Obviamente ordenar una tienda es mucho más rápido con magia, aunque aún puedes notar cierta pereza al agitar tu varita para hacer que la escoba limpie el suelo y la bayeta quite el polvo.
Tal vez era tan sólo la rutina lo que realmente cansaba, pues ya ni siquiera despedía al señor Mulpepper con entusiasmo. No obstante, algo que en lo que ya había reparado a través del cristal de los escaparates consiguió levantar mis alarmas y sacarme de mi falta de interés.
—Señor Malfoy —le llamé nada más cerrarse la puerta del boticario a mis espaldas, pese a que tan sólo diez minutos antes le había atendido—, creí que ya se habría ido. ¿Espera a alguien?
—No. Bueno, realmente te esperaba a ti, Chloé.
—¿A mí? —pregunté, alzando las cejas por la sorpresa.
Malfoy asintió con la cabeza.
—Antes me dijiste que vivías en el Callejón Knockturn así que pensé que tal vez preferías volver a casa acompañada —dijo—. ¡Si te parece bien, claro, no quiero incomodarte! Pero ese sitio no es un lugar muy seguro.
—¡No se preocupe, no vivo muy lejos de aquí! No quisiera molestarle.
—No es molestia, Chloé.
Me mordí el labio, dubitativa. Era una oferta difícil de resistir y más viniendo de un hombre como Draco Malfoy, cuya mera presencia era intimidante, pero no sabía si lo adecuado era acceder a que me llevara a casa. Claro que si le decía que no habría perdido su tiempo esperando a que terminara de recoger la tienda, por lo que era una encrucijada.
Finalmente respiré hondo y me encogí de hombros.
—Está bien —contesté, antes de señalar con una cabezada hacia el frente—, es por allí.
Normalmente siempre que volvía a casa tras mi jornada laboral forzaba a mis piernas para que fueran lo más rápido que pudieran y así llegar a casa antes de que cayera la noche, pero esta vez podía tomarme un respiro pese a que continuaba estando alerta.
—Sabes que no hace falta que me llames "Señor Malfoy" siempre, ¿verdad?
—Debo dirigirme así a todos los clientes —dije, con la vista saltando de un farolillo a otro. Pese a la luz, aquellas calles eran oscuras por naturaleza—. Si no lo hiciera, no se vería profesional.
—Entiendo, pero ahora no estamos en la tienda.
—No, ¿pero no cree que sería raro que alguien como yo le tutee?
—¿A qué te refieres con alguien como tú? —respondió, confundido.
—Me refiero a que no estamos en el mismo nivel social ni de lejos—aclaré, entablando contacto visual con él por unos segundos—; yo aún soy una niña que no se puede permitir nada mejor que una habitación en una posada en un sitio como este y...
—¿Y yo soy un viejo con dinero?
—¡No, no! ¡No quería insinuar eso, lo siento mucho!
Mi cara se puso tan roja como un tomate mientras me intentaba explicar por la confusión, pero para mi sorpresa todo lo que se escuchaba en esa callejuela sombría era la risa de Malfoy. Siempre que hablaba con él iba con pies de plomo para no ofenderle, por lo que me sorprendió su reacción tan cercana y divertida.
—Ya sé que no querías decir eso —dijo sonriente—. No hace falta que cuides tanto lo que dices, Chloé, estaba bromeando.
Solté todo el aire que sin querer había retenido, más tranquila e incluso enternecida por la reacción de Malfoy. Todo su aspecto gritaba que era un esnob estirado, pero me empezaba a dar la sensación de que era tan sólo su fachada de hombre rico y formal.
Pestañeé un par de veces e hice una mueca, con mi mirada puesta en los adoquines bajo nuestros pies.
—Para que quede claro, no pienso que seas un viejo para nada —balbuceé—. No creo que haya gran diferencia de edad.
—Veinte años, más o menos.
En aquel momento me atraganté con mi propia saliva, pero intenté con todo mi corazón que no se notara mi sorpresa. Tenía que estar de broma.
—No puede ser. ¡No lo parece para nada! —expresé con sinceridad, ese hombre era demasiado atractivo para tener la edad que decía—. ¡Oh, ya hemos llegado!
Tal y como dije, el trayecto de la tienda del señor Mulpepper a la posada El Profetizador Estrellado consistía tan solo de un par de minutos. Era un edificio cuyo exterior estaba tan desgastado como sus habitaciones, con varias ventanas rotas y marcas misteriosas en los ladrillos oscuros.
—¿Es aquí?
Asentí, inmediatamente sintiendo una oleada de vergüenza al contemplar la reacción de Malfoy.
—Muchas gracias por traerme —agradecí atropelladamente—, pero de verdad que no tenía por qué hacerlo. Ya ha visto que estaba muy cerca.
—No importa, no me cuesta nada hacerte llegar segura a casa —dijo, de una forma tan dulce y cercana que llegué a notar una sensación cálida en mi pecho—. Además, estos días echo mucho de menos una buena conversación con alguien.
—Entonces estamos en paz —respondí, ahora siendo yo la que sonreía—. ¡Hasta la próxima!
—Hasta luego, Chloé.
Abrí la puerta principal con mi juego de llaves, volviéndome hacia el rubio justo antes de entrar en el portal para despedirme con la mano por última vez. Por alguna extraña razón, aquella sonrisa que había aparecido en mi rostro no se desvaneció ni siquiera cuando me fui a dormir pocas horas más tarde.
No podía ser que un simple gesto de amabilidad me tuviera actuando como una quinceañera.
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Daddy Issues❞ Draco Malfoy
FanfictionChloé Burette acaba de graduarse de Hogwarts y ahora se enfrenta a la vida adulta. Sin embargo, justo cuando empieza a acostumbrarse a su nueva rutina y al trabajo conoce a Draco Malfoy: un hombre rico con buenas relaciones y viudo. Algo parece flor...