Capítulo 13: Minerva

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Al ver al niño desplomarse, Vincent se acercó rápidamente, pero paró en seco cuando notó la gravedad del caso, se golpeó la cabeza al caer y los espasmos no duraron demasiado, de todas formas se agachó a su lado y lo giró, al menos podría evitar que muriera ahogado si hacía eso.

Vincent se puso de pie, ya no había nada más que pudiese hacer, se giró para mirar a Norman, que le había dado a Mia lo que tenía en las manos y caminaba hacia él.

-Los desconectamos hace 4 horas, debe de haber sido por la falta de...- Vincent había bajado la mirada para explicar qué le podía haber pasado a ese niño, se habían llevado algunos informes para verlos después, así que iba a buscar respuestas allí.

Norman, Vincent y Mia lo tenían presente, era parte del riesgo de huir, no sabían si esos chicos (o incluso ellos mismos) eran dependientes de los fármacos que les daban, sabían que tendrían que lidiar con síndrome de abstinencia, debilidad y dolor, pero no querían pensar que la muerte era una posibilidad tan real y acababan de contemplarla todos, la mayoría de ellos sin siquiera haberlo pensado antes.

Barbara se alteró:

-Esas putas bestias no necesitan encerrarnos para matarnos ¡Vamos a morir de todas formas!- Al terminar de hablar, Barbara se llevó las manos a la cabeza, la embargó un dolor intenso que la hizo caer de rodillas al suelo. Tratando de cubrirse, comenzó a sollozar.

Mientras Norman se acercaba a ella, varios niños se unieron a su llanto. Mia veía esta situación desde la más absoluta frustración, había perdido mucha sangre, estaba acabando de ponerle la vía intravenosa a Ren y debido al estado de su pierna, no veía posible el ponerse de pie. "Es un asco que ahora, que por fin estamos fuera, el obstáculo para cuidar de los demás sea mi propia debilidad" pensó, apretando los puños.

Norman se puso de cuclillas frente a Bárbara, iba a decirle algo, pero sin dar señales previas ella se desplomó, una convulsión, Norman agradeció que estaba cerca, pudo atraparla y ponerla en una posición segura. Cislo se puso de pie y se acercó a ella lo más rápido que pudo. Esta no fue tan intensa como la del niño que había muerto y duró poco, pero los niños asustados que observaban solo se sentían más inseguros.

Con la ayuda de Cislo, Norman levantó a Barbara, que se encontraba inconsciente y se la llevó a Mia, la movieron con cuidado y la recostaron en el piso. Mia acomodó la cabeza de la chica en su muslo derecho y le ordenó el cabello, después de verificar sus signos vitales le pidió a Cislo que se quedara tranquilo, ella estaría bien.

Norman se dirigió al niño que acababa de morir mientras Cislo volvía a sentarse cerca de las  chicas, cuando Mia se dio cuenta de que la atención no podía volver a centrarse en ese foco de ansiedad, trató de recordar una historia de alguno de sus libros favoritos, algo que pudiera compartir para distraer a todos.

Acariciando el cabello de Barbara y observando a Ren, Mia comenzó a narrar un cuento, alzó la voz lo más fuerte que pudo para que todos la oyeran y consiguió llamar su atención mientras Norman, en segundo plano, levantaba el cuerpo del niño que acababan de perder y se lo llevaba a un lugar donde ya no pudiesen verlo.

Cuando Norman volvió, Mia ya había acabado la historia, los niños e incluso Vincent y Cislo la habían disfrutado, así que todos se veían un poco menos tristes, sin embargo, Norman identificó el momento ideal para inspirarlos, la huida en parte se sentía como una derrota, pero tenían la disposición perfecta para entender cómo podían recibirla como una oportunidad.

En sus recuerdos, Mia no era capaz de reformular ese discurso, pero recordaba vívidamente cómo las historias que había leído de comandantes en guerras cobraron vida en la voz de su compañero. Norman no solo había entrado en el rol de William Minerva, se había apropiado de este rostro a un nivel transpersonal. Si el débil y enfermizo Norman que demostraba fortaleza para ayudar a los demás cuando temblaba por dentro seguía ahí, nadie podría sospechar que tuviese algo que ver con ese joven que les hablaba de unirse, de atreverse a soñar, de formar parte de algo más grande que ellos, no tener que sufrir nunca más, cambiar su mundo y buscar su felicidad. 

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