Parte 16= Revelaciones

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Era un nuevo día en Anima City y la tanuki despierta poco a poco en su cama. Al estirar sus manos, sintió algo suave y alza su mirada, pero al ver qué era, sus mejillas se ponen sonrojadas. Shirou estaba durmiendo a su lado abrazándola de la cintura mientras una de sus orejas estaba caída hacía un lado.

-(Ehhhhh?! Qué hace éste aquí?! Si la señora Melissa y el señor Jem nos ven así...!)

-Hmm...

-Eh? *Nerviosa* Shirou...?

-Has silencio... Déjame dormir 5 minutos más...

-Esta no es tu cama! *Abochornada*

-Y que? No es la primera vez que dormimos juntos...

Eso era verdad. Ya habían dormido juntos, pero esa noche no tenía aroma de nada. Además, él no tenía dónde dormir. Aún así, la tanuki mira la hora y ve que era muy temprano.

-Debemos ir a ver a la Alcaldesa...

-Lo sé...

-Seguro ella también lo sabe y nos dará un sermón...

-Y nos va a preguntar que es lo que vamos a hacer...

-Y? Entonces que haremos?

-Yo no me apartaré de tu lado... No de nuevo...

El lobo solo la abraza contra su cuerpo mientras cierra sus ojos. Michiru pudo sentir su corazón y eso la hace sonrojarse un poco, pero aún así estaba preocupada.

Y si la Alcaldesa no lo veía bien porque ella es de origen humano y él es un beastman? O acaso los castigará a ambos por sacar provecho de una situación así? Que tal si les pone cargos por mentir ya que esto también incluía el ingreso de un fármaco que podría afectar a todas las beastmans mujeres?

-Shirou... Estás seguro del favor que me pediste?

-Sí la Alcaldesa nos impone un castigo, yo lo aceptaré. Pero antes me debe algo y voy a aprovecharlo. Tú confía en mí y haz lo que te dije...

-Bien... Pero aún así, no le veo sentido...

La menor voltea su rostro y ve encima de su escritorio a Kuro, quien dormía plácidamente sobre una tarjeta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Elizabeth estaba guardando sus cosas en una caja y voltea a ver a su acompañante cuando oye sus pisadas acercándose. Solo bufa un poco y sigue empacando.

-Vaya, entonces el portero tenía razón. Te vas a mudar...

-Qué quieres, Alan?

-Uy, que fría... Estás de mal humor?

-Algo así...

La pelimarron solo estira sus brazos y luego ve al rubio, quien miraba alrededor. Casi todo el cuarto estaba vacío. Alan voltea a ver a la mujer y coloca sus brazos tras la espalda con una sonrisa.

Amigos de ConfíanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora