Capítulo 24

1.2K 147 121
                                    

Ver llorar a Chaeyoung siempre me había hecho sentir una amarga sensación en el pecho.

Siempre lo hacía sin vergüenza alguna, incluso delante de miles de personas, pero yo simplemente no podía llegar a acostumbrarme, aunque ella dijera que era parte de su personalidad.

Mi garganta siempre parecía querer cerrarse en un nudo cuando ella lo hacía.

Miré a Jennie algo preocupada. Ella había venido a hablar con la más joven, pero aquel no era el momento adecuado.

—No quise hacerle daño, enserio, lo siento —dijo tomando las manos de mi amiga que la miraba comprensivamente —. ¡Fue un estúpido impulso! —gritó al tiempo que Jennie la envolvía en un abrazo para que se calmara.

Me sentía fuera de lugar. Todavía seguía viendo en mi mente la escena de esas dos teniendo sexo.

Chaeyoung murmuraba disculpas a Jennie que yo no alcanzaba a entender.

«Agradécele esto a Chaeyoung de mi parte y el que hubiera reafirmado varias cosas, Jennie unnie. Lo siento». Esas fueron las palabras de Lisa antes de desaparecer del departamento de Jennie.

Nuestra compañera nos había contado lo física y emocionalmente mal que se veía Lalisa. Por esto Chaeyoung se echaba la culpa, siendo ella la que le había dado esa gran cachetada a la menor.

—Nunca le había pegado tan fuerte. —Chaeyoung seguía lamentándose —. Lo siento.

Jennie no decía nada, acariciaba su rostro limpiando sus lágrimas. Le murmuraba algo al oído que desde mi posición no escuchaba.

Mi amiga me hizo una seña para que me acercara. Yo negué y me fui a mi habitación.

Todavía seguía molesta por todo lo que había pasado con esas tres, pero sobre todo con ellas dos.

Agradecía de alguna manera que Lisa no había llegado a oír todo lo que había pasado. Seguro su reacción habría sido mucho peor si hubiese escuchado todo lo que hicieron esas dos.

Supongo que Chaeyoung pensó en el dormir pesado que usualmente yo tenía, sin embargo, ese día con todo lo que había acontecido previamente no había podido conciliar el sueño.

Me agarré la cabeza pasando mis yemas de forma insistente por mi cabello.

«¿Cómo voy a poder olvidar todo eso?».

—Chu... — Jennie había entrado a mi habitación sin tocar —, ¿podemos hablar?

—No. Vete.

Traté de ignorar ese gesto dolido que hizo. Mi corazón era tan débil por Jennie Kim.

—Bien. Entra —dije cediendo en menos de dos segundos.

Ella sonrió y se aproximó hasta mí juguetonamente, como siempre lo hacía cuando quería que la mimara.

—Eres una desvergonzada —murmuré teniéndola abrazada a mi cuerpo, como si fuera un maldito koala... y los koalas venían de Australia al igual que Chaeyoung.

Volví a sentir el enojo de hace un rato.

—¿No me vas a pedir disculpas? –pregunté separando a Jennie —Sigo agotada por tu culpa y por culpa de Roseanne El sarcasmo era tanto en mi voz, pero Jennie solo lo ignoró y volvió a pegarse a mí.

—¿Es por eso? ¿Pensé que querías mis disculpas por acostarme con Chaeyoung?

—¿Y eso por qué tendría que ser un problema para mí, Jennie Kim?

Sentí un pellizco en mi mejilla, bastante doloroso la verdad. Ella se separó y me dejó haciendo un puchero.

—Deberías hablar con ella. Han pasado días —mencionó.

—No me ha pedido disculpas aún.

—¡Te he pedido disculpas todos los días! —El grito de Chaeyoung desde afuera de la puerta semi abierta nos había tomado por sorpresa.

—¡No estés escuchando conversaciones ajenas, Roseanne! —La miré seriamente mientras ella hacía ingreso a mi habitación.

—No es cómo si tú no lo hubieras hecho alguna vez, unnie —dijo la pelirosa.

Escuché como Jennie ahogaba una risa y se escabullía fuera de la habitación.

«Deberían darme una medalla por ser tu amiga, Jennie».

—Lo siento —murmuró la chica que se había sentado a mi lado —... y esta es la décima vez que te lo digo en el día.

—¿Si quiera sabes por qué me estás pidiendo disculpas?

—No. —Vi que hacía un puchero. Sentí una punzada en el pecho.

—Te perdono, por lo que sea, ya no importa.

Era tan débil por estas mujeres. No podía pasar molesta con ellas más de algunos días y a veces solo eran minutos.

Miré a la pelirosa que ahora me sonreía haciendo notar más sus regordetas mejillas.

Ella pasó su brazo izquierdo por mis hombros y una de sus manos acarició mi mentón, como siempre lo hacía, como lo hubiera hecho una persona que rasca el mentón de un animalito.

Me sobresalté cuando sentí sus labios sobre mi mejilla. Dejó varios besos cortos. Me abrazó desde el cuello y posteriormente ocultó su rostro en mi hombro.

—Me estás ahogando.

—Te extrañé tanto, Jisoo —murmuró con un tono de voz que no supe identificar. No había usado el honorífico. Me sentí algo avergonzada.

—No seas exagerada, Rosie —dije dando algunas palmaditas a su espalda.

Apretó aún más nuestro abrazo. Rodee su cintura cuando noté que no me iba a soltar por un buen rato.

—No exagero —dijo.

Me miró sin romper nuestro contacto. Sus dedos peinaron un mechón de mi cabello.

—¿Te pasa algo? –pregunté cuando noté que no me quitaba la vista de encima.

Chaeyoung no dijo nada, solo siguió mirándome. Juntó la punta de su nariz con la mía. Me sorprendí un poco por ese acercamiento.

—Te quiero —dijo de pronto volviendo a besar mi mejilla. Volvió a ocultar su cabeza en mi hombro —No vuelvas a dejar de hablarme, por favor. –Acaricié su espalda tratando de reconfortarla.

No dije nada. Lo más probable es que la volvería a ignorar en algún momento. Era mi forma de ser. Prefería dejar que las cosas se enfríen y resolverlas, a diferencia de ella, siempre tan ansiosa.

Miré hacia la puerta. Jennie sonreía, sus ojos nos miraban con cariño.

Yo no entendía por qué.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Estoy sorprendida como las vistas suben tanto en este fanfic, se supone que iban a ser one shot, pero bueno... solo sucedió.

Próximo capítulo en la tarde de este viernes (no lo he editado aún, so...)

Bye.

Déjame sostenerte entre mis brazos [Chaennie/Jenlisa] (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora