dos

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—Oh, BimYoon.

Santo dios, ayúdame.

Ahí estaba él, parado con un paraguas cubriendo todas sus pertenencias. Desde su maleta hasta su cuerpo.

Se aproximó a mí rápidamente y me extendió el paraguas con tranquilidad. No lo tomaría...

Oh, claro que sí.

—Gracias —. Sonreí.

—Vamos —. pidió el más alto con una de sus hermosas sonrisas.

¿Que qué?.

Se acercó a mí bicicleta sin preocuparse por el agua mientras yo me cubría con el paraguas negro y me acercaba para ver qué era lo que tramaba.

Retiró restos de agua del asiento con su mano, y se subió, para luego comenzar a pedalear, no sin antes pedirme permiso para subirse, porque sí, era educado.

—¡Te puedes resfriar! —. intenté que me escuchara lo suficiente sin embargo, al parecer no fue así.

Comencé a correr para seguirlo. Porque número uno; tenía miedo de que quisiera robar mi bici, y dos, porque no sabía la razón de que quisiera darme el paraguas.

Frenó ampliamente y me miró esperando a que llegara a dónde él, pero al ver que tardaba demasiado —Estúpidas piernitas—, retrocedió con sus pies en el suelo aún sentado en la bicicleta.

—Súbete, Yoonie—. eso sería una excelente idea si no fuera porque no tengo un asiento extra o diablillos para poder montar a alguien más.

—No tengo diablillos o algo para poder montarme. —hice un puchero que a él, al parecer le dió ternura. — Y no puedo mojarme porque me enfermo muy fácilmente, odio eso.

—Oh, lo siento —habló tan aniñado que también me dió ternura a mí —eres muy tierna y frágil, BimYoon-ssi.— sonrió.

Qué bueno que te das cuenta, sólo no la hagas sufrir.

—Ummh... Puedes ir tú en la bici con la sombrilla y yo caminando —sonrió bajandose de la bicicleta.

Negué rápidamente.

—Perdóname por ser una tonta, pero sólo puedo andar con ambas manos, me costó años aprender a andar en bici que apenas puedo ir estable. — bajé la mirada apenada.

—No eres tonta, hay cosas que no todos sabemos hacer. No hay problema con eso, tú puedes ir caminando y yo en la bici, así no te mojas, sólo los tennis pero parecen ser de cuero —sonrió y volvió a montar la bicicleta.

Asentí con una sonrisa y comencé a caminar detrás de él, aunque por su lentitud supuse que me esperaría.
Daba vueltas en zig zag alrededor mío haciéndome reír de la vergüenza y porque bueno, estoy enamorada de él.

—¿En dónde vive usted, señorita BimYoon? - preguntó cuando pasamos cerca del parque de cupido.

—En la avenida #4 —contesté mirando de reojo el magnífico parque. —Oh, DoYoung, tengo una duda —lo miré y él asintió con una sonrisa. — ¿No eras nuevo en el fraccionamiento? ¿Cómo es que juegas en el equipo de Dionysus si jugabas contra él? ¿Cómo es que no te conocí? — una risita por parte del pelirojo se escuchó de una forma tan armoniosa...

—Bueno, no solo tienes una duda, sino tres — siguió dando vueltas alrededor de mí. — Fui nuevo hace dos años, pero supongo que no te diste cuenta porque fue un año importante, ¿Cierto? Primer año de prepa. Al igual que yo. Estudié en Eighteen durante sólo un año, pero me mudé a Gangnam por trabajo de mi papá y eso. En ese año jugué en el equipo de baloncesto de eighteen y competí contra Dionysus, claro que eran rivales pero siempre creí que podríamos ser una bomba conmigo. No soy presumido pero todos somos talentosos. - tranquilo, no te escuchas presumido... - Y este año papá decidió volver porque aquí todo es mejor y ahora estoy en Dionysus nuevamente, jugando en el equipo felizmente con el número 19.

Sí, el número 19...

—Wahhh, yo también jugué básquetbol el año anterior, supongo que ya eran dos años desde que te habías ido. Yo apenas me mudé hace uno. —sonreí — Y también tenía el 19, porque cumplo años prácticamente ese día — bajé la cabeza con una sonrisa y escuché como la llanta mojada frenaba contra el suelo.

—¿Fue por una suma de los números de tu año, mes, y día? — me miró sorprendido

—Mjúm, 12 del 4 de 2003, sumé el doce con el cuatro y el tres. ¿Cómo lo sabes?— lo miré igual sorprendida.

—Porque hice lo mismo; 4 del 12 de 2003. — ¡DIOS AYÚDAME!

¿Cómo no moría ahora?, No lo sé pero lo agradecía.

—¡Daebak! Tal vez estamos destinados... — susurré tan inaudiblemente que juro que él no escuchó

Su sonrisa volvió haciendo que todo mi ser vibrara tan felizmente, haciendo que bajara la mirada y quisiera salir corriendo. Y eso hice.

El sonido del pedal se escuchó a unos metros de mí y una risa de parrte de DoYoung haciendo que todo un zoológico se desatara en mi estómago.

Al menos ya sabía que asistiría a mi colegio y que tiene mi edad. Bueno, tendrá mi edad.

Santo cielos... Qué emoción.

Alcé mis pies nuevamente al aire desde la comodidad de mi camita y mientras jugueteaba con un pequeño peluche en forma de conejo. Por alguna razón, me recordaba bastante a DoYoung.

La lluvia sonaba contra mi ventana y me hacía sentir tan relajada y feliz. Las grises cortinas que daban con mi cómoda del lado izquierdo se abrieron de a poco por el aire que entraba por la ventana pues estaba medio abierta.

A mi lado derecho estaba mi blanco escritorio con una lámpara rosada que me daría luz en la noche. Junto con mi teléfono, mis cuadernos y estucheras con plumones y lapiceros de colores que me hacían querer levantarme y hacer un dibujo mientras escucho música con mis audífonos puestos a todo volumen si era posible.

La puerta de mi habitación se abrió dejando ver a mi madre con una bandeja plateada con un plato de arroz, otro con algún tipo de sopa y unos cubiertos; palillos, cuchara y tenedor.

— No has querido bajar, mañana me cuentas todo. Comes, te lavas los dientes y a dormir, chamaca, ¿Entendido? —asentí con una enorme sonrisa y me levanté de la cómoda con un edredón morado y hermoso para tomar asiento en mi escritorio y remover todo lo que me estorbaba.

El enorme clóset que estaba a unos metros de mí me hacía sonreír. Una barra de sólo libros de fantasía, romance, ficción entre más y algunos adornos como luces en forma de cactus me hacían reír como boba.-más-

El estante blanco de dónde estaba la televisión y algunas plantitas de adorno me hacían querer desvelarme viendo dramas románticos. La televisión justo enfrente de mi cama, —no tan literal—, la puerta a unos metros de la TV, el clóset a una distancia razonable, mis libros cerca de mi escritorio. Todo en perfecto orden. ¿Cómo no podía gustarle a DoYoung?

Y no me apestaban los pies.

Irrelevante, cierto. Pero necesario.

Al terminar de comer, bajé con los platos vacíos para dejarlos en el lavadero con todo a oscuras. Subí escalones arriba para llegar al baño y hacer lo indicado por mi mamá para después entrar a mi habitación, tomar el control del aire acondicionado y encenderlo con una enorme sonrisa para después tirarme en la cama.

A Cupido Solo Le Queda Una Flecha ⋆ K. DoYoung [ treasure ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora