Adicción

474 42 20
                                    

Anna

Las sabanas recorren mi cuerpo desnudo, tapando cada trozo de mi piel, cada curva de mis muslos, cada centímetro de los dedos de mis pies. A mi lado, alguien me abraza, y acaricia la fina y sensible piel de mi cuerpo con su nariz. Un aire caliente, que pone a mi piel fría. Sus manos se aferran a mi cintura, con fuerza, como un naufrago a un trozo de madera. 

Las luces de las farolas que ejercen en la noche, me ayuda a identificar que nuestras piernas están enredadas en una, al lado de mi sujetador rojo de encaje.  Mi sonrisa aparece al ver como esa persona besa su cuello en sueños, enredando sus piernas mucho mas que antes, apretando su pecho contra mi espalda. Un pecho firme, y con una piel bronceada, como la de sus piernas.  Sus rizos se cuelan por mi pelo, agrandando mi sonrisa, agrandando las ganas de girarme y besar a Gilbert Blythe, y volver a llenarle de pasión como esa mañana.

Flash back

- ¡ JODER YA NO SOMOS DOS NIÑATOS!
Me giró. Está a diez centímetros de mi. Con la frente llena de sudor, de haber corrido. Y con los ojos llenos de lágrimas. Rojos y hinchados.
Mi rabia cambia a empatía en cuestión de segundos. Él es el que habla y reprocha.
- ¡NO PUEDES VOLVER A DEJARME SÓLO!
- ¡FUISTE TÚ EL QUE SE FUE!
- ¡ NO TE ABANDONÉ, ANNA!
- ¿QUÉ HICISTE PARA NO SER UN ABANDONÓ? ¡ENVIARME PUTAS CARTAS TODOS LOS MESES!
- ¡CARTAS QUÉ NO QUISISTE LEER!
- ¡PORQUE ME ABANDONASTE, GILBERT! ¡ NOS DEJASTE SOLAS, A MÍ Y A TÚ MADRE! ¡NO ESTABAS A MI LADO, NI AL LADO DE TU MADRE!
- ¡NO QUERÍA SER UNA CARGA PARA TÍ!
- ¡ NO LO ERAS! ¡TÚ PADRE ACABABA DE MORIR! ¡ Y TÚ NO ME DISTE LA OPORTUNIDAD DE CUIDARTE, DE PROTEGERTE, DE QUIERTE, COMO TU LO HICISTE CONMIGO! ¡ TAN SÓLO HUISTE, DEJANDOME SOLA, Y CON UN DOLOR EN MI PECHO QUE DURÓ AÑOS EN IRSE! - Las lágrimas de Gilbert me matan, pero necesitaba decírselo. Dejar claro que ya no puedo más. - ¡SE ACABÓ, GILBERT! ¡ SE ACABÓ!
Con la voz quebrada, y quitándome las lágrimas que el dolor hace referencia en mi piel, me doy la vuelta, y comienzo a andar. Hasta que él se pone en mi camino.
- ¿No crees que nos merecemos un final mejor?
Lo creo. Por supuesto que lo hago.
- Ese final lo tendrás con otra persona.
- Y tú con otra persona.
- Yo no. Obtendré mi final conmigo misma como amante.
- No te creo. - Sus lágrimas van sincronizadas con las mías. - Te casaras con alguien que te merezca, viviréis juntos en Avonlea, te apoyará con tus ambiciones de escritora, publicaras libros juntó a él, estarás embarazada de dos preciosas hijas, y las verás crecer mientras os cojeéis de la mano. - Me coge de la mano, la lleva a sus labios y la besa suavemente, dejándome sin respiración. - Y ése hombre seré yo. - Me agarra del cuello y estampa sus labios juntó a los míos, enviándonos mariposas uno al otro. Se separa de mi por el puto oxígeno. - Te lo prometo, mi Pelirroja. - Seguidamente me vuelve a besar. Su lengua recorre cada espacio que mi boca guarda, me deja sin respiración, sin reproches, sin dolor. Tan solo me invade. Me dejo llevar, sigo el beso, agarrándolo por las mejillas, luchando contra las mariposas. El oxigeno se agota al pasar los minutos, es Gilbert quien para, yo voy tan acelerada que no le doy ninguna importancia al aire, tan solo necesito su cuerpo, no pido nada más. 

- Lo lamento por mi atrevimiento, pero... - Me muerdo el labio para no reírme, mientras intenta taparse la excitación de sus pantalones. -  Llevo soñando con este momento desde hace años, desde hace siete para ser más concretos, y me encantaría hacer el amor con... - Lo calló con un beso. Le cojo la mano, llevándolo hacía mi casa. El edificio que estaba junto enfrente.  Subimos las escaleras entre besos y botones. Él ya iba sin camisa, y yo con dos botones desabrochados del vestido. Llegamos a la puerta de mi piso. Me pongo de espaldas mientras busco las llaves en mi pequeña y a la vez enorme mochila. Gilbert aprovecha para mi distracción para abrazar mi espalda y empezar a devorar mi cuello. Mi piel se eriza por completo, mis manos tiemblan, y no puedo evitar morderme el labio para evitar hacer cualquier ruido. Notó como empieza descordar la espalda de mi vestido, acariciando mi cuello, distrayéndome. Justo cuando logró abrir la puerta, Gilbert  consigue descordar el vestido, dejándome en ropa interior. Oigo sus "wow" y eso me saca la fortaleza, de agacharme a recoger mi vestido, a girarme ante él, sin vergüenza, con mis cicatrices, tal como soy. Y con mi mirada más seductora y una sonrisa de tonta decirle. - ¿ Vas a entrar o tendré que continuar sola, señor Blythe? - Los ojos de Gilbert se pusieron negros, y finalmente entro, cerró la puerta con seguro, me cogió, enredando mis piernas en su cintura y me besó con tanta pasión que creí explotar. 

No sé como lo hizo, pero encontró mi habitación, ni siquiera la admiró, tan solo me miraba a mi, y yo a él, a sus besos a mi cicatriz del pecho, a mi abdomen, a mis piernas, a mi cuerpo. 

Nos comimos a besos hasta quedar desnudos, el uno para el otro. 

Y allí empezó la acción. Me enseñó todo lo que había aprendido durante estos años, me decía entre susurros las ganas que tenía de enseñármelo. Y me lo enseño. Y me encanto. Hicimos el amor tres veces. Y en esa ultima yo era la capitana del barco, y justo cuando la marea empezaba a llenarse, Gilbert habló. 

- Te quiero, Anna.  

- Cállate, Gilbert.

- Llevó callándomelo años, ya no, se acabó. Te quiero.

Y con esa ultima frase lleguemos a tierra los dos.















Aquí tenéis un capitulo (DIFERENTE) 

espero que os haya gustado. 

OS quiero con toda mi alma. 

Alma o pelirroja.

¿Blythe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora