—Yo sigo leyendo—recalcó Canuto cuando Dora abrió la boca y estiró el brazo.
Ella rodó los ojos y bufó.
Canuto puso una gran sonrisa complacida en su rostro y leyó el título.
—La Cámara de los Secretos. ¡Me ha tocado el bueno!—exclamó Canuto con emoción—, ¡Por fin!
—Con la cantidad de veces que hemos estado cerca de ella en los aseos —dijo Ron con amargura durante el desayuno del día siguiente—, y no se nos ocurrió preguntarle, y ahora ya ven...
—Una injusticia—bufó Alice.
Era la que menos había disfrutado sus momentos en los aseos de Myrtle. Decía que pensar y oír a Myrtle le provocaba dolor de cabeza y ganas de tirarse por el excusado.
La aventura de seguir a las arañas había sido muy dura. Pero ahora, burlar a los profesores para poder meterse en un lavabo de chicas, pero no uno cualquiera, sino el que estaba junto al lugar en que había ocurrido el primer ataque, les parecía prácticamente imposible.
—No tan imposible—susurró Emily con una sonrisa traviesa.
Sus amigos sonrieron con complicidad.
En la primera clase que tuvieron, Transformaciones, sin embargo, sucedió algo que por primera vez en varias semanas les hizo olvidar la Cámara de los Secretos. A los diez minutos de empezada la clase, la profesora McGonagall les dijo que los exámenes comenzarían el 1 de junio, y sólo faltaba una semana.
Canuto y James hicieron una mueca al mismo tiempo.
—¿Exámenes?—preguntaron afligidos—, ¿en esas condiciones y todavía hay exámenes?
Los de la segunda generación asintieron con la cabeza.
—Una suerte terrible—suspiró James.
—Solo falta que el heredero de Slytherin los secuestre—bromeó Canuto.
Los merodeadores 2.0 y Ginny intentaron ocultar su culpabilidad.
Canuto no notó lo de Ginny pero si la de los chicos.
—Oh no—murmuró arrepentido de haber dicho aquello.
—¡No nos secuestraron!—explicó Harry con rapidez.
—No ese año—aseguró Emily en voz baja.
Harry la miró mal.
—Vale, pues, me callo.
—¿Exámenes? —aulló un chico—. ¿Vamos a tener exámenes a pesar de todo?
Sonó un fuerte golpe detrás de Harry. A Neville Longbottom se le había caído la varita mágica, haciendo desaparecer una de las patas del pupitre.
La profesora McGonagall volvió a hacerla aparecer con un movimiento de su varita y se volvió hacia el chico con el entrecejo fruncido.
—El único propósito de mantener el colegio en funcionamiento en estas circunstancias es el de darles una educación —dijo con severidad—. Los exámenes, por lo tanto, tendrán lugar como de costumbre, y confío en que estén todos estudiando duro.
—Duro como una estatua—bromeó Canuto con voz tonta—, porque todos están petrificados como estatuas.
¡Estudiando duro! Nunca se les ocurrió a los mellizos que pudiera haber exámenes con el castillo en aquel estado. Se oyeron murmullos de disconformidad en toda el aula, lo que provocó que la profesora McGonagall frunciera el entrecejo aún más.
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Los mellizos Potter y La Cámara Secreta
FanfictionHay una historia antes de esta (Leyendo los mellizos Potter y la Piedra Filosofal) Después de derrotar una vez más a Voldemort Harry y Emily se verán embarcados de nuevo en un año emocionante y arriesgado lleno de elfos mágicos con advertencias, coc...