Capitulo 16

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Victoria Diamond

Los sentimientos son armas de doble filo, los cuales puedes utilizar a tu favor o estos te juegan en contra.

Estos sentimientos son los que me motivaron a salir corriendo de Goldman, ignorar los llamados de Damián, subirme al primer avión y llegar a Diamond lo mas rápido posible.

Al llegar a Diamond lo veo de una forma que nunca espere, las casas en llamas, personas llorando a sus muertos, caos por doquier, todo es un desastre.

Mi vista se dirige al castillo, el ala norte está en llamas, pero no me interesa, solo quiero que ellos estén bien, que todos estén bien.

Al entrar las puertas se abren dándome visión de mi hogar, las ventanas están rotas, los jardines desastrosos, muchas empleadas llorando.

Me acerco hacia la puerta principal y me recibe mi general Madisson.

—Reporte general— digo mientras sigo caminando y ella a mi par.

Ella esta bien.

—Los destrozos en el área fueron graves, muchos muertos y heridos aún no hay cifra exacta, ya que cada segundo aumenta, pero...—su voz se opaca, me detengo.

—¿Pero? —pregunto con la ilusión de no escuchar malas noticias, pero ella no me responde—Nana, ¡¿Dónde está mi nana?!—grito y seguido empiezo a correr.

Ella no.

Ella no puede dejarme.

—¡NANA! —grito, pero nadie responde.

Recorro todos los pasillos, habitaciones, lugares remotos, todo para encontrarla.

<<Ella no puede dejarme>>

En eso la veo parada en el jardín, recogiendo las rosas, sus favoritas, que están por todo el suelo del jardín, ella al notar mi presencia dirige su mirada hacia mí, no aguanto más y la estrecho entre mis brazos.

La estrecho contra mi cuerpo como si se me escapara de los brazos, ella es lo más cercano que tengo al amor maternal, no toleraría perderla, no a ella.

Ella estuvo el día de la muerte de mis padres, en cada golpe que la vida me dio, estuvo en ese momento hace tres años, ella es mi madre porque es la única que me entiende.

Pero cuando la miro a los ojos, a sus maravillosos ojos azules, su cabello rubio hermoso, su mirada que teda paz, pero esta mirada está cargada de tristeza.

No.

No.

No.

—¿Rommel? —pregunto con miedo, el no solo me aguanto el carácter de mil demonios que traigo, sino que fue el primer hombre que me amo, no de una forma romántica, me dio el amor que un padre le puede dar a su hija, las navidades juntos, los entrenamientos, mis cumpleaños, todos esos momentos pasan por mi mente.

—No— dice mi nana en un susurro, entonces caigo en cuenta de quien hablamos, de quien la vida me quiere separar, de cómo el destino me quiere arrebatar lo poquito de felicidad que logre tener.

—¿Donde? —pregunto con un dolor que ninguna espada, golpe, balazo, ataque logro causar.

—Ala medica— sin más me apresuro para que no sea demasiado tarde.

Al entrar veo a varios guardias, con heridas, sirvientas atendiendo a todos, algunos llorando sus pérdidas, cuando yo entro todos se callan, es como si nada importara más que mi presencia, pero no lo hacen por respeto, lo hacen por lastima.

LA CORONA DE LA PASION [#1 SAGA CORONA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora