Cap 5.

3.1K 290 121
                                    

El elefante.

Ha pasado una semana desde la fiesta de bienvenida, una semana y un día desde que no sé nada de Abraham.

¿Tan grave fue lo que ocurrió en mi jardín? ¿Qué pasó? ¿Por qué Yere no me lo quiere contar?

Demasiadas preguntas me parecen a mí...

Le llamé incontables veces el día de la fiesta y durante el resto semana. Fui a su casa y obtuve el mismo resultado, silencio.

La semana siguiente no le llamé, tampoco le escribí o fui a su casa como solía hacer algunas tardes. 

¿Para qué? Si se enteró de que estaba en el pueblo seguro se ha enterado de que le estoy buscando.

No entra en mis planes ir detrás de alguien que no quiere saber nada de mí, sería absurdo, la verdad.

Lo que me faltaba a estas alturas de mi vida, ir detrás de nadie.

¿Ni de tu mejor amigo?

¿Un mejor amigo que pasa de ir a la bienvenida de su ahijado y que ignora olímpicamente a su mejor amiga? No, ni por él.

Tampoco he sabido nada del demonio. Nada de nada.

¿Debería preocuparme?

¿Era lo que querías ,no?

Sí, pero le conozco, sé que no se va a rendir, menos después de mandarme ese mensaje.

Sé de lo que es capaz, sé cuánto le molesta perder, sé lo calculador que es y lo más importante, sé que siempre cumple su palabra.

Eso es lo que me da más miedo, que nos haga daño.

¿Miedo tú? ¿Desde cuándo? Recuerda quién eres. Recuerda todo lo que has pasado para estar aquí. Recuerda cada paso que has dado. Recuerda lo que te prometiste el día que te fuiste de esta casa.

Tienes razón, ya no queda nada de la Adrianna que él conoció. Que intente joderme, no sabe a quién se enfrenta.

Según van pasando los días, me voy concentrando en buscar trabajo, un cole para Killian y una buena academia para mí.

Ya lo sé, son muchos gastos, pero tenemos suficiente ahorrado como para poder permitírnoslo... creo.

Adam por su parte ha tenido unas cuantas entrevistas en este tiempo, todas para trabajar como instructor en algún gimnasio o como entrenador personal. 

--Cariño, ¿me estás escuchando?--salgo de mi pompa al escuchar a Adam hablarme.

Ni me había dado cuenta de que se había sentado enfrente mío mientras desayunaba.

--No, perdona. Estaba pensando en Abraham, en el cole del niño, en buscar trabajo ... ¿qué me decías?-- me froto la cara con las manos, fingiendo agobio.

¿Sólo pensabas en eso?

Adam no tiene por qué saber de la existencia del demonio, no se va a acercar a nosotros, yo me encargaré de ello.

NO SE LO DIGAS A NADIE. [SAGA SECRETOS Y MENTIRAS I] ✅️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora