Capítulo 24 - Imprevisto desafortunado

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Enjabonaba mi cuerpo recordando el recorrido de sus besos sobre mi piel, no podía evitar esbozar una sonrisa risueña al pensar en él. Era todo lo que estaba buscando en una relación, mitad niño mitad hombre.

Ahora me tocaba enfrentarme a algo más grande que yo y a lo que no estaba acostumbrada. Debía dejarle claro a Eric mis intenciones, aunque no sabía muy bien cómo, porque si se lo decía al principio la cena iba a ser bastante incómoda, y si era después, podría pensar que había estado toda la cena mintiéndole.

Me maldije en mi interior por no haber sabido contenerme ante sus provocaciones, ahora era todo mas difícil.

El sonido de la bocina indicando que ya estaban abajo esperándome despertó en mi un estado de nervios cual niña pequeña.

-Solo es una cena, solo es una cena -me repetía a mí misma, una y otra vez. Los conflictos siempre se me habían dado mal.

Entramos al Clay's, dispuestos a devorar la mejor hamburguesa de la ciudad, su estilo ochentero llamaba mucho la atención. Al entrar por la puerta parecía que habías viajado en el tiempo, un tiempo que no viví, pero que lo hubiese disfrutado sin duda. Los asientos eran de color azul celeste con rayas blancas, mesas de contrachapado rayadas e incluso se podía vislumbrar alguna pintada cariñosa de parejas, todo esto realizado adrede para dar esa ambientación. En una esquina del restaurante había una gramola bastante grande y un pequeño espacio alrededor para la gente que se quisiera animar a bailar.

Los sofás eran de dos personas y Eric, audaz cual águila, me empujó hacia el fondo de uno de ellos sentándose junto a mí, para estar los dos en el mismo lado codo con codo. Aquello solo hacía la situación más incómoda, aunque él no supiera nada de lo que iba a ocurrir.

Se nos acercó una mujer de avanzada edad, la cual podría haber sido mi abuela perfectamente, con su especial atuendo que solo la podía hacer más entrañable. Nos extendió dos cartas para poder ver el menú.

-¿Qué quieren beber las parejitas? Tenemos un cóctel especial de enamorados –dijo alegremente la señora.

-Nosotros tomaremos uno –dijo Lana con una gran sonrisa en la cara.

-Y nosotros otro –espetó Eric mientras se daba la vuelta para ver mi reacción. Se encontró con una cara bastante seria.

-Yo quería una simple Coca-Cola, Eric, no me gusta compartir bebidas –dije un poco enfadada por la situación.

-Vamos, pero si hemos compartido ya saliva –dijo divertido a lo cual lo acompaño Kevin en una gran risotada.

El resto de la cena pasó volando entre historietas de ellos y chistes malos de Kevin, que era peor que un padre en una reunión familiar. Se acercaba la hora de irnos y solo pensaba en llegar a casa rápido para llamar a Alex y tener nuestra charla nocturna, pero cómo no, propusieron alargar la velada yendo a un Pub que se encontraba a pocos metros del restaurante.

-Yo estoy cansada...

-Venga Eve, solo son las diez y mañana no hay clase, ¿qué problema tienes? -dijo Kevin. Tenía esa habilidad para hacerle quedar a uno ridículo cuando quería.

-No tengo ningún problema, estoy cansada y punto.

-No seas aguafiestas que ya sabemos todos que te gusta beber –dijo Eric guiñándome un ojo.

-Venga Eve... -dijo Lana con una mano en mi hombro.

-Está bien, solo una cerveza, ¿Ok? –accedí por ella.

Poemas CarnalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora