❝En una pista en donde San no podía correr, WooYoung dibujó las nubes.❞
San es un atleta universitario que ama correr, pero tras un terrible accidente, su más grande sueño se ve afectado, quitándole la capacidad para caminar.
Cuando comienza a verl...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
WOOYOUNG
—Si pudieras volver al pasado, ¿evitarías lo que te sucedió?
—Lo haría sin dudarlo.
—¿Aunque eso implicara no conocerme?
—No eres tan importante.
Tuve ese sueño una vez más. Siempre sonaba como ecos en la lejanía. Como el sonido de las hojas de los árboles amortiguando las gotas de una lluvia pacífica.
Suspiré y revisé la hora, ya pasaba de las nueve y yo seguía en mi cama sin mover ni un pie. Después de que mi jefe insistió sin parar, terminé aceptando tomar el medio turno, dijo que me lo pagaría como si fuera completo.
Era un viejo raro, pero se lo agradezco.
Me levanté algo desanimado, algunas veces tenía sueños conflictivos. Constaban de diferentes voces susurrando cosas que no entendía, voces que no tenían rostro y parecían solo borrones en la nada. Aunque solo eran productos de mi cansancio extremo, lograban mantenerme afligido a lo largo del día.
Tomé una ducha lenta y larga, hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto estar sumergido bajo el agua. Cepillé mis dientes y me coloqué una sudadera negra simple, mis jeans de mezclilla y mis amados Vans desgastados.
Antes de salir me aseguré de desayunar una tostada con mermelada y un café bien cargado. Mi celular no tardó en sonar desesperadamente haciéndome suspirar.
—Buen día, hablo para comunicarle sobre un atraso en su pago de la urn...
—Lo sé. Voy en camino a pagar.
—Recuerde los cargos.
—Sí. —Colgué la llamada y froté mi cabello con angustia.
Comencé a cuestionarme si tener solo un trabajo era lo correcto, considerando lo justo que ganaba, a penas me alcanzaba para los gastos.
Cogí mi mochila y guardé un par de libros. Al menos podría tener más tiempo para estudiar.
👟🥈🏁
—Son cien mil wones.
Saqué mi billetera y conté el monto de billetes cuidadosamente. El hombre tomó el dinero y me entregó el recibo de pago. Guardé el papelito y caminé dentro del lugar con aquel ramo de flores que compré en el camino.
Eran tulipanes amarillos, los preferidos de mi madre.
Caminé entre los pasillos y di con su urna. Tomé un poco de aire antes de hablar.
—Son unos tontos... —dije a la fotografía que se encontraba dentro—. Si se iban a morir al menos debían dejarme dinero para pagar la renta de su urna. ¿Saben lo caro que es todo hoy en día?
