Capítulo 4: Lambda 7214

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Mia fue trasladada a un laboratorio de experimentación humana, específicamente a Lambda 7214, cuando llegó ahí no se le dio ninguna información de qué le harían o con qué propósito, así que, mientras le hacían pruebas y le inyectaban sustancias, trataba de descubrirlo, preguntaba en un tono inocente a los médicos, evitaba gritar cuando los procedimientos eran dolorosos y respondía de la mejor forma que podía a todo, pensó que si cooperaba lo suficiente, quizá alguno de ellos le daría algo de información a cambio, pero al menos durante los primeros dos meses, parecía inútil.

La habitación en la que solía residir estaba limpia, era imposible huir o siquiera mirar al exterior porque no habían ventanas, ni siquiera sabía en qué piso estaba, si estaba en un edificio o en una zona subterránea, en su habitación había una cama, algunos libros, un calendario, un reloj y una mesa pequeña con un cambio de ropa de su talla.

Se preguntaba al principio por qué le permitían tener consciencia del tiempo y ropa, al ver a otros niños que también eran experimentos notó que eso constituía un privilegio en ese lugar, trataba poco con demonios también, generalmente los veía de lejos, muchos de ellos arrastrando cadáveres de otros niños, pero los días eran monótonos y las noches difíciles, sobretodo porque ahí también escuchaba bebés llorar, pero estaba encerrada bajo llave.

Un día, su médico en jefe entró y le dio una libreta para que anotara los cambios que percibiera en su propio cuerpo, al parecer una reducción de personal y sus antecedentes de cooperación habían arrojado al fin un resultado, también le dieron un horario en el que debía asistir a algunas salas identificadas con números durante el mes, claro que acompañada, el sitio no dejaba de ser controlador, pero quizá eso era un antecedente de que mejoraría.

Uno de esos días, un científico dejó caer el brazalete que le habían arrebatado a Mia durante los primeros exámenes, en los que estaba inconsciente, ella se sorprendió al notar que estaba modificado, ahora no solo podía recibir vibraciones, sino que tenía incorporado su propio botón emisor, pero ¿quién era él? Y ¿por qué la estaba ayudando? Se lo puso y rápidamente trató de que no se notara, estaba permanentemente siendo observada y debía encontrar un espacio donde probar si el científico se comunicaría con ella, si tenía un propósito para ella o le estaba dando la posibilidad de huir.

Cuando intentó establecer contacto, disimulando mientras escribía con la mano derecha, no obtuvo respuesta, intentó a otras horas durante varios días, pero concluyó que seguramente sería inútil.

Un par de semanas después, tuvo que volver al lugar donde había visto a ese científico, así se dio cuenta de que su oficina quedaba de paso a uno de los lugares a los que iba cada dos semanas, también notó que la seguridad era mínima en esa zona y aprovechó un momento en el que el guardia que la llevaba la dejó sola para entrar a la oficina.

Smee, se llamaba, no podían hablar mucho, pero él le explicó que solo podía confiar en él y afortunadamente, en su médico, ellos eran agentes de William Minerva, así que estaban de su lado. Eran lo que quedaba de un grupo que pretendía liberar a los niños ganado, darles opciones; escapar al mundo humano o iniciar una revolución.

Mia volvió a sus actividades programadas, tratando de fingir más naturalidad que de costumbre, pasó algunas semanas así, mientras descubría algunos cambios notorios en su cuerpo, como si le hubiesen inyectado una pubertad mecánica, artificial e incómoda, su cuerpo ya no era el mismo, luego por su alimentación notó que trataban de hacerla subir de peso, le medían la cadera tres veces a la semana, de a poco fueron llevándola para hacerle más pruebas a habitaciones donde habían fetos humanos colgando del techo, ¿querían generar niños ganado con métodos más económicos? Por sus conversaciones con Ray, habían deducido que las mamás se embarazaban antes de ir a trabajar a las granjas ¿entonces por qué experimentar con ella? Estaba por cumplir 12 años, le faltaba desarrollo todavía y no podían forzarlo, ¿o sí?

Mia se aterrorizaba al pensar en las posibilidades, así que comenzó a mover los hilos, con mucho cuidado se contactó con los agentes de Minerva, era frustrante compartir solo un par de frases a la semana, pero era seguro.

Lo primero era averiguar cuánto tiempo tenía antes de que la "desarmaran" o la inseminaran. Desde ese punto, tenía aproximadamente un año y medio, la generación de un plan avanzó lento, pero seguro, hasta que Ratri intercedió y con un solo movimiento eliminó a Smee y al médico aliado, en ese punto Norman y Mia estaban listos para ejecutar el escape.

Fuera de la razón por la que Mia estaba ahí, los agentes de Minerva también querían que fuera ágil, por la hipótesis de que este rasgo fuese heredable el médico introdujo el tratamiento para eso, la verdad es que no habían precedentes y seguramente habrían consecuencias para su salud, pero cualquier cosa que asegurara el plan valía la pena, sobretodo considerando que la atención general de los científicos estaba puesta en Norman y él no tendría ninguna habilidad física sobrehumana para potenciarlo.

Además, Mia no resistía mucho durante las intervenciones invasivas o dolorosas, se desmayaba con facilidad y eso no ayudaba a progresar en las investigaciones que estaban llevando a cabo, así que también se hicieron cargo de esto, tras muchos meses, la chica era mucho más resistente al dolor, la pérdida de sangre y al agotamiento.

En cuanto a la estadía de Norman en Lambda, él notó rápidamente que fue insertado en un contexto que pretendía ser cómodo, para hacerle exámenes solían ponerle anestesia, pero tampoco le daban detalles de qué le estaban haciendo, Ratri lo había llevado ahí en persona y eso implicaba que cualquier fallo con ese niño podía condenar al culpable a ser comido en el acto.

Luego de que Mia notara a Norman en los pasillos que recorría día a día, rápidamente le pidió a Smee que le diera una vía para comunicarse con ella, él dudó porque sería riesgoso, pero encontró la forma de hacerle llegar un brazalete y como Norman ya conocía el sistema, entendió enseguida.

Escribía con la mano izquierda y escondía la derecha en su bolsillo para presionar el botón del brazalete, eso escapaba de las cámaras y aunque el sistema de comunicación era lento y tedioso, enviando letra por letra en código morse, podía contactar a Mia varias veces al día.

Norman y Mia hablaban de qué les habían hecho durante el día, definieron horarios dentro de su rutina para ponerse en contacto y encontraron refugio en estos momentos de compañía, a veces se preguntaban qué estarían haciendo Emma y Ray, más que por las respuestas, porque los tenían presentes y se sentía bien hablar sobre ellos, les gustaba imaginar que se reencontrarían y a medida que pasaba el tiempo, esto se convirtió en una meta que compartían en silencio más que en una simple ilusión, era parte de salvarlos a todos, la parte cálida, pero que peligraba en las estadísticas.

Mientras estaban encerrados en sus celdas individuales, ambos concordaron en que, en vista de las vidas que habían llevado y las probabilidades que tenían de sobrevivir ahí fuera, se arrepentían de no haber tenido un contacto más estrecho con Emma y Ray, no valía la pena escatimar cariño, prometieron que pasarían lo que les quedara de vida haciendo lo que les naciera hacer por los demás.

Partiendo por la relación entre ellos dos y continuando por salvarlos a todos, sin importar el costo.

72194Donde viven las historias. Descúbrelo ahora