Advertencia: abuso sexual.
ELLIE
Quedé perpleja, Tadeo, ese chico tan dulce y educado, no era lo que parecía, abrace a Rude, a punto de llorar.
—Lo siento tanto Rude.
—¿Fue mi culpa?
—¡No!, claro que no.
—No sé como sucedió, fue todo tan rápido.
—Ven, siéntate y cuéntame, estoy para escucharte.
Entramos ya que afuera se estaba poniendo frío, nos sentamos en el comedor, Rude tragó saliva y empezó a hablar:
—Tadeo y yo decidimos tener una cita con el permiso de los enfermeros, ellos accedieron; nos encontrábamos solos en el patio central, él me pidió que bailáramos, y yo caí en esa trampa. Todo parecía ir de maravilla... hasta que... —se trabó y tomó aire—... él me dio la idea de tener relaciones sexuales cuando todos estuvieran dormidos; le dije que no, no me sentía lista y nos descubrirían, por lo que...
Rude dejó de hablar por un momento, estaba lagrimeando de nuevo, respiró profundamente y continuó con la voz entrecortada.
—... Él empezó a actuar raro, yo me reía para disimular mi incomodidad, hasta que le dije como me estaba sintiendo; me respondió como si no le importara, minimizando mi comentario. Todo estaba resumido en un: "Tal vez jamás salgamos de aquí, no quiero perder ésta experiencia".
—Hijo de puta —expresé enojada.
—En un momento decidí irme porque ya no tenía ganas de seguir allí, menos con él, pero segundos después, Tadeo empezó a gritarme; intenté pedir ayuda, pero puso su mano en mi boca para callarme, me empujó contra la pared, su mano izquierda fue bajando lentamente hasta llegar a mi pantalón; me ahogué en lágrimas, no podía respirar, él empezó a darme besos en el cuello, sentí que no podía moverme. Justo cuando intentó subir hacia mi camiseta, se escuchó un ruido fuerte en el fondo del pasillo interior y salió corriendo. Quedé helada del miedo e impacto, con lágrimas y mocos, tirada en el piso, con la cremallera de mi pantalón rota, una camiseta levantada y ese sentimiento de que mi cuerpo había sido manchado; me sentía sucia, como si todo hubiera sido mi culpa.
—Ay, Rude, no puede ser, que rechazo me genera Tadeo.
—No quise contarlo porque sentí que nadie me creería.
—Tadeo va a pagar, lo juro.
—¿Cómo?, si está aquí, es imposible que se haga justicia.
—El hecho de que esté aquí no lo hace menos abusador; escucha, el plan es el siguiente, recolectaremos chicas que hayan pasado por lo mismo que tú con Tadeo, y mañana en terapia, lo expondremos.
—Pero no tenemos tiempo ya, pidámosle ayuda a Dani.
—No escucho ni un solo "pero", es un buen plan, y tendrá que funcionar.
Tenía que funcionar, en los libros que leí, la exposición pública es un arma de doble filo, puede que ganes, o puede que nadie te crea y quedes como un mentiroso.
Fuimos a dormir, en realidad yo no, lo que hice fue buscar inmediatamente a Dani; le dije mientras trataba de encontrar palabras para empezar a contar a lo sucedido; ella terminó accediendo, nos encargaríamos de buscar las chicas entre el desayuno y el almuerzo.
Nos levantamos más temprano de lo habitual, Marcus se había enterado del plan y ayudó con el horario de inicio del día, para que tuviéramos más tiempo de buscar testimonios.

ESTÁS LEYENDO
Entre balanzas y cintas métricas ©
Fiksi RemajaComentarios, amor propio, estereotipos y aceptación social, pero... ¿Te dejarías hasta el hueso para encajar en alguna de las últimas dos categorías?, Ellie no sabía que iba a quedar atrapada entre balanzas y cintas métricas, hasta que entró al "jue...