diez

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La hora de la salida había llegado. Quería hablar con DoYoung sobre mis sentimientos, aunque ya estaba preparada mentalmente para su absurda respuesta.

Entonces comenzaba creer que cupido no existía, al menos no en mí.

Comenzaba a hacer frío, menos que ayer pero simplemente corría aire fresco.

- Haruto, préstame tu suéter, te lo traigo mañana - pedí mientras guardaba mis cosas e la mochila.

- Pero si ahí traes uno - insistió al notar el suéter de DoYoung en mi mochila.

- No quiero usar ese - contesté simple.

- Me voy a morir de frío - bajó el cierre de la dichosa prenda blanca.

- ¿Prefieres que me muera de frío yo?

- Ay, ya ten, chamaca meca.

Lo tomé con una sonrisa y me lo puse.

Me despedí de Haruto y colgué mi mochila en mi hombro para salir del salón no sin antes hacerle una seña a DoYoung de que lo esperaría en el parque de cupido sólo con las manos. Lo ví asentir con lo cabeza y su boca abierta y salí del aula.

Decidí confesar mis sentimientos en ese lugar porque ahí fue en dónde lo conocí, porque, apesar de que ahora no confiaba del todo en cupido, debía tener esa pizca de confianza en mí. Porque así me habían educado.

Mi teléfono comenzó a sonar mientras yo caminaba cerca de los juegos del parque de cupido, comenzaba a llegar.

Número desconocido

¿Quién podría ser? Oh, seguro es JeongWoo.

Contesté.

- ¿Hola?

- BimYoon, estoy en camino, te puedo ver desde aquí - diablos, ¿Cómo había conseguido mi número? ¿Por qué no lo consiguió cuando tenía ganas de que lo hiciera? ¿Por qué ahora que ya no quiero verlo ni oírlo ni saber nada de él?

Mantuve mi paso ignorandolo por completo y seguí caminando hasta llegar justo a la laguna, mi lugar favorito.

Colgué el teléfono y lo guardé en el bolsillo del suéter de Haruto.

Tomé asiento esperando a que llegara y se sentara conmigo para de una vez acabar con todo esto.

Su mirada era triste, no tenía idea de la razón pero lo estaba, y aunque estaba molesta con él, me sentía mal viéndolo de esa forma.

- Dime, Yoonie, ¿de qué quieres hablar? - también su tono era opaco, pero me importó poco.

- DoYoung, lo que te voy a decir probablemente no sea bueno para mí, pero debo hacerlo antes de quedar más dañada de lo que ya estoy.

Asintió con la cabeza.

- Una, dos, tres... Me gustas, DoYoung - mi respiración faltó, había sido más rápido de lo que había calculado. - sé que tienes novia y que es NaYeon, me lo veía venir... Y eso no está mal, ella es muy hermosa, ¿Por qué no te gustaría? Pero lo que me ha tenido molesta todo el día es que tú, teniendo novia me hayas dicho cosas que me hacían volar. Eso fue lo que más odié. - no iba a llorar - ah, y por supuesto, toma - saqué rápidamente de mi mochila su suéter. - debiste haberse lo dado a NaYeon. Hoy dijo que nos vió y que se molestó conmigo por haber estado ayer Contigo.

- ¿NaYeon? NaYeon y yo no somos novios, BimYoon, ¿De dónde sacaste eso? - su rostro era de confusión.

- Ella misma me lo dijo, DoYoung - intenté explicarle de una forma tan amigable - ¿Me darás tu repuesta? Si me va a dañar, mejor guárdatela, y no me digas nada. - suspiré.

- Mira, Yoonie, yo ... - pareció pensar en sus palabras unos momentos - A cupido le quedaba sólo una flecha, y te la dió a ti. Sólo era una, BimYoon-ssi, y es todo lo que puedo decir. - sonrió con sus ojos tristes y confundidos. - Puedes quedarte con el suéter si te gusta.

Miré la laguna con algo de tristeza, porque no había sido del todo buena su respuesta.
Y pronto, las lágrimas comenzaron a salir, a estas alturas, si no le gustaba a DoYoung, no tenía por qué verme linda ante sus hermosos ojos.

El sol daba en mi rostro y sentía cómo dañaba un poco mi vista.

Comencé a reír en lo bajo.

- Es increíble, que aunque me hayas dañado, me sigas gustado, Doyoung-ah - lo miré y para cuando sus ojos estaban en los míos, sentí cierta empatía por él. También estaba triste, pero, si no le gustaba, ¿Por qué lo estaría?

- Lo siento mucho, Yoonie...

- No te disculpes es- - su mano derecha secó una de mis lágrimas. Miré cuidadosamente su muñeca y llevaba el reloj ahora en ésta mano,por lo que reí. - es culpa mía por enamorarme de alguien que no estaba flechado.

Hubo un silencio y me sentí bastante tranquila ante éste.

- Me iré ahora, DoYoung, es tarde. Te pediré un favor; no te acerques mucho, no hasta que lo haya superado, por favor - sonreí tomando mi mochila para después levantarme.

- Claro.

A Cupido Solo Le Queda Una Flecha ⋆ K. DoYoung [ treasure ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora