—dios se va a enterar de que...
—No lo creo, además limpie un poco las marcas de la baldosa.— Jeongwoo aprovechó cuando Jihoon subió alterado a la azotea.
—Y yo tome el pedazo de tela, o lo que quedaba.
—La única prueba es Junkyu Hyung y su brazo chamuscado.
—Ya sé que tengo el maldito brazo lastimado, ¿Pueden dejar de recordarmelo?— Junkyu claro que no iría a donde sea que tenían planeado acudir después de tremendo incidente.— Me iré a casa en un Taxi.
—Te acompaño.—Mashiho no sabía ni siquiera ubicar bien su casa pero tomaría riegos.
—No quiero de tu lastima.
Los otros chicos estaban sorprendidos tanto por la propuesta como la respuesta a esta, y un poco incómodos. Jihoon en serio pensaba y soñaba con esta noche, el hecho de que estuvo tan cerca de Mashiho le afectaba aún más de lo que alguna vez, después de esa noche, admitiría. Haruto esperaba ver una vez más, por lo menos cruzar palabras, con Junkyu en las prácticas de natación.
—Cállate y levántate, o me pagas los chicles.— Casi toma al mayor del brazo hasta que gracias a su expresión de miedo reaccionó— Hey, no te iba a agarrar en serio— Ya estando en pie hizo primer contacto visual después de casi prenderle fuego a una cocina con Jihoon, quien le sonrió como siempre lo hacía, brillante.
—Junkyu necesitas compañía, así que no te niegues idiota— Jihoon revisó su celular casi sin batería y mando un rápido mensaje, sintiéndose aliviado y haciéndolo notar— No se preocupen por nosotros, vienen a buscarnos en algún auto.
—Tiene que ser el de Asahi.
—Deberíamos juntarnos más con ese tipo.
—Me da miedo.— Confesó Jeongwoo.
Junkyu no soportaría más la conversación, dándose por vencido y aceptando ser acompañado. Apuró a Mashiho dando golpes en el asfalto, sintiéndose patético después por no despedirse como era debido. — Gracias Jihoon.— Con un reverencia quiso verse sincero— Sé que toda esta mierda es costosa.—Habló, refiriéndose a las bandas y analgésicos— Y adiós pequeños, no tomen.—Acarició la cabellera de sus acompañantes de pista, la había pasado bien con su compañía.— Y ahora sí— tomó a Mashiho de su delgada muñeca y empezó a caminar, muy por dentro sintiéndose eufórico por la presencia de el japonés en la horrible noche.
Caminaron hasta perderse de vista por toda la calle del costoso vecindario. Ningún Taxi pasaba, solo carros informales o motocicletas. Mashiho se arrepentía de tener tan Grande corazón pues era arrastrado por un chico unos centímetros más alto que él y herido por toda la acera.
—Pensé que iba a ser más divertido.— Junkyu se detuvo, no de golpe sino progresivamente. No dijo nada al respecto porque era algo que ya anticipaba desde el momento que fue invitado. De nuevo ese silencio tan conmovedor que lo distinguía.— que por lo menos duraríamos más.
—Bueno, algunas veces las cosas no salen como esperas y terminas quemando la cocina del presidente de tu aula y capitán del equipo de fútbol.
Mashiho rió, aunque sus palabras estuviesen recargadas de sarcasmo ofensivo. Junkyu solo se esforzó en no hacerlo.
—De seguro tú eras esa clase de chico en tu colegio anterior, entraste a natación sin dudarlo.— Mashiho odiaba los clubes sin estar en uno— Ni dos semanas.
—Adoro nadar, no soy un idiota.
La noche empezaba a hacerse fría y el débil cuerpo de Kim no lo soportaría. El japonés no tardó en darse cuenta de la ansiedad en el mohín que ocupaba todos los labios de Junkyu, que temblaba de vez en cuando y se acerca inconscientemente al menor. Mashiho retiró la chaqueta de cuero artificial que lo cubría y lo colocó al rededor de la ancha espalda de su compañero que aunque en un principio se negó terminó cediendo como siempre.
—Hay una parada cerca para autobuses.
Después de repasar y acordar las rutas caminaron hasta la señal de tránsito azul donde tomarían el vehículo . Mashiho quería atreverse a preguntar de nuevo, y tomó el valor suficiente solo cuando ya se hallaban sentados en el trasporte con un silencio dictatorial.
—¿Por qué lo haces?— Y para su sorpresa Junkyu esta vez tomó la iniciativa de hacer contacto visual y no se le veía ofendido.
—No tienes modales.
El tema era difícil de abordar para el, pero esa pregunta de todas era la que más le aterraba porque el motivo le seguía atormentando hasta el presente, haciéndole sentir pequeño y un cobarde que además estaba consciente del problema desde su raíz pero no sabía como darle fin.
—Quiero ayudar.
—No es tan simple,ya te lo he dicho.
Nunca había recibido ayuda profesional. La única opción que tuvo fue escapar de su antigua escuela, dejar su vida y hasta futuro, había permitido que le arrebatasen todo.
—No he dicho que sea así.
Pero sabía que aún no estaba preparado, que debía esperar para ver qué tan confiable era él insiste chico.
—No sé si deba o si estás listo para...Escuchar.
Para su pensar era necesario un nivel de confianza porque desde lo ocurrido no era tan fácil endulzarlo, ni con un tráfico de dulces.
—¡Como te pesa el trasero!—Doyoung cargaba a Junghwan, quien iba cantando canciones de la radio juvenil y por ende se removía por el pegajoso ritmo.
—Por eso los niños deben estar jugando en casita mientras toman su chocolate— Asahi de nuevo se encontraba atrapado en una situación imprevista. Le habían encargado llevar a todos los menores sanos y salvos a sus respectivas viviendas, pero paciencia era lo que en realidad debía ir a buscar. Haruto iba a su lado, manipulando todo a su vista, cambiando los ajustes de aire acondicionado y la radio como un infante, eso le colocaba aún más los nervios de punta.— Haru, quieres dejar de hacer eso.
—¿Ahora quieres que te diga Sempai?
—Si, y yo te dire mocoso.
—Eres estúpidamente guapo.
Asahi estaba preparado para decir algo realmente ofensivo, pero Yedam llegó al rescate con un masaje en la espalda de su estresado amigo. Jeongwoo en serio le tenía miedo.
—¿Te molestan los cumplidos?
—Cállate.
Haruto podía llegar a ser un niño atrevido a esas horas, y Doyoung ni siquiera haría algo al respecto. Las veces que le había intentado sacar de situaciones como esas había terminado mal.
—No estoy coqueteando.
—Tampoco pedí que lo hicieras.— Asahi le subió a la radio, Junghwan empezó cantar mas fuerte.
—Me gusta alguien.— Dijo más alto Watanabe.
—No me importa.
—Closetero.
—¿Qué te importa mi sexualidad?— El rubio quería encontrar un semáforo lo más rápido posible para hacer algo al respecto.
—¡Chicos!— Yedam intentó pedirle ayuda a Doyoung dándole empujoncitos con su mano, pero el peli-rojo ya se encontraba en un sueño profundo y tranquilo.
—¡Él empezó!
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Candy traffic [TREASURE]
FanfictionOtro cliché de escuela. *Mención de parejas [hm/ht] *Lenguaje inadecuado. *Capítulos mediante largos. *Temas sensibles.