico en el techo. Su cuerpo está manchado con su propia sangre debido a las heridas que le ocasionaron sus agresores.
Pasos se oyen acercarse en dirección al chico. El joven alza la mirada, su visión es borrosa debido al cansancio y los golpes que ha recibido. La persona que se posa frente a él le resulta conocida, tarda unos segundos en identificarlo, pero lo logra, es su secuestrador.
— "Déjanos ir. Libéranos, juro que no diremos nada, lo juro. ¿Quieres dinero? Podemos darte todo el dinero que quieras, los papás de Betty tienen dinero. Deja que al menos ella se vaya de aquí, por favor. Haré lo que quieras, lo juro". — El chico se mantiene en silencio un par de segundo y al ver la sonrisa torcida y serena de su captor, se desespera y continúa: — "Por un carajo, ¡Déjanos ir, hijo de puta!" ― Termina gritando un chico más desesperado que asustado.
El secuestrador no emitió palabra alguna. Limitándose a ampliar su siniestra sonrisa, sacó de su bolsillo una daga, de aproximadamente quince centímetros, y la presiona contra el pecho del joven, quien suelta un grito de dolor apretando los ojos.
El hombre retira la daga que apenas tenía la punta enterrada en el pecho del chico y la deja caer al piso. Luego, tomando al joven de su largo cabello, le levanta ligeramente la cabeza para que pudiera ver de frente. Al mismo tiempo, levanta su otra mano para mostrarle al chico lo que sujetaba con esta. El chico que se rehusaba a abrir los ojos.
— "Abre esos azules ojos, Dante". ― Ordena el agresor con voz gutural, rayando en lo siniestro, en lo demoniaco.
Dante obedece temiendo ver algo que no quiere. Al hacerlo, pudo sentir como se le encogía el estómago y acto seguido vomita sobre sí mismo. El chico suelta un grito de desgarro que debió retumbar en toda bodega.
En la mano del secuestrador está la cabeza de Betty, su novia, novia por la cual suplicó liberación hace unos instantes. El secuestrador lanza la cabeza hacia la pared atrás del joven, el impacto genera un ruido hueco y jugoso. La pared y el piso son manchados de sangre.
Nuevamente, el chico se vomita encima al presenciar la poca humanidad de su secuestrador y nervioso por lo que le espera.
El secuestrador ve con desagrado al joven y se dirige a una esquina de la habitación, en donde había una manguera conectada a un grifo de agua que no dejaba de gotear. Abre la llave y, haciendo cierta presión con el dedo en el orificio de la manguera, apunta al joven encadenado bañándolo de pies a cabeza.
Por el dolor y el cansancio, Dante quedó inconsciente por unos segundos, pero el agua fría lo hace reaccionar nuevamente. El agua hace que casi toda la sangre caiga de su cuerpo, dejando al descubierto sus heridas y cicatrices frescas. En el lado izquierdo de su pecho, había una cicatriz en forma de runa o sigilo que parecía brillar en medio de la oscuridad del depósito.
Resignado a su inminente final, el muchacho deja de pelear. Estando colgado en medio de aquella habitación, dante nota que a su alrededor hay cuatro velas apagadas, una en dirección a cada punto cardinal.
ESTÁS LEYENDO
FATUM SAGA - La Secta del Carnicero (2do Borrador)
Mystery / ThrillerLa desaparición de dos jóvenes de familias influyentes es el inicio para que la ordinaria vida de Christopher se vea alterada. Junto a la chica de sus sueños, Hilary, se sumergirán en un mundo caótico, oscuro y violento que no hará más que demostrar...