Cornelius Fudge

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Lunático decidió que podía leer un capítulo más. Por lo que continuó.

—Cornelius Fudge.

Harry, Emily y sus amigos siempre habían sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas. Durante el curso anterior en Hogwarts había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera, y pasaría mucho tiempo antes de que pudieran olvidar al perro gigante de tres cabezas al que había puesto por nombre Fluffy.

—Es que...Hagrid—murmuró Canuto mirándolo—. Tenemos que admitir que lo de el dragón fue otro nivel.

—Hubiera tenido un gran hogar conmigo—respondió Hagrid. Aunque muy en el fondo sabía que no era así,el dragón necesitaba más espacio.

—Está muy feliz allá—le confesó Charlie.

Hagrid sonrió.

Harry y Emily estaban seguros de que si, de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo. Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho a estirar un poco sus numerosas piernas.

—Y ni piernas tenía—susurró Emily.

Podían imaginarse perfectamente a Hagrid, con trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaban seguros de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.

Hagrid se sentía muy agradecido por la confianza brindada en aquel momento. Se sentía especial.

Harry y Emily casi habrían preferido no haber averiguado el funcionamiento del diario de Ryddle.
Sus amigos les pedían constantemente que les contasen una y otra vez todo lo que habían visto, hasta que se cansaban de tanto hablar y de las largas conversaciones que seguían a su relato y que no conducían a ninguna parte.

—A lo mejor Ryddle se equivocó de culpable —decía Hermione—. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...

Hermione alzó las cejas de manera victoriosa y sus amigos rieron.

—¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? —le preguntó Ron, aburrido.

—Esto es Hogwarts—le recordó Alice con obviedad—, ¿no recuerdas nuestro año pasado?

—No me sorprendería que hubiera mil monstruos más de los que no tengamos ni idea—admitió Luke encogiéndose de hombros.

—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado —dijo Harry, apenado—. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Ryddle no le habrían dado ningún premio.

Harry hizo una mueca y apretó los labios.

Había arruinado el futuro de una persona inocente solo por salvarse a él mismo.

Ron intentó verlo de otro modo.

—Ryddle me recuerda a Percy. Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?

—El monstruo había matado a una persona, Ron —contestó Hermione.

—Y Ryddle habría tenido que volver al orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts —dijo Luke—. No lo culpo por querer quedarse aquí.

Muchísima gente prefería Hogwarts que su casa, al igual que él lo había hecho los primeros años.

—Pero de igual manera no creo que haya sido el monstruo de Hagrid, simplemente no puede ser—murmuró Emily haciendo una mueca.

Los mellizos Potter y La Cámara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora