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Ninguno de los dos sabía cuánto tiempo había pasado desde que habían unido finalmente sus labios en un lento pero profundo beso, sin embargo, la necesidad de no separarse era notable en ambos, sintiéndose frustrados en el momento en que el aire fue tan inoportunamente necesario.

—Hyung.. —Murmuró Jimin con voz suave, prácticamente ronroneando esa palabra sobre sus labios, completamente ido por el encanto que sólo los cerezos ajenos podían darle.—

Los latidos del mayor eran cada vez más inquietantes, aumentando luego de escuchar al pequeño junto a él llamarle con tanta fascinación. Era claro que sus pensamientos estaban cada vez más borrosos, no pudiendo pensar en nada más allá de la cálida respiración que continuaba mezclándose con la propia, sintiendo una pequeña tensión formarse entre ambos ante la necesidad de probarse una vez más.

Con su mano sujetando la espalda baja del menor, le apegó más a él, ladeando su rostro al lado contrario del adverso para rozar sus labios en un ritmo tortuoso. Debía admitir que le encantaba tener al más bajo así de ansioso por él, con los labios entreabiertos esperando por ser besados mientras sus pequeñas manos eran adorables puños apoyados en su pecho.

Con mayor lentitud aún, deslizó su lengua sobre el suave labio inferior del menor, recorriendo con la punta de esta desde una de sus comisuras hasta la otra, sonriendo internamente al notar que la respiración del contrario se detenía ante esa acción.

—¿Eres consciente de lo suaves que son tus labios? —Susurra con suavidad sin alejarse ni un sólo centímetro, recibiendo una pequeña negación por parte del menor.— Entonces ahora lo sabes.. —Añadió atrapando el mismo belfo que había lamido anteriormente para esta vez morder con sutileza, tirando de el con delicadeza mientras una suave succión se hacía presente.—

Jimin estaba a nada de perder la conciencia debido a las lentas y exquisitas sensaciones que le entregaba el mayor, sintiendo de pronto la frustración de no ser besado como quería, comenzando a sentir sus ojos aguarse por unos segundos. Ni él sabía por qué estaba así de sensible, quizás el alcohol que aún permanecía en su sistema le hacía volverse más expuesto aún.

No obstante, cualquier rastro de frustración o pensamiento absurdo fue borrado de su mente cuando volvió a sentir los cerezos del mayor atrapando los suyos en un rápido movimiento. Sin negarse, ambos cedieron ante la necesidad de probar sus labios sin límite alguno, formando un beso apasionado y lleno del claro deseo que cada uno sentía en silencio por el otro.

Para un mayor acceso y comodidad, Yoongi se giró sobre el cuerpo ajeno, acomodándose entre las piernas del menor, sin dejar apoyar lo suficiente su cuerpo. Todo sin despegar sus labios de los contrarios, deleitándose con ellos un poco más antes de deslizar finalmente la punta de su lengua entre ellos, separándolos lo suficiente para entrar en contacto con la ajena. Jodida gloria. No había mejor sensación que permitirle a sus lenguas batallar tan lento y con afán, mezclando sus sabores mientras los chasquidos se hacían presentes, fomentando el calor entre ambos cuerpos que apenas están en contacto.

—Mierda, Jimin. —Farfulla sobre los labios contrarios, notando ambas respiraciones aún más aceleradas que antes. Sabía perfectamente que le costaría aún más separarse del menor luego de aquellas acciones, pero le era imposible no apoyar su cuerpo en él mientras su diestra se deslizaba sobre el muslo de Jimin, sintiendo la suavidad de su piel desnuda picar en la yema de sus dedos. Agradecía internamente el no haberle ofrecido más que una camiseta larga, ya que si no fuera por eso, no habría escuchado el casi inaudible gemido que brotó de los esponjosos y deseables belfos del más bajo, motivándole a presionar con suavidad sus dedos nuevamente en su piel.—

Cualquier rastro de cordura se esfumó tras ese angelical sonido naciente del cuerpo bajo él, atrapando una vez más sus labios, esta vez dejando la delicadeza de lado y llevando su lengua directamente a transar una exquisita danza con la impropia. ¿Cómo se supone que se detendría ahora que estaba tocando el cielo?

—Más.. un poquito más, hyung~ —Suplicó medio segundo después de separar sus labios de los ajenos, no pudiendo esperar y siendo esta vez él quien alzó su rostro para alcanzar los tan anhelados cerezos de su hyung, chupando el inferior como si fuera un pequeño bebé para luego morder el mismo, sólo provocando que Yoongi apretase su muslo derecho con un poco más de fuerza, subiendo hasta su cadera para quedarse ahí.

Aquel calor que estaba sintiendo el mayor se acumulaba cada vez más bajo su ropa interior, la cual aprisionaba su creciente erección al punto de llegar a dolerle.

Estaba dispuesto a hacerle saber lo que el menor había provocado en él con tan sólo un par de caricias y besos húmedos, sin embargo al levantar la vista un poco, pudo notar cómo sus adormilados ojos se cerraban cada vez más, haciéndole saber que estaría pronto a dormirse.

Mierda.

El más bajo a pesar de estar a nada de caer en un sueño profundo, seguía abultando ligeramente su labio inferior, señal que entendió Yoongi a la perfección, besando con suavidad sus belfos una última vez para permitirle descansar adecuadamente.

Un profundo suspiro brotó de sus labios ante la vista que el de mejillas esponjosas le daba; sus labios hinchados por haber sido besados con tanto furor, sus pómulos con un rosa muy sutil y los mechones despeinados de cabello cayendo por su frente, todo en él se veía justamente como un ángel. Y es sólo por esa vista que Yoongi agradece mil veces el no haber frotado su insistente erección contra el menor tras esfuerzos sobrehumanos. No, claro que no podía hacer aquello.

Un angelito como Jimin no podía ser corrompido de esa forma.



🍒
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Espero que les haya gustado
el capítulo :(

Quiero recordarles que siempre
estoy leyendo sus comentarios
o respuestas en los capítulos o
en mis publicaciones,
realmente me hacen muy feliz

Tengan un lindo resto de semana
y cuídense mucho mucho💜

—VRinne

Hyung, enséñeme.   [Yoonmin]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora