❝En una pista en donde San no podía correr, WooYoung dibujó las nubes.❞
San es un atleta universitario que ama correr, pero tras un terrible accidente, su más grande sueño se ve afectado, quitándole la capacidad para caminar.
Cuando comienza a verl...
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SAN
Pasó una semana más. El tiempo seguía avanzando y yo cada vez sentía que me quedaba demasiado atrás. No había progreso y aquello rompía el corazón de mis padres. Por mi lado, me volví más positivo desde que conocí a Melquíades en la terapia. En la última semana, me lo había encontrado un par de veces y las charlas sobre comics y cosas demasiado frikis no podían faltar.
Logré identificar su horario de asistencia, normalmente iba entre las seis y ocho de la noche a la clínica, al mismo tiempo que yo.
Respecto a la Universidad, pues... que puedo decir. Todo iba igual, recesos con mis amigos y mi novia, clases de varias horas seguidas de la misma materia, tareas sin parecer acabarse y yo siendo lamentable en la clase de entrenamiento desde las gradas.
—¿Ya saben que harán estas semanas de vacaciones? —preguntó SeongHwa dando una gran mordida a su sándwich.
—Yo no lo sé —respondió Lia.
—¿Qué hay de ti, San?
—Tomaré un aburrido curso en la clínica —arrugué la nariz con disgusto.
—¿Curso de qué? —Lia y SeongHwa cuestionaron al mismo tiempo.
—Aún no lo decido. Quizás... ¿piano?
Mis amigos se miraron en silencio y luego carcajearon, como si hubieran coincidido en lo mismo. Yo me crucé de brazos indignado y sin entender.
—San, ¿no recuerdas? —preguntó SeongHwa, aún calmando la risa—. En los cursos de verano de la preparatoria, cuando abrieron el taller de arte.
Y entonces recordé. Me había anotado a la clase de música en ese entonces y digamos que no fue lo que esperaba. Un tonto joven de dieciséis años creía que solo era tocar las teclas como en los vídeos de tutoriales de YouTube.
Se me enchinó la piel de solo recordar esos símbolos raros en las partituras.
No, en definitiva, jamás lo volvería a intentar.
—Bueno, quizás canto.
—Bueno, podría ser, ¿sabes cantar? —cuestionó Lia curiosa y sonriente.
—Uh, ¿quizás? —aclaré un poco la garganta antes de cantar o mejor dicho, tararear.
—Para, para —dijeron Lia y SeongHwa, una vez más, al mismo tiempo.
Entonces, estallaron en carcajadas de nuevo. Yo dejé caer la cabeza para atrás dándome casi por vencido. Yo lo sabía, no tenía talento para otras cosas, yo nací únicamente para correr.
—Relájate, San. Ya sabrás que hacer. Al fin y al cabo, solo son cursos —Lia me tomó en un cálido abrazo y besó mi mejilla reconfortándome.
—Te quiero —dije de la forma más chillona posible.
