Capítulo 23

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«Suspensión indefinida hasta un posible regreso en diciembre».

Leí el papel una y otra vez con las razones para nuestro hiatus.

«Ingesta de alcohol en la vía pública».

Escuché un carraspeó de Lalisa. Ella y Chaeyoung voltearon a mirarse, para después seguir ignorándose.

«Ruidos molestos en lugar residencial».

No quería leer cada explicación por cada punto. Estaba más que claro. De todos modos ninguna de las demás me lo pidió.

«Desordenes en la vía pública».

—¡Qué exageración! –el grito de Jisoo no se hizo esperar.

—Al menos estarás más descansada para grabar el drama —mencionó Chaeyoung.

Pude ver como Jisoo callaba, parecía que meditaba el asunto. No siguió hablando y solo se mantuvo con la vista fija y seria en el piso.

«¿Está haciéndole la ley del hielo?».

—¡Vivimos juntas, en algún momento vas a tener que hablarme! –mencionó la menor.

Vi como Jisoo se paraba y abandonada la sala de descanso, seguida de Lalisa.

Chaeyoung se acomodó sus grandes gafas negras y se hundió en el cómodo sillón individual donde se encontraba. Parecía dormitar por algunos momentos.

Ninguna de nosotras parecía haber descansado durante la semana. Afortunadamente la compañía había sabido ocultar el escándalo que habíamos montado durante esa noche en el departamento.

Escuche un quejido de dolor venir de Chaeyoung cuando se acomodó mejor en el sillón. Volvió a acomodar sus gafas.

—¿Te tomaste los analgésicos? –Le mostré un frasco de pastillas que había sacado de mi bolso. Ella negó y le lancé la medicación.

—¿Tu tobillo está bien? –dijo mientras se tragaba unos cuantos sin tomar agua.

— No duele tanto, solo duele como siempre —mencioné apuntando mi lesión —. ¿Cómo está tu espalda?

— Mejor que mi cara. –Se subió las gafas mostrando rápidamente el enrojecimiento en la zona baja de su ojo y en el inicio de su pómulo.

Se veía mejor que cuando se lo hizo al tropezar por el empujón de Lalisa, aquel día en el departamento. Se había dado contra el canto de su escritorio.

Al ver que Lalisa se había acercado a ella en el suelo, hice un mal movimiento y terminé también en él. Quejándome por haber sentido la torcedura en mi ya lastimado tobillo.

Afortunadamente eso había impedido lo que sea que estaba planeando Lalisa, pero no impidió que mis dos compañeras comenzaran a gritarse improperios durante todo el momento que Chaeyoung se vestía.

Habían seguido gritándose afuera del edificio, mientras Jisoo trataba de evitar que siguieran con su escándalo.

—Bien. Vacaciones —dijo mi pelirosa compañera rompiendo el aviso de receso que nos habían dejado.

Volvíamos al hiatus, pero ahora había sido exclusivamente nuestra culpa, sin embargo, como algunas promociones habían terminado, el asunto pasaba completamente desapercibido.

—¿Has intentado hablar con tu futura esposa, Jennie?

Le lancé una almohada a la cara. Ella se quejó.

Déjame sostenerte entre mis brazos [Chaennie/Jenlisa] (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora