20.

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Eran las tres de la madrugada, había despertado porque Seokjin no dejaba de quejarse. Pensé que se trataba, tal vez, de la herida en su brazo. Pero que estuviese aún con los ojos cerrados y murmuraba cosas me hacía pensar que no era así.

-...Dejalo... -logré oír-. Fue mi culpa, dejalo -un par de sollozos acompañaban a sus adormiladas palabras.

Pensé ignorarlo y seguir durmiendo, después de todo, era algo inofensivo. Hasta que se le oyó gritar.

-¡No, basta! ¡Dejalo! -exclamaba-. ¡Taehyung, no! 

Era suficiente, no esperaría que agún vecino llegara a reclamar. Suspiré con pesadez y me sente en la cama, un poco más cerca, y comencé a moverlo desde el hombro.

-Seokjin .llamé, pero no abrió los ojos y sus sollozos no cesaron-. Kim, despierta .proseguí, pero, al no obtener respuesta, opté por jalarle el cabello.

-¡No, no, no! -protestó y se sentó rápidamente en la cama. Abrió los ojos y frunció el ceño, desorientado, mirando a su al rededor. A pesar de la poca luz, las lagrimas corriendo por sus mejillas lograban visualizarse. Sin embargo, una vez que su mirada llegó a mí las limpió rápidamente con las mangas del sueter que llevaba.

-Bien, ¿Qué rayos es lo que te sucede, Kim?

No me respondió, se mantuvo en silencio, con la vista fija en un lugar indefinido.

-¿Kim...?

-Solo fue una pesadilla .respondió, noté que su voz se entrecortaba un poco.

-¿Tan mala era para que te pusieras a gritar y llorar? -protesté.

-Lo siento, pero no controlo lo que hago en sueños, Jeon.

Puse los ojos en  blanco ante su falta de amabilidad y volví a recostarme.

-Vuelve a dormir, mañana hablaremos al respecto. Y no te aceptaré negaciones.

(...)

A la mañana siguiente desperté y Seokjin ya se encontraba despierto para entonces. Estaba sentado al borde de la cama mirando hacia la ventana.

-¿Piensas como escapar por esa ventana? -pregunté, riendo levemente, mientras me estiraba-. No pierdas tu tiempo en eso, nene. Es imposible de romper.

Sin embargo, no hubo respuesta de su parte, siquiera algún gesto. No le tomé mucha importancia y me levanté de la cama hacia el escritorio, tomé el teléfono de pared y, antes de marcar, me volví hacia él.

-¿Qué quieres desayunar?

Y, de nuevo, no hubo respuesta. Suspiré poniendo los ojos en blanco. Me crucé de brazos, y repiqueteé con el pie.

-Mira, te estoy dando la mejor atención, por el momento, así que no vengas a dartelas de niño caprichoso -esta vez, él volteó a verme. Tenía el ceño fruncido, los ojos rojos e inchados y, gracias a la luz del sol, las lágrimas secas se veían en sus mejillas.

-No soy ningún niño caprichoso -murmuró-. Y no tengo hambre.

Sin más, su concentración estuvo nuevamente en la ventana, que permanecía aún con las cortinas cerradas.

-Considerando la cantidad de sangre que has perdido, no es nada conveniente que no comas.

-Moriré de todas formas...

-Pero no morirás de una forma tan aburrida -me quejé-. Pediré Waffles, oh, y deberías ducharte antes -añadí-. En el armario está todo lo que puedas necesitar, y recuerda no cerrar la puerta del baño -él volvió a girar hacia mí con el entrecejo fruncido-. Sin protestas, Kim -hablé antes que él y luego me dispuse a marcar a la recepción.

(...)

A los 15 votos subiré el siguiente capítulo. Cuídense.

¡Saludos!

-K.

[𝑺𝒆𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒅𝒐, 𝑲𝒊𝒎.]-[𝑱𝒊𝒏𝒌𝒐𝒐𝒌/𝑲𝒐𝒐𝒌𝒋𝒊𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora