¿Blythe?

Señorita Pivon

Anna
La presión me consume mientras intento que el agua sea la cura de mi agobio.
Por todo lo que a ocurrido con Gilbert, el reencuentro, la discusión, el beso y nuestra magnífica noche, se me ha olvidado la fiesta de Diana. La presentación de Hazel al mundo Francés. Es una celebración absurda, en la que las parejas van vestidas con sus mejores galas para conocer a la hija de la nueva joven familia que habita en París. Diana no le gusta nada que desconocidos vayan a su casa y miren y juzguen a su hija como si fuera un trozo de tela, por eso mismo me pidió que estuviera a su lado antes de que aquel infierno comenzará. Ese infierno comenzó hace una hora y media.
La ducha es de todo menos relajante, salgo de ella con espuma en todo mi cuerpo. Ni siquiera me miró en el espejo empañado, tan solo me colocó mis ropas íntimas sin ninguna delicadeza, y me colocó el corsé, sufriendo por cada apretón que yo misma me doy solo para darle el gusto a mi mejor amiga de no ser la cereza que cubre el pastel.
Salgo de la ducha, esperando que él ya no esté ahí, pero no, ahí sigue, vistiendose, con cara de pensamientos poco alegres.
- ¿ Aún estás aquí?
Su cabeza gira hacia mi, deslizando sus ojos por todo mi cuerpo, yo ni me avergüenzo, es mi cuerpo tapado por un ridículo corsé.
- Por supuesto que sigo aquí, te llevaré a ese sitio, y luego me iré a trabajar. Cuando salgas esperame en la puerta, avisare a un cochero para que te recoja y te lleve a mi apartamento.
Mis ojos se abren más y más al ver como se viste con tanta calma mientas termina esa frase tan posesiva hacia mi. Como si yo fuera algo suyo.
- ¿Quién eres tú para dirigirte así a mi?
- Soy tu marido, Anna.
-Es una farsa.
-Una verdad para la sociedad, Anna. Ellos no saben qué nuestro matrimonio es una falsa para conservar tu trabajo.
Tenía razón, y a parte de eso, había caído en algo grave. El matrimonio entre Gilbert y yo es algo que la sociedad sabe, pero no que haya visto, y no hay nada mejor para presentarte a la sociedad que una fiesta. La fiesta de Diana.
- Tienes que venir conmigo.
- ¿Dónde?
- A la presentación de Hazel, la hija de Diana. - Los interrogantes se dibujan solos en su cabeza. - Tú mismo lo has dicho, somos un matrimonio, y por desgracia hacia las mujeres, en el siglo en el que estamos tenemos que ir a las celebraciones agarradas al brazo de nuestro marido, y tu eres mi marido, debes ir a la fiesta conmigo.
- Ya lo sabía, y iba a ir de todos modos, querida esposa.
Mis ojos ruedan mientras deslizó el vestido verde por todo mi cuerpo. Es pegado al cuerpo, con un escote pronunciado, pero no lo suficientemente descarado. Lo combino con unos pequeños pendientes de plata y unos tacones de Abuja con cinco centímetros de distancia, dejando que mi metro 60, se convierta en un metro 65. Mi melena pelirroja baja suelta, con tirabuzones en las puntas. No me maquillo, no me peino, no me da tiempo. Tengo que salir de aquí.
Gilbert se ha ido al baño, para ponerse su traje de que siempre lleva en todas sus consultas medicinales, me quede bastante impactada cuando lo saco de la bolsa, pero la verdad que ha sido una real salvación.
- Gilbert ya estoy lista. - Miro el reloj de mi mesita de noche, las diez y 45 de la mañana. Diana me va a matar.
- Nos vamos cuando quieras, milady.
Un traje clásico, negro, esmoquin, con pantalones y chaqueta pegados, pero algo tan sencillo como eso, le queda extraodinariamente bien.
Mi embobacion no termina hasta que notó como sus labios besan los míos.
Me apartó enseguida, dejándole una sonrisa tonta en la cara.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Se te estaba cayendo la mandíbula al suelo, tan solo quería ayudarte a volver a colocarla.
- Idiota.
-Borde.
-Pervertido
- Histerica
- Tonto.
-Pivon
- ¿Cómo?
- ¿Qué?
Mi sonrisa aparece, él gana.
- Vamonos antes de que Diana me maté.
- De acuerdo, pivon.
Otra sonrisa. Nunca he sonreído tanto en siete años.

Dedicado a 94astronauta
Aquí tenéis el segundo capitulo
Os quiero con toda mi alma
GRACIAS POR LOS 20 K DE VISITAS A BLYTHE
SOIS MARAVILLOSOS
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA CELEBRARLO?
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