Capítulo 2: Plantación N°3

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- ¡Hola! Me llamo Emma, él es Norman y él es Ray ¿Cómo te llamas? - Emma brillaba como el sol, y el calor que generaba hacía a Mia olvidarse un poco del ineludible y solitario destino, así que le agradó de inmediato.

- Hola Emma, soy Mia, encantada de conocerte - la imitación era una buena forma de relacionarse con personas nuevas, así que le sonrió también.

-Hola Mia, es la primera vez que alguien mayor se une a nuestra familia, siempre son bebés ¿de dónde vienes? - saludó Norman, curioso.

- Les parecerá una locura, pero de un lugar muy parecido a este, una casa exactamente igual, de hecho - ella todavía no tenía la oportunidad de ver la casa por dentro, pero la arquitectura que compartían era idéntica, la ropa, los números en el cuello, la vegetación alrededor de la casa... Mia quería explorar el lugar y luego conocer en profundidad a esas tres personas ¿Sería descortés de su parte?

-¿Quieres que te muestre todo el lugar?- intervino Emma, notó que Mia observaba con interés alrededor.

-¡Por favor!- Respondió de inmediato.

Emma y Mia recorrieron la casa y Mia fue presentada a todos los otros niños, Emma estaba muy feliz de conocer a otra chica de su edad y que fuera parte de su familia, así que se veía particularmente emocionada, alegría que contagiaba a Mia. Norman y Ray tenían curiosidad, así que caminaban detrás de ellas, Ray sobretodo, por la información que podría manejar la chica nueva, no era normal que hicieran traslados, así que tenía muchas preguntas, pero si ella se creía la historia aún del orfanato, era peligroso exponerse haciendo muchas preguntas.

Cuando llegó la noche, Emma y Norman desaparecieron de la vista de Mia, y junto con Emma, la luz que había estado acompañando a Mia se apagó, mamá Isabella lo notó y se acercó a preguntar "¿has estado triste porque no tenías amigos allá? No te preocupes, Emma se preocupa por todos, pronto volverá, ve a hablar con los otros niños por ahora".

Mia asintió y le sonrió a su nueva mamá, se puso de pie y caminó hasta la biblioteca, sabía que eran iguales, pero era importante comprobar si existían diferencias entre los libros ahí.

-Hola Ray- dijo al entrar, solo estaba él ahí, tan serio como durante el resto del día.

-Hey- respondió, dudó por un momento y luego cerró el libro que tenía en las manos para proponerle corporalmente a Mia que se sentara a su lado. Ella se acercó.

Ray se permitió hacerle algunas preguntas, pero no demasiadas, en todo caso ella tenía ganas de hablar sobre las diferencias de una casa y otra, había estado procesando esa información durante todo el día, por lo tanto la conversación se extendió naturalmente, luego comenzaron a revisar los libros, Ray explicando de qué se trataban los que Mia tomaba y ella mencionando si estaban también en su antiguo hogar. Cuando llegó el momento de ir a dormir y mamá fue a recordárselos a la biblioteca, Ray se levantó de inmediato para obedecer, Mia se rehusó por un momento, la noche era más difícil que el día, sobretodo desde que vio "la cosecha", la noche la hacía sentir sola, perdida y angustiada, pero se puso de pie de todas formas.

-Ven, te mostraré dónde dormirás - anunció Isabella, Mia se despidió de Ray con un gesto y siguió a la mujer. "Pensé que aquí estarías más acompañada", dijo mientras le mostraba una cama a Mia, ella le dio las gracias y se acostó, tapándose completamente.

Cuando estuvo sola y a oscuras, se permitió extrañar a su familia y pensar en su destino, todos en la casa nueva eran muy simpáticos, pero era muy triste pensar en que nunca más vería a los niños y niñas con los que creció y que todos tendrían un fin horrible.

- Mia... Mia - sintió que alguien le tocaba el hombro por encima del cobertor, se secó las lágrimas como pudo y sacó la cabeza para contestar, Emma la estaba mirando con atención -¿Qué pasa? ¿Estás triste?- preguntó de inmediato, sentándose a su lado en la cama.

-Sí, lo siento Emma, estaré bien- Mia forzó una sonrisa.

-Está bien, puedes hablar de eso- dijo Emma poniendo su mano en el hombro de Mia. El contacto provocó una onda que la recorrió hasta el corazón, "cálido", pensó Mia antes de considerar qué podía decirle, tragó la angustia que la inundaba y respondió

- Extraño a mi familia.

Emma empatizó de inmediato y transparentó esa tristeza en su cara.

-Oh, seguro encontrarán familias que los amen, todos encontramos una eventualmente. - Dijo para consolarla, pero esa afirmación puso a Mia a llorar muy notoriamente, Emma la abrazó y permaneció ahí hasta que Mia se calmó un poco.

Desde esa noche, Emma y Mia acercaron un poco más sus camas, cuando las noches eran difíciles, la pelirroja le permitía a la otra chica que la agarrara de la mano mientras dormían, incluso a veces Mia se escabullía en las sábanas de su amiga.

Estas cosas se convirtieron en una rutina que rápidamente mejoró el rendimiento de Mia, por las mañanas jugaba con Emma, Norman y los otros niños, acompañaba a Ray a estudiar, para alcanzar a Norman, a veces desarmaban cosas de la casa con Norman, él era intuitivo y ella podía recordar cómo podían volver a armarse, y en las tardes acompañaba a Ray en la biblioteca, había algo tranquilizador en compartir el silencio con Ray, a veces Mia dejaba de pensar y se concentraba en los latidos del corazón de Ray, tenía muy buena percepción auditiva, escuchaba mucho mejor de lo que veía y disfrutaba escuchar su ritmo cardíaco, una vez que pasaron algunas semanas tras su llegada, Ray quiso preguntar para abrir una conversación que nunca había tenido con otro niño, pero que era importante.

- Emma dijo que lloraste cuando te dijo que todos encontrarían un hogar... ¿Crees que vamos a otra parte? ¿Crees... que no es cierto lo de las familias? - era una pregunta extraña, que no decía nada, pero ella sabría por dónde ir si sabía de qué estaba hablando.

- Es triste que todos piensen en que encontrarán una familia amorosa cuando en realidad... - Mia se quedó mirando la pared frente a ella, era peligroso decirlo, aún si Ray lo sabía "¿Por qué? Vamos, Ray no podía estar del lado de ellos ¿Cierto?", interpeló a sus propios miedos para buscar coraje.

- Somos ganado - completó él.

Mia lo miró y se acercó, esta vez el silencio era distinto, podía escuchar su ritmo cardíaco acelerado ¿Él también pensaba que ella podía estar del lado de los monstruos?

-¿Los has visto?

- Sí, pero no de cerca, ¿y tú?

- Sí, pero hace mucho tiempo.

- ¿Cómo soportas que los demás se vayan?- Ray bajó la cabeza, claro que era difícil, ella sabía que era difícil. Era bueno compartir ese infierno al menos, se acercó un poco más a él, le tomó la mano y él habló mientras su piel aceptaba el contacto.

- Quiero huir, quiero salvar a Emma y a Norman.

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