Capítulo 33: Normalidad

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Antes de que amaneciera, Norman se levantó y despertó a Mia y Ray para hablarles de lo que había quedado pendiente el día anterior.

- Así que...básicamente, no confío en una palabra. - Cuando Norman acabó de hablar, Ray no parecía sorprendido, pero Mia se veía un poco decepcionada.

- ¿Aún crees que debemos huir?

- Seguramente. Espero de buena fe que mi impresión se deba a que estos humanos que nos han revisado no nos tratan muy diferente a cómo nos trataron en Lambda, sin embargo, la única persona que utiliza nuestros nombres, es decir, que nos humaniza; es la señora Blouse.

- Pero no confiamos en ella como para preguntarle qué pasa - intervino Mia.

- Y me parece bastante audaz que consideres preguntarle algo - Se adelantó Ray para contestar.

Los tres chicos, sentados en las camas en las que habían dormido, miraron hacia sus pies.

Hasta que Norman habló

- Les contaré si se me ocurre algo. Por ahora solo les pido que no se separen en el hospital y que estén atentos a todo - Se puso de pie y buscó los dispositivos que había arreglado - Si saben algo, envíenlo con este aparato, funciona igual que los brazaletes que hicimos en la casa, para enviar un mensaje presionen el botón que tiene el número uno por cinco segundos, los tres son emisores y receptores, pero no funcionan en la oficina.

Quiero que los probemos antes de que nos suceda algo - Dijo antes de entregárselos y retirarse.

Mia vio a Ray con una mueca de preocupación.

- Espero que Norman se esté preocupando en exceso.

Ray dudó un par de segundos antes de tranquilizarla

- Seguro, sé que los laboratorios los ponen nerviosos... pero todo saldrá bien. - Se acercó a ella y le regaló un tímido beso en la frente.

Como si hubiese vuelto a levantar muros alrededor de ella, le sorprendió el tierno gesto y rió nerviosa, Ray la vio por el rabillo del ojo y le hizo algo de gracia ¿Después de la noche que habían pasado? Claro, solo se habían besado, pero definitivamente era absurdo que se avergonzara por un besito que le había dejado en el rostro.

Ambos se pusieron de pie y emprendieron el camino para el día que vendría, empezando por hacer el desayuno, llevar a Christie de vuelta al hospital, vigilar el resto de las inyecciones, quizá probar los teléfonos de Norman... y tener cuidado. Mucho más cuidado del que les gustaría.

A pesar de las advertencias de Norman, el resto de la semana y la semana siguiente transcurrieron pacíficamente para los niños ganado, el albino y Ren tuvieron fiebre durante los días que sucedieron a las vacunas, pero Sandy se hizo cargo de ellos hasta donde Norman se lo permitía, ya que después de cenar y ducharse, él insistía con seguir trabajando en su oficina.

Debido a esto, Mia utilizaba el rato que le quedaba libre después de llegar del hospital en las tardes para irse con Norman y ayudarle con lo que estaba haciendo, para asegurarse, como siempre, de que descansara lo necesario. Mientras tanto, Ray había estado ocupándose de su familia, Don y Gilda llevaban genial el liderazgo del grupo, pero sintió que no estaba lo suficientemente presente y los chicos se alegraron muchísimo cuando comenzaron a verlo más que solo durante las comidas y en la cocina.

Al terminar la segunda semana, Norman se sentía mejor y había organizado, junto con Mia, una pequeña celebración para festejar que, en lo que se refería a efectos secundarios de drogas de Lambda; estaban curados.

Mia no estaba de acuerdo al principio, Norman seguía sospechando de toda esa gente y Vincent aún no regresaba, pero lo entendió cuando se dio cuenta de que él realmente estaba feliz de que Cislo, Vincent, Ren, Hayato, Jin, Zazie y Barbara tenían la oportunidad de vivir plenamente en ese mundo, sin más ataques.

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