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|| Lilian Crawford ||


》Recogió el correo, como lo hacía a diario, y caminó de regreso a su casa. El desayuno ya estaba servido, y su esposo la esperaba, ansioso y listo para atacar el tocino y los huevos en su plato.

El periódico, una revista, un catálogo, facturas, recibos, una carta. Tenía su nombre en ella.

Miró al hombre y él, con una ceja alzada la incitó a abrirla y leer su contenido.

Y así lo hizo. Empezó a leer.

"Lilian, querida tu,

No diré mucho. Felicitaciones por tu nuevo esposo. Felicitaciones por tu embarazo (¿Es siquiera posible? Maldita sea, tienes como sesenta años). Como sea...

Fuiste... una madre. Lo quiera o no.

Pero fue una tortura.

Los gritos, me volvieron una persona fuerte. No ha habido nada, que yo recuerde, que me haga temblar de terror, como tus gritos de furia. Tus humillaciones me volvieron de piedra, nada puede hacerme sentir inferior, porque yo misma me he subido al pedestal más alto, lejos de toda vergüenza y humillación que tu -o cualquiera pueda llegar a causar. Tus golpes me volvieron inquebrantable, rompiste mi piel, pero jamás lo que yo era, supongo.

Pero yo no quería, no necesitaba, ser fuerte, ser inquebrantable, ser in-humillable (si es que esa palabra existe) yo necesitaba una madre. No maldito régimen militar impuesto por mi dictadora progenitora.

Fuiste la madre que nadie desea tener. Y espero que el pequeño que crece en ti, no viva lo que yo viví. Espero que Vito no viva con la carga de tenerte a ti como esposa. De verdad.

Eres un mal que no le deseo ni a mi peor enemigo.

También espero no ser como tú, si algún día me convierto en madre.

Espero que el pequeño que tengas, no viva el mismo infierno que yo tuve que vivir contigo.

Me quitaste mis recuerdos, que poco a poco -y no sé cómo- he podido recuperar. Pero aún hay lagunas mentales, aún hay vacíos. Aún hay ocasiones en las que me preguntan "¿Qué te gustaba hacer de pequeña?" y no sé qué responder, porque en mi memoria solo hay un enorme vacío. Gracias a ti, y a tu egoísmo.

Lamento tanto haber sido tu hija. Pero quiero que sepas que no te guardo rencor, supongo.

Y te agradezco por haberme sacado a patadas de San Francisco. Por haberme alejado de ti y de tu vida. Gracias, lo necesitaba.

Disfruta de tu nueva familia, así como yo lo hice con la mía. Disfrútala, porque algún día ya no podrás.

Gracias por alejarme.

Valeska Stilinski".

¿Era eso posible? ¿Valeska le había escrito una carta, luego de que ella misma le había dicho lo mucho que la odiaba y que "renunciaba a cualquier lazo con ella"?

—¿Valeska?

—La misma que vive y respira—, rodó los ojos.

Hacía ocho días ella, Stiles, Derek y Noah se habían regresado a Beacon Hills; Valeska hecha una furia con ella y todo -todos- a su alrededor.

... habían tenido una pequeñísima e insignificante discusión. Pero, maldita sea, no era justificante alguno para enviarle una carta expresando su irracional odio hacia su progenitora. O al menos eso pensaba firmemente Lilian.

Luego la llamaría, hizo una nota mental. Y en caso de que no me responda el teléfono, llamaré a su padre.

Arrugó la carta y la lanzó al cesto de basura de la cocina. Finalmente se sentó en la mesa y empezó a comer, junto a su esposo, quien ahora insistía en ser llamado "Vito" -gracias a su insoportable hija.

Ninguno de los dos volvió a tocar el tema.

Se deshizo de la carta.

Y Lilian olvidó llamar a los Stilinski.

-V

Dear You || Derek Hale [Teen Wolf] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora