Capítulo 17: Antes De Que Te Vayas

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Mia permaneció en la puerta durante un minuto antes de tocar ¿Tenía que decirle algo a Ray?

Ante la duda, sintió un nudo en la garganta, carraspeó y se decidió a tocar la puerta ¿quería decirle algo por si lo perdía?

Gilda abrió y saludó a Mia, se veía consternada.

- ¿Te preocupa Emma? - preguntó Mia.

- Ambos... ¿Te preocupa Ray? - La situación no le quitaba la curiosidad natural a Gilda, le gustaba leer a las personas y percibía que algo pasaba entre ellos dos.

- A... Ambos - a Mia se le subieron un poco los colores al rostro - Ambos me preocupan, conoces a Emma, es perfectamente capaz de sacrificarse por su objetivo.

- Bueno, Ray, Norman, Emma y tú son iguales en ese sentido, no estaríamos aquí si no fuera por eso - había razón en las palabras de Gilda, pero Mia rio y negó moviendo la cabeza.

- Gilda ¿Dónde está Ray? ¿Se irán enseguida? - intencionalmente Mia se puso seria, no había tiempo para jugar.

- Ray subió, Emma dijo que se ducharía antes de partir - Gilda dio un paso atrás para dejar entrar a Mia a la casa.

Subió las escaleras rápido, llegó al cuarto donde dormía Ray y la puerta se encontraba abierta, pero la tocó levemente para anunciar que estaba ahí.

- ¿Estás listo?

- Uno nunca está lo suficientemente preparado para un viaje a un lugar del que nadie ha vuelto - estaba ordenando su mochila para partir, giró a ver a Mia y le sonrió - ¿Vienes a quitarme los puntos de sutura?

Mia levantó el botiquín que llevaba y lo puso sobre el velador, como respuesta inmediata, Ray comenzó a desabotonarse la camisa.

- Mia - llamó Ray, ella se había paralizado mirando sus manos pasar de botón a botón y no se dio cuenta de que él lo había notado.

- ¡Hee! Sí, lo haré enseguida - torpemente, Mia buscó las tijeras y la cinta de sutura en el botiquín, tiró accidentalmente una botella de alcohol al piso y Ray se agachó para recogerla.

Mientras le daba la botella, la agarró de la otra mano y la miró fijamente a los ojos

- ¿Te pasa algo? ¿Estás bien? - Mia se sacudió y respondió con naturalidad

- Estoy bien, solo es difícil dejarte ir, después de buscarte por tanto tiempo - aunque lo dijo en voz baja, él escuchó claramente.

- Volveré pronto, para mí es extraño ser el que se va por esta vez, para variar - Ray se sentó en la cama y Mia se ubicó a su lado, los puntos del cuello eran los más delicados, y aunque estaba sanando, la herida no estaba del todo cerrada todavía.

- No te muevas - Mia había dejado listos los pedazos de cinta de sutura que pondría, así que, con extrema diligencia, removió los puntos del cuello y comenzó a reemplazarlos. Los leves tirones que dio generaron un poco de sangrado, Ray reaccionó al dolor afirmándose de la blusa de Mia.

- Ssh, está bien, ya pasará - Mia no lo decía en automático, ella solía consolarse a sí misma y esas frases, que todos habían escuchado por lo menos una vez en el refugio, habían sido pronunciadas en voz alta por primera vez hacia Ray, cuando eran pequeños y estaban asustados de lo que habría fuera. Mia entendía que Ray vivía el dolor y la desesperación en silencio, y cuando se quitó de encima la vergüenza que le provocaba usar ese tono y esas frases con Ray, se dio cuenta de que, aunque no era mucho, ayudaba. A su vez, él nunca pidió consuelo y tampoco le había dado las gracias, pero en los momentos más oscuros y angustiantes de los últimos 6 años, Ray podía oír en su cabeza las palabras reconfortantes de Mia, y las guardaba como su refugio. Disfrutaba escucharlas de verdad por una vez en tanto tiempo.

Mia continuó con los puntos de sutura del brazo y finalmente debía reemplazar los de las costillas.

Se arrodilló en la zona entre las piernas de Ray y apoyó sus codos en los muslos de él para comenzar a retirar los puntos. Para ese momento, él tenía la cara completamente roja mientras Mia se concentraba en su labor y ambos casi sueltan un grito cuando escucharon a Emma llegar.

Emma observó la situación rápidamente y salió corriendo mientras anunciaba "¡Te esperaré abajo! ". Al notarse solos nuevamente, Mia y Ray se miraron y rieron a carcajadas, ella terminó el procedimiento y cuando sus miradas volvieron a encontrarse, Mia sonrió y Ray corrió la vista.

- ¿Algún día serás capaz de perdonarme? No puedo irme con ese asunto pendiente, me importas demasiado... Tengamos éxito o no, terminemos en este mundo o en el mundo humano... Quiero saber si tenía alguna oportunidad, o tengo una oportunidad de recuperarnos. - Mia lo miró atentamente mientras hablaba, estaba pidiendo perdón, pero también sonaba como una invitación.

- Ray... - era bastante que procesar y Emma lo estaba esperando para que se fueran, así que no había tiempo para darle una respuesta muy bien pensada. Sin ponerse de pie ni salir del lugar en el que se encontraba, Mia buscó la camisa sobre la cama y cubrió el torso desnudo de Ray, él metió sus brazos en las mangas y sostuvo la cabeza de ella entre sus manos. Con delicadeza, Mia se puso de pie e imitó el gesto de Ray, retiró el cabello que cubría su rostro y le besó la mejilla que solía tener escondida.
Las manos de ella bajaron lentamente a su torso, donde encontró los botones y comenzó a cerrar la camisa, no quiso dejar de mirarlo a los ojos, generalmente no podía ver su cara por completo y disfrutaba verlo, así que tanteaba la prenda y su piel mientras buscaba los botones y los ojales a ciegas.

Ray se movió al borde del colchón y se acercó al número de serie en el cuello de Mia para besarlo, sacó sus manos del rostro de ella y bajó a buscarla en la tarea que torpemente estaba desempeñando.

Mia parecía querer mirar hacia abajo, así que Ray volvió a establecer el contacto visual para que no lo hiciera. La respiración de ambos parecía más pesada y Mia podía oír los latidos del corazón de Ray intensos, claros.

- No te perdonaré si te pierdo...y con respecto a lo otro, está en el pasado, siempre podemos volver a ser un equipo, pero no vuelvas a ocultarme nada - La condición se la daba el hecho de que ella sí le estaba ocultando algo en ese momento, así que ella tampoco tendría secretos con él cuando retomaran sus posiciones originales; Norman con Emma y Ray con Mia, si había alguna posibilidad de vivir los cuatro tranquilos, los dos últimos parecían desear con toda su alma recuperar el orden natural de las cosas, al menos por lo que durara la sensación que estaban compartiendo.

- Hecho - la respuesta de Ray fue decisiva, simple y sincera, y la acompañó con sostener ambas manos de Mia con determinación.

Él se puso de pie y por su altura, sus rostros se alejaron, ella lo abrazó y él respondió al abrazo, la sostuvo con fuerza y le dio las gracias.
Mia bajó tras él y se fue a la oficina de Norman al notar que su familia los acompañaría a la entrada.

Hora de seguir con el plan.

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