El diario secretisimo

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—Intentaste golpear a Luke—le reprochó de mal humor.

Las venas de Fred se congelaron durante un segundo, se relamió los labios nervioso e hizo una mueca. Seguramente Luke había corrido a contarle a Emily lo sucedido, lo maldijo mentalmente.

—No fue Luke—dijo Emily con rapidez como si le hubiera leído el pensamiento—. Fue Harry.

Ah, vale, Harry, a él no podía recriminárselo.

Se imaginó lo que George le diría al respecto, se reiría a su cara y diría:

—A ver cómo arreglas esto, idiota.

—Lo siento—dijo después de un suspiro—. Estaba enojado.

—Si, parece que no tienes otro humor últimamente.

Entonces supo que la pelea se había hecho más grande de lo que era al principio. La había liado muchísimo más, estúpido impulsivo.

Realmente no había querido hacer lo que hizo o decir lo que dijo, había perdido los estribos. Últimamente había perdió noción de lo que sucedía en su cabeza. No sabría explicar porque, ni cómo detenerlo. Simplemente se cabreaba.

—De verdad lo siento—repitió.

No quería pelear, mucho menos después de lo que él idiota..., vale, no idiota, intentemos de nuevo, Luke, el amigo de Emily, le había dicho.

—¿Así es como van a ser las cosas?—preguntó Emily con voz molesta—, cada vez que tengamos una pelea irás y te pelearas con él.

—¡El vino a mi!—se defendió Fred.

—¡Claro que lo hizo!—respondió ella con obviedad—, pero eso no es lo importante. ¿Tú crees que si Ginny viniera a hablar conmigo después de que tuviéramos una pelea yo iría a golpearla?

Fred se mordió el labio de manera culpable.

—No lo golpeé—se defendió.

—¡Claro que no!—exclamó Emily—. Porque él te lo dijo, ¿no es cierto?

Eso no se lo había dicho Harry, Emily conocía tan bien a Luke que sabía que así había sido.

Fred evadió su mirada pero no respondió.

—Creo que está bien que nos tomemos un tiempo—dijo Emily al ver que él no respondía.

Fred sintió un pinchazo en el pecho y la miró confundido. La miró a los ojos y fue entonces cuando se dió cuenta de que no estaba solo molestaba, estaba enfurecida.

—Si sigues así me harás escoger entre tú y él, Fred—dijo, mirándole fijamente—, y créeme, no quieres eso.

Fred la miró con expresión dolida, apretó los labios.

—¿Por qué?—preguntó—, ¿por qué lo escogerías a él?

Emily giró su mirada y la clavó en el chico del que hablaban. Reía de algo que Alice había dicho, al reír echaba la cabeza hacia atrás, y sus ojos se enchinaban un poco por la sonrisa. Emily se había prometido que no dejaría que nadie le golpeara de nuevo, no dejaría que nadie le lastimara.

Giró de nuevo la vista a Fred y lo miró con dureza.

—Si, lo elegiría a él.

Se dió media vuelta y se alejó.

El resto de la comida transcurrió entre risas y charlas sin verdadera importancia hasta que Harry le habló por la mente a su hermana.

Así que aceptaste el tiempo—murmuró.

Los mellizos Potter y La Cámara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora