1~Viejo Lugar

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Mis piernas se movían cada vez más rápido con cada paso que daba, el corazón me latía sin parar, las uñas poco a poco iban enterrándose en las palmas de mis manos. Los tenis empapados de agua, por los charcos de agua que se habían formado en el camino. Y el oscuro cielo con grandes nubes negras que amenazaban con llover.

Por la calle no se observaba a ninguna persona, hasta los mismos autos parecían haber desaparecido, y la luz de los negocios poco a poco iban apagándose.

<<Aun no cierran>>

Empuje con todas mis fuerzas la puerta de vidrio, provocando que la campana sonara muchas veces. Sentía enojo mi mirada llena de ira se dirigía a todos los rincones de aquel lugar. Camine recorriendo cada pasillo hasta que llegue al fondo de uno de ellos. 

— ¡Maddison! —el llamado de mis padres no iban a detenerme.

Las luces comenzaban a apagarse y en frente mío al lado de unas heladeras había una puerta camuflada con la pared, el lugar no era higiénico, estaba viejo, los estantes estropeados  al igual que los suelos y paredes.

— ¿Dónde está? —grite empujando la antigua puerta.

Detrás de ella me encontré en un sitio el molesto ruido de una gran maquina y la poca luz que había, lo hacia mas espantoso de lo que era. Una vieja lamparita alumbraba apenas una oficina una mujer salió de allí al verme.

— 警報

— ¡Entiendo tu maldito chino estúpida! —dije sin controlarme mirando a la mujer asiática.

— ¡Hija aquí no esta Max! —gritó mi madre quien venía junto a mi padre.

Un señor de unos cuarenta años bajaba las escaleras de metal, a espaldas de mis padres aparecieron otras dos personas. No sabia si eran empleados o que hacían allí, lo único por lo que había ido allí era por un solo motivo. 

— ¿Dónde está mi hermano? —grite dirigiéndome a la otra mujer que miraba sonriente.

Volví la mirada a mis padres y papa miraba seriamente mientras mi madre sollozaba.

— Lamentamos mucho esto es que nuestro hijo desapareció —habló papá tratando de calmar la situación.

No podía actuar de manera tranquila no despegaba mi mirada con enojo hacia la mujer asiática que sonreía como si nada malo ocurriese.

Mis padres avanzaron al ver que la mujer se acerco hacia ellos, empezaron a caminar mi madre sin antes darme una ultima mirada. Paso a paso se dirigían hacia otro pasillo quedándome a sus espaldas.

Sabia que me regañarían por aquel espectáculo pero debíamos salir de allí, teníamos que seguir buscando. Avance pero unos brazos me rodearon y taparon mi boca impidiendo que pudiera gritar.

El paño olía extraño y así fue como mi vista empezó a nublarse, y mis músculos perdían la fuerza. 

Todo se había vuelto color negro.



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