Señora Blythe

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Gilbert
- Entonces es cierto lo que dice este señor .- dice la "Jefa", o así la llamaba mi falsa mujer.
- Completamente cierto. - asiente Anna, dejando la taza de té que la mujer le había ofrecido al sentarse en la butaca verde del despacho. - Aunque siento mucho decir esto, pero no me gusta que llamen a mi... Esposo, señor. Me encanta que lo llamen por su nombre.
Me muerdo el labio para no reírme y tener la mayor cortesía que mis padres me enseñaron, pero es inevitable que algún sonido salga.
Anna lleva desde que entramos al despacho, buscándole las cosquillas a su jefa, ya que se había enterado, de que sabía hablar perfectamente el español y la había estado torturando con el francés, un idioma que necesitas para vivir en Francia, pero Anna es así de incoherente.Primero con el sillón, que el marrón, en el que yo estoy sentado, era demasiado aburrido, y ahora con el respeto hacia su "Marido", es decir, yo.
La jefa se sube las gafas con cansancio y el mira con sus ojos marrones.
- ¿Cómo quiere que le nombre?
Demasiado sutil y fino. La mentirá está colando.
- Gilbert.
Asiente con la cabeza y mira a Anna, quien la mira con fúria que refleja en los pellizcos que se hace en los brazos.
- Señora Blythe.
Anna no responde, no hace nada, tan solo sigue pellizcando.
- Señora Blythe.
Nada.
Tengo que intervenir.
Hago un signo con la mano, para que la "jefa" se aparte, y voy hacia ella.
Acarició su muslo, despertandola de sus pensamientos peligrosos.
Anna parpadea, y me mira con los ojos grises bien abiertos.
Mira a mí mano y después a mí, con las mejillas sonrosadas.
Me acerco a ella, y le doy un beso en la mejilla.
Dejando sus orejas y mejillas más rojas aún.
-Que lastima que este está señora en la habitación, porque de aquí saldrían miles de sensaciones para nosotros dos. - le dijo al oído con voz suave y delicada.
Escuchó su respiración acelerada.
Con eso me aparto, dejando mi mano en su muslo.
Dejando este momento para los nosotros dos.
- Cariño, te está llamando la señora.
- Señorita, señor Blythe. - corrige la "Jefa" con mala uva.
- No hace falta que lo asegure señorita, es demasiado evidente. - responde Anna, apartando mi mano de su muslo, mosqueandome.
- ¿Disculpe?
- Nada, nada. Le encantan las bromas ¿Verdad, mi Pelirroja? - disimuló, cogiéndole la mano.
- Sí, las adoro. - apartándose, de nuevo, de mi.
La "jefa", mira a Anna mal por un momento.
- Como le iba diciendo, señora Blythe, voy hacerle un par de preguntas para saber si es cierto esté matrimonio que no se presenta en el corriculum.
- Adelante. - responde Anna, dejando de nuevo la taza en la mesa de cristal.
La señorita, abre la libreta de color azul y escoge un bolígrafo negro.
- ¿El señor Gilbert y tú tenéis propiedad a vuestro nombre?
- ¿Por qué debería contarle eso? ¡Es mi vida privada!
Le cojó la mano y entrelazado nuestros dedos para que no me la aparte.
- Tenemos una propiedad en Avonlea, Canadá. Dónde nos casemos. - Anna me mira como si estuviera loco, y no la culpó. Estoy loco por ella.
- ¿Cuánto lleváis casados?
Está vez responde ella, con una alteración que intento tranquilizar acariciandole la palma de su mano con mis dedos.
- Llevamos un año de feliz matrimonio.
- ¿Por qué tú, Anna, y tu marido, no vinieron juntos a Francia?
Mi pelirroja la mira con sorpresa e impaciencia.
- ¿Cómo coño sabe esto?
Ahora la sorpresa es mía.
- ¡ANNA!
Ahora me mira a mi.
- ¿Qué? Está tía no tiene derecho a venir aquí e inerrogarme como si hubiera cometido un delito.
- Anna, calmate.
La señorita nos miraba incrédula.
Así me quedé yo al ver el carácter de Anna. La única diferencia es que yo me enamoré y ella le tiene miedo.
Anna pasa de mis advertencias, al igual de mis caricias de calma.
- No venimos juntos porque rompimos.
- ¿Se divorciaron?
Anna mira a la jefa con asco, sé que va soltar algo que no va ser muy educado, me toca a mi.
- No. Tuvimos una gran epoca de matrimonio, pero con la muerte de mi padre todo en mi vida se vino abajo.-Anna deja de forcejear- Empezé a comportarme como un necio, y  la cansé, ella misma me lo dijo, y yo reaccioné huyendo, la dejé en nuestra casa, con mi madre hundida y con una carta de despedida.
- ¿A dónde huyó? - no era Anna quien preguntaba, pero sentía como si lo fuera. Miraba a la señorita, pero puedo notar la mirada de mi falsa mujer.
- Hui en un barco, no sabía cual era el destino, pero no tenía que pagar por el pasaje. Sólo trabajar en el carbón.
- ¿ Hay algún familiar que pueda comprobar que eso es cierto?
- Fui con un amigo de la familia. Pero no te voy a dar ningún dato sobre él sin su permiso previo.
- ¿Cuánto tiempo estuvieron separados?
- Siete años, cinco meses y veinte días.
La voz de Anna vuela por el despacho, haciendo que giré la cabeza sorprendido.
- Y tras siete años de separación ¿Nunca pensaron en separarse?
- Nunca - decimos los dos a la vez, conectando nuestras miradas, demostrando que se puede enamorar de la misma persona, mil veces más.
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El amor viene y si es verdadero nunca se va.
Dedicado a rubiashirley_
Os quiero, Alma

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