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Hasta que llegaron las chicas más relevantes del colegio, y ya empezaron con sus comentarios, ni un hola, simplemente empezaron a criticarme; las ignoré y me fui a casa, donde estaba mi lugar seguro, mi refugio, es decir, mi habitación.

Mi mamá empezó a hacer las habituales preguntas desde que tengo memoria: "¿Cómo estuvo tu día?" y, junto a esta, siempre estaba la típica respuesta de mi parte, con una sonrisa falsa que creí que disimulaba mi dolor, pero mis ojos lo reflejaban igual.

—¡Genial! estuvo excelente.

Me respondió que no esperaba otra respuesta mejor que esa y que estaba feliz de escucharla, ojalá supiera cuanto me destroza mentirle de esa forma.

Almorcé y vi mi serie favorita "Friends", me relajé y entré a Instagram, probablemente ver fotos de mujeres con bellos cuerpos fue lo que me empezó a romper por dentro.

Y que conste que ellas no son responsables de mis inseguridades; es decir, ¿por qué culparlas?, simplemente están subiendo fotos que les encantan. Aunque hay algo súper irónico y es que, créanlo o no, los comentarios de odio siguen estando.

¿Nunca has deseado estar en el cuerpo de otra persona?, ¿jamás?, pues eres una persona afortunada. Imagina querer arrancarte la piel, dejar de ser tú misma, odiarte al punto de preferir morir de hambre antes que estar gorda; eso, eso es lo que siento cada maldito día.

Nadie quiere ser destruido, a menos que sea a mano propia. El otro día me pregunté si el ser humano cometería actos sabiendo las consecuencias de éstos; pero yo creo que allí está la diversión de la vida: disciernes, intentas, fallas o ganas, y avanzas una casilla. 


Subí a mi cuarto y me puse a realizar un proyecto con Lucy por videollamada, en ese momento, en mi computadora, me llegó un mensaje por Gmail. Lo miré de reojo y lo ignoré porque estaba concentrada haciendo mi parte de la tarea mientras charlaba con mi amiga. Siendo sincera, tendría que haber ignorado ese mensaje para siempre.

Finalizamos el trabajo con Lucy y lo enviamos, me había olvidado completamente del mensaje por lo que apagué mi computadora y bajé al living de mi casa, mi papá había vuelto del trabajo y corrí a abrazarlo ya que casi nunca lo veía a causa de la demanda laboral.

La cena estuvo excelente, mamá cocinó mi comida favorita, ya que me vio triste; ella sabía que me estaba rompiendo de a poco, pero yo aún no lo veía.

Luego de la cena, subí a mi cuarto, preparé mis cosas para el colegio y me llegó un mensaje:

Lucy:
¿De quién es el mensaje y de qué trata?

En ese momento, salí corriendo a prender mi computadora y abrí mi Gmail.

El user era: "dontknowmyname@gmail.com"; me aterré al verlo porque sentía que era algo malo; de todas formas, lo abrí, en ese momento, temblé no sabía todo lo que estaba por venir.

Y me pregunto, ¿cómo es que no lo pude prever?

Quise desaparecer.

Deseé dejar de habitar en este cuerpo.

Pedí ser carne y hueso.

Y estaba cada día más decidida a  concedermelo yo misma.

Entre balanzas y cintas métricas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora