Capitulo veintinueve

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Lunael movió su mano izquierda haciendo que los chicos no se movieran de su sitio. Daniel por su lado miró al capitán, tratando de hacer el mínimo contacto de vista con Shiom. Las palabras que le habían dicho... ¿Qué había sido? ¿Por qué? ¿El dragón de la luz le había dicho algo? El heraldo de la oscuridad no entendía porque estaban sucediendo las cosas de este modo, pero tampoco quería presionar para que se dieran de otra forma.

Daniel sacó su espada, al igual que los dos dragones y la princesa. Miraron a los tres seres de ojos rojos. Dudaban de qué hacer con ellos, ¿matarlos? ¿interrogarlos? ¿Romper un acuerdo? El joven de cabello dorado no sabía cómo actuar. Estaba pensando en tantas cosas que podían salir mal, que no daba para encontrar una salida correcta, pero tampoco podía saber que estaba pensando el capitán Knox. Sentía la mirada de tres personas en su espalda. ¿Qué hice para que ellos me odiaran?

—¿Piensan romper el acuerdo? —preguntó Marian moviendo la espada de una mano a otra, estaba algo nerviosa. Una cosa era enfrentarse a humanos, otra cosa a un Mharfoz.

—La pequeña princesa pensando que nos puede asustar con un acuerdo que pocos cumplen. —Daniel no conocía la voz, pero tenía una idea de la descripción física del Mharfoz que estaba hablando. Era parte de una facción de la Güi Alchem, pero... ¿Qué hacía aquí? —Entréganos la llave, y nadie saldrá herido.

Se desentendió de lo que estaba diciendo y se concentró en buscar algún tatuaje o marca que representara que era parte de los alquimistas del ocaso, pero nada le demostraba esto. Él sonrió, también lo habían sacado de allá. Fue a decir algo, pero un sonido casi le destroza los tímpanos. Pero aquel Mharfoz había caído de espalda con un hueco en la cabeza. Para él, Daniel, había sido algo anticlimático, aunque en esta invasión daba igual. Lo importante era sobrevivir.

Se volteó a ver y Shiom tenía un arma de fuego en la mano. El humo salía de ella. Era un arma cara, que incluso dentro de la orden era difícil de tener por el costo de hacer municiones y la pólvora, pero hacer eso así, de esa manera, sin siquiera razonar con los Mharfoz era pasarse un poco, quiso encararlo, pero le tocó esquivar un corte que iba por su cuello su mano. Hizo un movimiento rápido hacia la izquierda, e impregnando toda su fuerza devolvió el corte con un balanceo horizontal. Este ser lo esquivó fácilmente, pero nunca esperó que el joven sacrificara toda su defensa, e incluso un par de ligamentos de su brazo, para cambiar la trayectoria de la espada en forma vertical, haciendo que Daniel se quejara del dolor en la espalda, pero fue efectivo.

La sangre blanca lo bañó, pero le tocó bajar la espada al suelo y apoyarse en ella. Su espalda, sus brazos estaban doliéndole por lo que acababa de hacer. Su mente dominó el cuerpo y este se movió por pura memoria muscular, pero eso no significaba que no le iba a doler esa reacción. Desde su perspectiva, la lucha había sido fácil, pero para los demás había sido algo peligroso, que, de no ser por la velocidad de reacción, lo hubiera matado. Levantó la mirada y notó que los otros dos seres, que habían estado con vida, estaban empalados con espadas. Lunael y Blake habían usado Hus Kha para no demorarse en ello.

—¿Qué es la llave? —preguntó Daniel mirando a Shiom.

—¿Por qué debería decirte? —respondió el pelinegro devolviendo la mirada—. Es más, ¿por qué debería confiar en ti?

—Shiom...

—Qué casualidad que hayas llegado justo después de que me hayan robado la llave y un par de Mharfoz, que nunca se habían visto irrumpiendo la ciudad, hayan aparecido. —Marian quiso decir algo, pero las palabras de Shiom la hicieron dudar. ¿Había sido una extraña coincidencia?

—No, no es la primera vez que esto pasa. —Blake se metió entre ambos, mientras Lunael se movía a ver si ellos tenían algo dentro de su ropa—. Hace una semana o poco más, vino uno a buscarte, me había jurado que su señor lo mando a buscar la llave y matarte si era necesario. —Inhaló y exhaló—. Pequé en no decirte, pero no culpes a este idiota de eso.

El dragón de la luz | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora