Capítulo 35: Desconfianza

16 3 0
                                    

Ray emitió un quejido, al contacto que provocaba Anna mientras le curaba las heridas de su espalda.

Vincent y Norman habían tratado de llevar a Mia y Ray al hospital, pero la zona de urgencias estaba cerrada por la hora, Norman trató de quejarse, pero les dijeron que su cobertura médica no consideraba las consultas a deshoras y no pudieron hacer nada más allí.

Pasaron a una farmacia y compraron suero quirúrgico y algunas cosas que Vincent y Mia necesitaban para proceder ellos mismos.

Ya en casa, Mia se apresuró en conectar a Ray a un catéter para tratar la deshidratación y le pidió a Norman que llamara a Anna, Vincent se ocuparía de retirar la bala y eso podría tardar un rato.

Cuando Norman volvió, vio a Mia demasiado pálida y la sostuvo, dándose cuenta de que su temperatura había disminuido muchísimo. Norman pensó que tenía sentido, ya que ella le había dado su chaqueta a Ray y había perdido bastante sangre en la última hora. La levantó y la acostó en la cama que estaba al lado de Ray, le quitó las botas y las medias y procedió a hacer algo que no habían hecho en algunos meses.

Desabotonó la parte inferior de su camisa y levantó la camiseta que traía abajo, descubriendo su vientre y dándole calor.

Vincent cortó la blusa de Mia con unas tijeras, para no generar más movimiento muscular que pudiera comprometer aún más la ubicación de la bala y utilizó las herramientas que ya había desinfectado para comenzar a rebuscar en el hombro herido.

- No esperaba devolverte el favor exactamente de la misma forma - comentó Vincent.

Sudando por el dolor, Mia exhaló por la nariz, con una breve sonrisa irónica. La anestesia que tenían cuando a él le dispararon en el hombro era artesanal, pero más fuerte que la porquería que habían comprado en la farmacia.

Aún así le había dolido, pero sabía que Vincent no le provocaría a ella más dolor a propósito.

Sin embargo, odiaba ser el paciente y no solo porque había que esperar y sentir directamente el dolor, Norman estaba preocupado por ella y eso no le gustaba en lo absoluto.

Mia ahogó un grito, todos los demás estaban durmiendo y no quería despertarlos.

Norman actuó rápido, le cubrió las piernas con una manta y fue a lavarse las manos, pasó a buscar una toalla de mano limpia en el camino y se la dio a Mia para que la mordiera, se sentó a su lado en la cama y le agarró la mano.

Cuando la anestesia pasó de funcionar poco a no funcionar para nada, Mia se concentró en no presionar demasiado la mano de Norman y respirar para mitigar el dolor.

- Ya está - anunció Vincent. Reuniendo los implementos que había utilizado y quitándole la toalla de la boca. - Llámenme si necesitan algo más, iré a dormir.

- Gracias, Vincent - Norman suspiró agotado - ¿Necesitan algo? También quiero dormir un poco - preguntó a sus amigos, pero ellos ya estaban dormidos y Anna se había retirado de la oficina.

Norman se estiró y movió con delicadeza a Mia para meterla bajo la ropa de la cama y hacerse espacio para sí mismo, ella seguía fría y la verdad, había sido una noche difícil, aún estaba un poco asustado por haber estado cerca de perderlos a los dos, así que no dudó en entrar a la cama con ella. Se acostó de lado, mirándola y volvió a agarrarla de la mano bajo la ropa, ella lo sostuvo y él se sintió seguro, escondió su cabeza en el cuello de ella y a los pocos minutos ambos entraron en calor.

 Se acostó de lado, mirándola y volvió a agarrarla de la mano bajo la ropa, ella lo sostuvo y él se sintió seguro, escondió su cabeza en el cuello de ella y a los pocos minutos ambos entraron en calor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
72194Donde viven las historias. Descúbrelo ahora