Capitulo treinta y tres

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Blake y Shiom llegaron hasta el primer piso de la iglesia. Lunael estaba adentro, sentado, tratando sus heridas. Luare estaba allí, al igual que Nicolea y el resto de la escuadra.

Los dos dragones solo saludaron y salieron viendo como había un desastre afuera. Shiom agarró su espada y se lanzó sin más hacia adelante. Estaba frustrado y la luz por fin le estaba respondiendo. Quería probar que tanto podía hacer en este momento. Sentía la necesidad de dejar salir toda la rabia y frustración que tenía en su corazón.

Shiom poco a poco se alejó de la iglesia sin que Blake lo viera. No creía que fuera a pasar mucho. Eran simples demonios que la orden ya había vencido más de una vez. No habían Alchems, no había miembros igual de poderosos que los que estuvieron ahorita. Este era el momento el que él podría usar para desafiar su límite.

Blake le hizo señas a Daniel para que este lo acompañara. El dragón de las tormentas estaba bastante cansado. Había usado más Hus Kha del que podía. Soportar los llantos de aquel animal, luego luchar contra más de cincuenta demonios por su cuenta. La factura aun no la había pagado.

Se sentó en el suelo, en medio de aquel desastre. El portal lo podía ver, incluso sentir. Estaba a más de dos cuadras, pero estaba en una zona "segura".

—Storm, se que me estás escuchando, incluso si no quieres responder. —El chico se quejó del dolor mientras escupía sangre al suelo—. Gracias por haberme dado las fuerzas necesarias para tratar de salvar a Shiom. Se que gastaste todo en ese momento. Debo entrenar más... Debo ser más fuerte.

»Gracias por ser mi compañero por estos últimos años...

El chico se levantó. Su cuerpo le dolía por completo, pero había algo que parecía estar mal. Lo comenzó a sentir porque tenía la sensación que alguien lo estaba observando directamente. Era como un ente que le decía que algo malo iba a suceder, y sabía quién era. La misma que lo llevó ante la espada de las tormentas hace años. La misma que lo hizo pasar un calvario por ser el portador de uno de los tres dragones. Uno que entendió como ella había traicionado a los humanos, como ella había dejado que todas las cosas que estaban pasando fueran así, porque era sus designios. Pero no, esta vez el no dejaría que se saliera con sus gustos. Tal como dijo Shiom, él iba a generar su propio destino, incluso si eso significaba morir.

Como pudo comenzó a trotar hacia el portal. Cruzó la primera cuadra sin tener que luchar contra muchos demonios, la orden estaba haciendo un buen cuerpo luchando y usando Hus Kha para repeler a estos seres.

Fue cuando lo notó. El Hus Kha cada que se acercaba al portal estaba inestable. El viento estaba aullando pidiendo ayuda. Si esto no se controlaba, la explosión iba a ser lo suficiente fuerte como para destruir toda la ciudad y la parte del continente. En pocas palabras, un candado debía hacer esto.

—Es mi momento, ¿cierto? —preguntó el joven mientras sacaba la espada. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Su voz estaba algo cortada. Tenía miedo, pero... ¿Esto sería lo mejor no?

Perdón... por... no... poderte... salvar. —Las palabras de Storm eran débiles. Blake lo entendió. Se secó la cara con la manga de la espada. Era necesario dar un paso atrás para hacer esto—. No... No lo hagas... Por favor.

No fue capaz de salvar a Marian, tampoco de hacer algo para que Shiom no fuera tan herido. Muchas de las cosas que significaban ser un dragón estaban en la mesa. Entendió porque la espada era un candado. Porque los dragones habían sacrificado su vida para salvar al reino. La diosa era una perra que solo se divertía del mal de los humanos. Una que no dejaba que pasara nada.

Era demasiado gracioso para él. Ningún demonio lo estaba viendo, incluso cuando el pasaba cerca de ellos. Realmente se río con fuerzas cuando notó que el viento lo estaba apoyando. Se sentía alegre por saber que siempre había tenido un propósito al ser un dragón, pero las lágrimas en su rostro eran gigantes. El viento, su amigo de toda la vida lo estaba apoyando, pero quería que algo lo detuviera. Entendió que los demonios no lo podían ver porque las tormentas estaban creando una capa protectora alrededor de él. Storm estaba haciendo lo último que podía generando una pequeña capa de niebla por donde él se movía.

El dragón de la luz | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora