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—¿No quieres que te ayude con eso?—El rubio abrió la puerta del estudia y se hizo a un lado, dejándome pasar

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—¿No quieres que te ayude con eso?—El rubio abrió la puerta del estudia y se hizo a un lado, dejándome pasar. Negué ante su pregunta y entre a la habitación con los dos lienzos entre mis brazos.— Al menos debías dejar que llevará mi lienzo.

—Ya estás haciendo algo importante, eres mi compañero.— Dejé los soportes contra una de las mesas del lugar.— Además, no pesan tanto.

—Si tu lo dices.— Dejó la puerta abierta y recorrió el lugar con la mirada, tal y como la primera vez.— ¿Tu padre adapto este lugar para ti?— Se acercó a una de ventanas que estaba cubierta por la cortina, tomó el borde de la tela y moviendo hasta el otro extremo, dejando que los rayos del sol se colaran dentro del lugar. Era sábado por la mañana, a TaeYong le pareció buena idea ir a comprar los materiales temprano.— Me gustaría tener algo así.

Me acerque a la otra ventana para imitar su acción. —¿Por qué no le dices a tu padre que te ayude con eso?— Voltee a verlo y tenia los ojos abiertos de par en par.— ¿No te apoya con eso?

Negó con la cabeza, había empezado a acomodar los caballetes. — No es eso, en realidad, le gusta mucho que estudie artes visuales.— Rio levemente, recordando.—. A veces dice que le hubiera gustado ser pintor, en lugar de un aburrido cirujano.

—¿Qué hay de tu madre?— Me contagié de su sonrisa, caminé hasta la puerta tomando la bolsa con las pinturas que habíamos comprado. —¿Piensa igual?

Asintió limpiándose las manos con el pantalón. — Cuando era pequeño me pedía que le hiciera dibujos para colgarlos en el refrigerador.— Frunció los labios mirándome con los ojos entrecerrados.— Ahora suele quejarse porque no tengo tiempo para dibujarla.

—¿La dibujabas?— Asintió.— Debías ser muy bueno, entonces.

Una carcajada resonó dentro de todo el lugar.— Eran horribles, Soo.— Hizo una pausa para limpiarse una lágrima.— Todavía los tiene en casa, debería enseñártelos cuando tenga oportunidad.

—No creo que sean tan malos.— Le extendí una de las cajas de pintura.

—Solo puede decir que todo lo que sé hoy en día, es por pasar horas practicando.— Tomo la caja y la dejo sobre la mesa que se encontraba en su lado de la habitación.— Pero supongo que no vas a creerme.

—Supones bien.— Me acerque al perchero para agarrar el delantal que colgaba del mismo y ponerlo sobre mi ropa.

—¿Y que hay de tu familia?— Pregunto mientras se remangaba la camisa de color lila que traía puesta.— ¿Son amigos de los Seo?

—Para nada, mi padre los detesta.— Busque una liga para el cabello en uno de los bolsillos del delantal y amarre mi cabello en una coleta alta.— Mi madre, por otro lado, los amaba.

—¿Amaba? ¿Ya no lo hace?— Ladee su cabeza, mirándome con curiosidad.

—Es algo difícil de explicar, ¿Quieres escuchar toda la historia?— Asintió.— Mi madre era amiga del padre de John, muy amigos. Sus sentimientos se correspondían, pero los Seo no estaban de acuerdo, así que alejaron de todas las maneras a mi mamá. Luego de tantos intentos fallidos, decidieron que era buena idea comprometer a su hijo con otra mujer. Entonces, mi madre conoció a mi padre e intentaron algo por un tiempo, de casaron y de ese matrimonio nací yo.— Me acomodé en la silla mientras miraba que lápiz escoger.— Sin embargo, mi madre nunca pudo olvidar sus sentimientos por el padre de Johnny. Así que separaron antes de que creciera en un hogar disfuncional.

Sweven; Lee TaeYong; LS#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora