19 Confesión

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Capítulo 19

[Editado]

Mes y medio después.

Alaia.

Siento vibrar el teléfono en la cartera. Rebusco, agarro todo tipo de cosas y no el maldito teléfono.

¿Dónde carajo estará?

Tengo que detener mi caminata para poder buscar bien el teléfono. Abro bien la cartera y el bendito teléfono está en el bolsillo pequeño de adentro.

Saco el aparato para contestar antes que corten la llamada.

—Diga.

—Te estoy esperando.

—Ya estoy llegando.

—Perfecto. —cuelga.

Guardo el móvil en la cartera. Camino un poco más rápido por las calles transitadas de Sicilia. Es hora de almuerzo, los carros van de un lado a otro igual que las personas.

Como el restaurante queda a una cuadra de la oficina decidí ir caminando. Al lugar llega bastante gente ya qué a muchos les queda cerca del trabajo además, la comida es deliciosa.

Llego a la entrada del restaurante Il mio sole da un aspecto bastante acogedor.

Entro al lugar. Es bastante grande e iluminado. Hay más de cincuenta mesas; todas llenas.

Miro a todos lados tratando de encontrar a Hanna.

Logro verla entre toda la gente. Camino hacia ella, la mesa que le tocó está bastante retirada de la entrada.

La mesa es para dos personas.

Me siento al frente de ella.

—Disculpa la tardanza.

—No te preocupes, Alaia.

Hanna tan despampanante como siempre.

El vestido blanco la hace lucir tan hermosa.

Llego hace como dos semanas de Canadá, no habíamos tenido tiempo para ponernos al día.

—¿Qué tal todo con Víctor? —pregunto mientas pongo la cartera en la mesa.

—Se está portando de maravilla, Alaia. Siento que cada vez lo amo más.

—Me alegro por los dos

—Y, ¿tú? —me sonríe de lado.

—Yo...

Llega el mesero, un señor regordete y calvo. Nos entrega el menú.

—Mientras elegimos traemos champán. —comenta Hanna, el señor asiente y se va.

Nos transcurren mucho tiempo cuando nos traen la botella de champán. Mientras la sirven leo la cartilla. Le pido al mesero una pasta cuatro quesos con pollo.

Hanna pide lo mismo.

—Entonces... —levanta sus cejas. —¿cuál elegiste? —frunzo mi ceño. —¿Stefanno o Alek?

Suspiro.

—Ese suspiro me dice que hay algo que no me has dicho. —si supieras Hanna que me tiro a los dos.

—Bueno Hanna... yo salgo con los dos.

—¿QUÉ? —grita, todos la miran.

—Shh. —ruedo los ojos.

—CUENTAME TODO. —agacho mi cabeza tratando de ocultar la pena

—Primero tienes que hacer silencio.

Triángulo Amoroso ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora