𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 2

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El ambiente en la oficina de Sunner sería oscura y deprimente de no ser por cierto joven hiperactivo, se paseaba por el lugar sobre la silla de rueditas del escritorio de su padre mientras cantaba a todo pulmón.

— ¡Un caleidoscopio es mi corazón, luz de luna guía mi amor! — sin dejar de cantar sacó una fotografía de su bolsillo observando al pelinegro que aparecía en ella, su objetivo.
— Una cara tan linda no puede ser desperdiciada de es manera — dijo mientras abrazaba la fotografía con sus manos y empezaba a girar sobre la silla, rió frenético imaginando las mil y una cosa que haría una vez tuviera al ninja de la tierra en su poder, lástima que terminó de cara en el suelo, después de tantas vueltas se mareó.
— ¡Esta misma tarde serás todo mío, soy un maldito genio del mal! — volvió a reír en el suelo con la mirada en el techo, ahora más que una escena aterradora era extraña. — Y tus amigos no podrán hacer nada para impedirlo —.

...

Varios colores se reflejaban en el cielo, anaranjado, rosa y azules más oscuros, no faltaba mucho para que los dos ninjas asignados se marcharan a su labor. Se despidieron de todos e invocando los dragones tomaron rumbo hacia el edificio donde estarían cuidando, no hubo palabras y no era porque no querían hablar, sino que el rubio ni siquiera se molestaba en dirigir su mirada al ninja negro. Llegaron y lo más rapido que pudieron, se informaron en que lugar cuidarían, el hombre ensombrerado les asigno la puerta de productos pesados, las luces alumbraban partes del corredor, dejando pedazos oscuros entre ellos, al parecer la puerta no estaba del todo iluminada.
Lloyd mascullaba tantas cosas que ni siquiera el podía entenderse, Cole suspiró, estaba cansado de aquel comportamiento. — Lloyd... — el mencionado dirigió con brusquedad su mirada al azabache — ¿Qué sucede? te noto de mal humor —.

La mirada de Lloyd se suavizó un poco.

— Es complicado — Lloyd se rascó la nuca desviando la mirada.

— Oh vamos amigo ¿qué puede ser tan malo? — El rubio hizo una mueca demostrando lo que con palabras no podía decir.

Este tema era muy personal.

— Vamos, solo sueltalo y ya — comentó el azabache y como respuesta tuvo un bufido.

— Escuche tu conversación con Jay — Cole ladeó la cabeza confundido, le dio gracia pues, al parecer tenía demasiadas conversaciones como para recordar una en específico — ¿E-es cierto...  te gusta Kai? —

Ay... Esa conversación...

— ¿Eh?... — ¿Era su imaginación o es que Cole se estaba poniendo pálido? — ¡N-no no, no, no! — Negó con las manos avergonzado. — No deberías haber escuchado esa conversación —
— ¡Ay, por favor Cole! Se lo gritaste a medio mundo — reprochó señalando a la nada. — ¿Es verdad lo que dijiste? —

— ¡No! — Lloyd estaba apuntó de golpearle, pero la respuesta del mayor le hizo detenerse en seco. — Lo inventé porque entré en pánico —

— ...¿Por qué entrarías en pánico? — Cole bajó la cabeza tratando de evitar el sonrojo ante la mirada rojiza. — Eso quiere decir que entonces tú y Jay... —

— No — negó de inmediato buscando detenerlo.

— A ti te... —

— No lo digas —

— ¡Ahh! — se llevó las manos a la boca por la sorpresa, parecía una chica escuchando de quién gusta su mejor amiga.

— Oh no — estaba perdido.

— ¡Lo sabía! — dijo Lloyd dando pequeños brincos. — Espera, debo de hacer una llamada —.
El teléfono sonó rompiendo la concentración del sensei, curioso por quien estaba del otro lado de la línea quiso contestar, pero Nya se interpuso — Diga —

𝑀𝑢𝑟𝑑𝑒𝑟 𝑀𝑒𝑙𝑜𝑑𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora