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TW: la historia contiene advertencias en todos los capítulos, no siempre va a haber contenido muy explícito, pero es por si las dudas, ¡gracias por leer! 

ELLIE JOHNSON

Imagina un mundo donde la apariencia física no importa en lo absoluto, nada de nada, sino que las personas te ven por lo que eres y no determinan el trato hacia ti dependiendo del físico. Lamento decirte que no existe tal sociedad y que todos desean lo mismo (aunque nadie, literalmente, se interesa en cumplirlo). Mas no desesperes, ni creas que la belleza es tu todo, créeme que puedo decirte por qué, pero para eso, te recomiendo seguir pasando los capítulos. 



La noche antes del tan aclamado primer día de clases, emocionante para algunos y un poco agobiante al ver lo que viene, para otros. 

En mi caso no es ninguno de los dos, simplemente existo en ese colegio, no tengo amigos, no soy sociable, tengo buenas notas y me llevo bien con mis profesores, no causo problemas, no molesto ni nada, pero eso no parece ser suficiente para mis compañeras; sus comentarios gordofóbicos se repiten todos los años, mientras entre cada uno de esos hay una carcajada en grupo que me destroza por dentro, al punto de llegar a creerlos.

Entiendo sus comentarios, yo me veo en buen peso, y estoy contenta con eso, pero ellas siguen recalcando que tengo que tener "abdomen plano" y "cara finita". Ahora pensarás que por qué no hablo con un adulto sobre esto y la razón que me siento como un... no sé como decirlo, un... estorbo, una piedra en los zapatos, un objeto sin función, que solo come, estudia, duerme y respira; un problema más siento que arruinaría todo y no quiero que mis papás se preocupen.

Volveré al tema del colegio, tengo que preparar mi vestimenta, necesito vestir bien, no quiero críticas nuevas. Miré todo mi armario, nada, absolugamente nada. Fue un constante "esto no, ni esto, ni lo otro". Decidida a dejar todo en manos de lo que mi yo de mañana elija, fui a acostarme.

Me levanté y bajé para hablar con mamá; le pregunté si podía ayudarme y me dijo que sí, por lo que subimos a mi habitación. Mi mamá sacó y sacó ropa, me eligió un jean y una remera con decoraciones pequeñas y finas, siendo sincera, por primera vez en años, me sentía hermosa.

El bus me recogió, y quedé sumida en mis pensamientos durante todo el trayecto. Mi cuerpo me condicionó durante años, mas no creo que sea culpa de, justamente, mis extremidades, sino de lo encasilladas que fueron dentro de los estereotipos.

Siempre me he preguntado si las personas delgadas tienen inseguridades; es decir, se me hace difícil de creer porque, se supone que lo tienen todo.

Y creer que "tenerlo todo" se basaba en poseer un abdomen plano, pff, ese fue mi primer error.

Bajé las escaleras del bus, tropecé con una piedra y fingí que no me dolió. Aunque mi dedo doblado estaba gritando.

Vi a mi amiga Lucy, ella es muy buena persona y mi única amiga del colegio, me dijo que me veía renovada, ese comentario me alegró el día. Pasaron las clases y todo iba de maravilla, hasta que, claramente, algo debía salir mal.

¿Alguna vez sintieron que todo a su alrededor se complotaba para que se sintieran peor? Hoy era un día de esos; a veces deseo tener un aparato para darle reversa a ciertas situaciones de mi vida, lo cual me ayudaría a no cometer tantos errores. 

Me siento algo así como: ya tengo suficiente dolor, no necesito más daño.

Pero siempre, aunque deseabas y rezabas con todas tus fuerzas que nada malo pasara, termina sucediendo eso que te destruiría el día, o tal vez, tu entera existencia. 

¿Qué habría pasado si hubiera faltado el primer día?

¿Seguiría sana?

¿Mi año sería diferente? 

Entre balanzas y cintas métricas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora